Maldito Pueblo

Resurrección

En total, conmigo éramos 8; todos nosotros estábamos frente a esa cueva, y nuevamente el aura y peso que esta nos hacía sentir en el aire eran inmensos. ¿Alguna vez han sentido el peso del miedo de cuando algo malo, muy malo, ocurrirá y solo esperan con temor el momento en que la calamidad les llegue a la puerta? Si es así, muy probablemente ya estarán familiarizados con lo que los 8 logramos sentir frente a esa entrada.

Gael fue el primero en entrar; ninguno de nosotros estaba más protegido que otro, eran igualdad de condiciones.

Quien muriese habrá sido porque así lo decidió el destino...

Era igual que la última vez; todos caminábamos y vimos la luz al final del túnel y las flores que pedían piedad.

—Todas esas flores son gente —me preguntó Abi.

—Creo que sí, una de ellas es una amiga con la que vine —respondí.

—Me pregunto si habrá manera de liberarlos.

—No lo había pensado...

Si hubiera manera de salvarlos, ¿tendríamos la responsabilidad de ayudarlos? Digo, si pudiera salir de este pueblo, aunque tuviera la manera de romper la maldición, volvería. No, definitivamente, por nada del mundo regresaría a este asqueroso lugar.

—¿Los ayudaríamos, verdad? —me preguntó Abi con una sonrisa en su rostro.

—Claro —le dije mientras la voltee a ver.

¿Ayudarlos? Por suerte, no tenemos una manera de hacerlo.

—¿Por qué Gael es tan malhumorado? —pregunté...

—Aprendió a ayudar a los demás por la fuerza; perdió a todos sus amigos. Él era una de esas personas que era popular por tratar mal a los demás. Al perder a todos, tuvo que ofrecer ayuda; si no lo hacía, terminaría muriendo...

—Todos perdimos a gente.

—Sí, pero él ya era infeliz desde antes de todo esto.

—¿A ti qué te ocurrió?

—Lo mismo que a todos —respondió Abi, ocultando su cara con su pelo.

Me quedé callado...

—Bueno, en realidad se supone que me iría a vivir de la música en una orquesta muy famosa. Antes de poder salir, todo esto ocurrió y no logré irme. Por eso conocí la situación en todo el pueblo; hice un mapa y yo me encargué de llamar las distintas capas del pueblo. Intenté salir desesperada de aquí; en serio, era mi sueño trabajar en esa orquesta.

—Si saldremos de aquí, lograrás ir...

—Gracias —respondió con ojos llorosos.

—¿Cuáles son esas partes del pueblo? —pregunté...

—La capa más lejana es "LA MURALLA", luego de esa viene "LA COSTA". Es como en la playa, cuando la marea sube; en esa zona parece que la maldición no influye tanto. Uno pensaría que la muralla lo es, pero no.

Después llegas al medio de las capas: "EL ORISONTE DE SUCESOS". Aquí es donde todo se distorsiona; luego está "LA FRONTERA" y aquí "EL UMBRAL", que es donde estamos.

Un grito se oyó al frente; todo estaba muy oscuro, pero alguien al frente también gritó:

—¡ALEX!

La cueva ya había atrapado a alguien. Todos corrieron hacia donde estaba, pero detrás mío la cueva también había agarrado a Abi; una liana le había tapado la boca. Si pedía ayuda, para entonces ya la habría absorbido, así que la agarré y con todas mis fuerzas la jalé.

Ella se sujetó de una de las flores; al hacer esto, la flor cayó y de esta salió un espectro color rosa... ¿Acaso eso era...? Había encontrado la forma de liberar las almas...

Seguí jalando, pero el suelo también me empezaba a consumir y los demás no aparecían.

Logré soltar la liana de ella, pero el suelo parecía tragarnos con más fuerza...

—Si le decimos a los demás, sabrán cómo rescatarnos y rescatar a las demás flores... —me dijo, hablando rápidamente.

—¿Qué? —le grité mientras forcejeábamos para lograr salir.

Si yo fuera ellos, ni siendo inmortal me arriesgaría a liberar las almas. Somos muy pocos; si lo hicieran, la cueva los consumiría antes de poder terminar. No nos liberarían ni locos.

Solté a Abi y usé mis brazos para escapar yo.

—Oye —Abi me gritó mientras el suelo la consumía por completo.

Después de usar toda mi energía para salir, logré escapar, pero el peso de las últimas palabras de Abi me hacía sentir que tal vez yo debí también...

"Traidor". Yo... yo solo me salvé...