05 - Valentina

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No puedo concentrarme después de lo ocurrido con Enzo esta mañana, por más vueltas que doy a mis apuntes no consigo concentrarme y solo puedo pensar en una persona

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No puedo concentrarme después de lo ocurrido con Enzo esta mañana, por más vueltas que doy a mis apuntes no consigo concentrarme y solo puedo pensar en una persona.

Mierda.

¿Por qué no puedo quitarme de la cabeza a este hombre? ¿Es normal sentirme así semanas después de lo que pasó?

Agggg, me ahogo.

Necesito salir.

Estoy cogiendo el móvil para llamar a Maica cuando veo el nombre de mi mejor amiga iluminar la pantalla del teléfono y descuelgo con ansiedad.

–Hola, ¿te apetece ir a tomar algo? —su voz es un bálsamo para mis nervios.

–Si, te iba a llamar justo ahora, ¿dónde vamos?

–Han abierto una cafetería nueva en el centro, en la esquina del Flaming, ¿te hace?

–Vale, nos vemos allí, salgo ya.

–Ok.

Termino de vestirme para salir, con un vestido ligero, ajustado al pecho pero con vuelo hasta las rodillas, ligero y unas zapatillas. Me recojo el pelo en un moño bajo mientras busco por la casa algún guardia que pueda acercarme, y paso por el despacho de mi abuelo que tiene las puertas abiertas, paso sin llamar y me detengo en el centro.

Todos los hombres allí reunidos me miran, pero son unos ojos negros los que me dejan helada.

–Abuelo...he quedado con Maica, no tardo en volver —apenas me sale la voz mientras me acerco a él y le doy un beso en la mejilla, no sabía que tuvieran reunión hoy.

–Ve tranquila cariño, dile a Nico que te acompañe.

Asiento y salgo casi corriendo de esa habitación incómoda por sus miradas. Estoy llegando a la puerta principal cuando unos pasos detrás de mí me asustan, y una mano me agarra del brazo, empujándome hacia la salida.

–Sebastian irá contigo —su voz es fría y dura.

–Suéltame...

Me ignora, y se queda ahí plantado, taladrándome con su mirada oscura y su cuerpo pegado al mío, vibrando de manera peligrosa.

–¿Qué te pasa? Suéltame de una vez...

—¿Acaso quieres que mate a media familia?

—¿Pero qué dices?

Me mantiene la mirada durante unos segundos antes de llamar por teléfono a mi nuevo chofer, pero me suelta con rabia y se larga, dejándome en lo alto de los escalones, confusa, ¿qué bicho le ha picado?

Un coche se para delante y Sebastian me abre la puerta trasera, esperando en silencio. Mi móvil vuelve a sonar, sacándome de mi estupor y lo contesto sin mirar la pantalla.

–Dígame.

–Tina, ¿Dónde estás?¿Te pido algo?

–Eh, estoy llegando, no, no, bueno, ve pidiendo lo que quieras —le hago señas a mi conductor para que arranque, y cuando cuelgo la llamada le digo a donde vamos.

Una Joven Tentación (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora