Capítulo 6. Mientras tanto con los Niños...

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GENTE A LA COLA VOY A PONER COMIDA HUMANA PORQUE NO SÉ QUE CHINGADOS DARLE DE TRAGAR AL ESQUINCLE

Y la neta a mi si me gusta meterme en esos detalles de realismo no de que por ejemplo en mi otro libro en la mansión comen pilas, beben gasolina, pero wey es que o sea esta muy cabron

Así que les toca soportar

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Cuando Uzi y N se marcharon, Khan y Nori se acomodaron en la sala, dispuestos a disfrutar de unas cuantas películas mientras Noi dormía plácidamente en el sofá

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Cuando Uzi y N se marcharon, Khan y Nori se acomodaron en la sala, dispuestos a disfrutar de unas cuantas películas mientras Noi dormía plácidamente en el sofá. La casa estaba en silencio, excepto por el leve murmullo del televisor y el crujido ocasional de las palomitas de maíz que se estaban preparando en la cocina. La luz de las lámparas del techo dando una suave luz cálida ya a la vez industrial lo cual completaba la escena de una forma tranquila y hogareña.

La mesa de centro estaba repleta de snacks: palomitas de maíz recién hechas, galletas caseras, y una variedad de dulces que habían guardado especialmente para estas tardes de cine en familia. Khan, con una sonrisa de satisfacción, trajo el gran tazón de palomitas a la sala y lo colocó en la mesa mientras Nori ajustaba el televisor para encontrar la película perfecta. Optaron por "La razón de estar contigo", un clásico humano que, a pesar de su trama tristemente emotiva, ambos amaban por su historia conmovedora y su mensaje de lealtad y amor incondicional.

Justo cuando se acomodaban en el sofá, listos para sumergirse en la película, Noi decidió despertar. El pequeño se estiró y parpadeó varias veces antes de sentarse, frotándose los ojos con sus pequeñas manos. Al darse cuenta de que sus abuelos estaban allí y que había una película a punto de comenzar, una sonrisa se dibujó en su rostro. Khan y Nori intercambiaron una mirada divertida, sabiendo que su plan de una tranquila tarde de cine estaba a punto de cambiar.

—¡Noi, ven aquí! —dijo Nori, extendiendo sus brazos para que el niño se sentara en su regazo.

Noi corrió hacia ella y se acurrucó, agarrando un puñado de palomitas de maíz con una mano mientras sostenía una de sus mantas favoritas con la otra. Khan tomó asiento al lado de ellos, asegurándose de que el niño estuviera cómodo y bien arropado. La sala, con sus colores cálidos y suaves almohadones, se convirtió en un pequeño refugio de amor y seguridad.

La película comenzó, y pronto los tres estaban inmersos en la historia del perro Bailey y su interminable ciclo de vidas y reencarnaciones. La trama avanzaba, y Noi, con sus grandes ojos llenos de emoción, seguía cada escena con atención. Aunque era muy joven para comprender todos los matices de la historia, la conexión emocional era palpable. Cada vez que Bailey enfrentaba una dificultad o se despedía de su dueño, Noi se aferraba más fuerte a su manta, sus ojos llenos de lágrimas.

Khan y Nori, aunque también afectados por la historia, estaban preparados para estos momentos. Nori acariciaba suavemente el cabello de Noi y susurraba palabras de consuelo, recordándole que era solo una película y que Bailey siempre encontraba su camino de regreso. A cada momento triste, Nori encontraba una forma de consolar a su nieto, susurrando promesas de que todo estaría bien.

"¿𝙴̷𝚜̷𝚝̷𝚊̷𝚖̷𝚘̷𝚜̷... 𝙱̷𝚒̷𝚎̷𝚗̷?"Where stories live. Discover now