13 - Valentina

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He vuelto a casa, tras tres días en el hospital estoy hecha un trapo, necesito una buena ducha y dormir en mi cama

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He vuelto a casa, tras tres días en el hospital estoy hecha un trapo, necesito una buena ducha y dormir en mi cama. Mi abuelo está estable y según el médico en unos días será operado para ponerle un marcapasos a su maltrecho corazón. Le han prohibido que tome preocupaciones, pero eso es algo difícil teniendo en cuenta la clase de negocios que lleva entre manos.

Sebastian no me dirige la palabra, Francesca me mira con lástima en los ojos y no he vuelto a ver a Marco desde el beso junto a la cafetería.

Y esta situación incómoda solo incrementa mi ansiedad, llevándola a límites que jamás he cruzado.

La mansión está desierta, los pocos hombres que quedan están patrullando fuera y al servicio se le ha pedido que se queden en sus casas mientras se aclara la situación con mi abuelo.

Estoy subiendo las escaleras hacia mi habitación cuando me suena el teléfono, y me paralizo en mitad de los escalones cuando veo el nombre en pantalla: "Enzo"

Dudo unos segundos pero acabo descolgando.

—Hola, nena, ¿me has echado de menos? —su voz melosa me revuelve el estómago.

—Que quieres —apenas me sale la voz.

—He pensado en ir hacerte una visita, ahora que todos los hombres de tu abuelo están en el hospital, te sentirás muy sola —sus palabras me sorprenden, dejándome sin aliento.

—Como sabes —cuando soy consciente de la amenaza de su frase subo corriendo los pocos escalones que me quedan y me encierro en la habitación, como si fuera mi lugar seguro, como si esta puerta pudiera detenerlo.

—Nena, yo lo sé todo —miro a través de la ventana y no hay nadie más allá de los jardines. —¿Ya te lo has follado? —lo oigo hacer un ruido de desprecio. —Ese coñito es solo mio, Tina.

—Estás loco.

Lo oigo reírse como un cínico, antes de colgarme la llamada.

Me quedo en shock, sin saber que hacer, sin saber cómo responder y solo me dejo guiar por mi instinto, llamando a Marco, un tono, dos tonos.

—Por favor —dejo salir las lágrimas, mientras me siento junto a la ventana, dejándome caer hasta el suelo.

Tres tonos.

—Cógelo, por favor, por favor —suplico en silencio.

Estoy apunto de colgar cuando escucho su voz.

—¿Qué ocurre?

—Me ha llamado, está aquí, sabe que estoy en casa —entro en pánico y apenas puedo vocalizar entre el llanto, y los mocos.

—Cálmate, joder, dime que pasa —casi me ruge al otro lado del teléfono.

—Enzo —sorbo los mocos. —Me ha llamado —cojo aire, tranquilizando mi voz. —Sabe que estoy sola —un estruendo en los jardines me hace gritar y puedo sentir como Marco se pone nervioso al momento.

Una Joven Tentación (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora