Capítulo 9

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— ¡Buenos días!— la princesa del infierno brillaba bastante esa mañana.

— Buenos días— sonrió nuestra protagonista.

— Ara, escuché que estuviste una experiencia alcohólica anoche. Sinceramente, eso me tomó por sorpresa— sonrió un poco nerviosa.

— Ah, sí, fue bastante...— pensó unos segundos y luego sonrió— liberador.

— Entiendo, muchas veces necesitamos tomar un pequeño aire, está bien— gesticuló—... Sólo, eh...

Arabane miró a la rubia con curiosidad por sus siguientes palabras.

— No me tengo que preocupar por eso, ¿o sí? Podemos hablar de tus emociones, si quieres— tomó sus manos con una sonrisa.

— Ah, no, no, alteza— negó con la cabeza—. Solamente fue un pequeño desahogo con el cantinero. Yo ya... me siento mejor— suspiró con una sonrisa.

— Me alegra— bajó los hombros y tomó aire— ¡En fin! ¿Vas a trabajar?

— Gracias a Husk, me dieron el día libre, así que soy toda tuya— sacudió los hombros.

— ¡Eso es increíble!— sus ojos brillaron de emoción— Y justo hoy es el día libre de Angel también, entonces podemos organizar... ¡Una velada por la tarde!

— Ah...— aunque las palabras "velada" y "tarde" no le cuadraron, le siguió la corriente— Por supuesto que sí.

— ¡Tengo que organizarlo!— empezó a murmurar de todo un poco mientras se alejaba de la azabache.

— Parece que te sientes mejor— escuchó a sus espaldas y se dio la vuelta.

— ¡Husk!— sonrió y lo abrazó por impulso— ¡Gracias por todo! Gracias, gracias, gracias.

— Oye, espacio— la alejó con un gesto incómodo—. ¿Por qué tanta efusividad?

— Lo siento— rió y retrocedió un paso sin borrar su alegría—, sólo quería agradecerte por haberme ayudado anoche. Estaba-...

Bajó los hombros y suspiró profundamente. Levantó la mirada y sonrió otra vez con ánimo.

— Estaba preocupada por-...

— Si no vas a beber, no estoy obligado a escucharte— le dio una mirada fría, usando una voz grotesca—. Guárdatelo.

Ella se contrajo.

— Ah, yo...

Apretó los labios y asintió.

—... Perdona, no quise molestarte, Husk...— se dio la vuelta y fue a la cocina.

El contrario solamente bajó los hombros mientras la veía irse. Suspiró, se cruzó de brazos y escuchó unos pasos lentos acercarse a él por atrás.

— ¿Satisfecho?

— No creí que fuera necesario tener que amenazarte para eso, pero, sí. Buen trabajo, Husker— quiso darle unas palmadas en su cabeza.

— ¿Por qué tratas de alejarla de todos?— quitó su mano y lo encaró— La burbuja en la que la metiste le hace daño.

— ¿Acaso estás cuestionándome?— ensanchó su sonrisa.

—... No, jefe— caminó hacia el bar.

— Espléndido— siguió el camino de la cordera— ¡Querida Arabane! ¿Qué te tiene tan ajetreada?

Ella sólo se estaba sirviendo un café, pero no lo hacía con la misma sonrisa de siempre.

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⏰ Última actualización: Oct 09 ⏰

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