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Sparta.

Me encontraba ya en el departamento. Coloque mi mochila sobre el sofá y me dirigí a mi cuarto a ponerme ropa más cómoda. Tome una camiseta celeste y unos shorts negros.

Tome las llaves y mi cartera para ir al supermercado.

No tenia muchas cosas en el refrigerador empecé a caminar. Creo que esta rutina de pasármela caminando mínimo tenga algún resultado.

Ya casi llegaba así que metí las llaves en mi bolsillo junto a mi cartera y tome un carrito. Me dirigí a agarrar cuatro bolsas de ramen instantáneo, tomé otras cosas para uso del hogar y otras de comida.

—¡Hola!—Escuche decir atrás de mi. Di la vuelta tratando de encontrar aquella voz.

Y a ese chico de cabellos castaño mirarme con una sonrisa.

—Hola.—Respondí a lo que este no paro de sonreír.

—Soy Raptor, tu eres ¿Sparta? Amigo de Mike verdad.—Preguntó dudoso.

—Sí, soy Sparta. Me recuerdo de .—Comenté y le regale una sonrisa de labios cerrados.

—Me alegra el poder encontrarte por aquí. Esperaba que nos pudiéramos llevar bien.—Comentó este mientras sostenía en sus manos un montón de bolsas de ramen.

—Espero lo mismo, que considencia.—Respondí a lo que este río un poco apenado.

—Supongo que tu también viniste a comprar la cena.—Comentó al ver mi carrito.

—¿Cena? Yo diría mes.—Conteste sarcásticamente a lo que este río.

—Jaja, ¿y ya acabaste?—Mencionó a lo que confirme un si con mi cabeza.

—Vamos a pagar, te invito a un helado.—Dijo a lo que sonreí y me dirigí a donde cobran.

Terminamos ambos de pagar y decidimos salir del lugar, ambos llevábamos dos bolsas.

Afuera del supermercado en el estacionamiento siempre había un lugar donde vendían helados. Ambos tomamos asiento en una mesita y pusimos las bolsas abajo en nuestros pies casi.

Una señorita llego a tomar la orden de nuestros helados.

—Me regala uno de vainilla.—Dije a lo que la señorita anotó rápidamente.

—¿Y usted caballero?—Pregunto la chica a Raptor.

—Uno de fresa.—Contestó a lo que la chica anotó rápidamente.

—Se los traigo enseguida.—Dijo para dirigirse a preparar los helados.

—Oye, ¿cuanto tiempo llevas viviendo por aquí?—Preguntó este mirándome con curiosidad.

—Hace como un mes.—Respondí a lo que este me miro sorprendido.

—Llevas muy poco tiempo, pero parece que te has acostumbrado muy rápido al lugar.—Respondió mientras ponía su celular en la mesa.

—Es un pueblo pequeño, está todo muy cerca. Creo que esa es la mayor ventaja.—Dije a lo que este sonrió con sus labios cerrados recostandose en la mesa.

—Supongo que sí, Acá por eso todos se conocen. Es evidente cuando llega alguien nuevo.—Comentó mientras cerraba los ojos.

—Ahora entiendo porque todos sabían que era nuevo, pensé que lo ocultaba bien.—Dije con una sonrisa.

—Jamás nadie te había visto, era obvio Sparta.—Comentó el castaño para mirarme.

Por un momento sentía que me perdía en esos ojos esmeralda.

—Tomen, acá esta su orden espero la disfruten.—Comentó la señorita poniendo los dos helados enfrente de nosotros.

Tome el mio y Raptor igual. Ambos empezamos a  comer mientras nos quedábamos callados.

No era un silencio incómodo, era más acogedor. No había mucho que decir pero ambos comíamos tranquilamente observando nuestro alrededor.

Al terminar ambos nos acabamos nuestro helado y Raptor pago los helados.

Tome mis bolsas.

—Nos vemos mañana Sparta. Muchas gracias por acompañarme, la pase bien.—Comentó mientras me acariciaba mi cabello.

—Gracias a por el helado y la charla. Hace tiempo no hacía algo así.—Respondí y le regale una sonrisa. Vi como este me sonrió con sus labios cerrados y un leve rubor en sus mejillas se hizo notar.

Adiós Sparta.—Dijo mientras caminaba con sus bolsas y se despedía con su mano.

Hice el mismo gesto y comencé a caminar.

Era tarde, no tan tarde eran como las cinco. Empecé a caminar no era tan lejos de mi departamento así que llegué enseguida. Coloque las bolsas en la mesa y me metí a la cama.

Me sentía levemente agotado.

𝐄𝐧𝐭𝐫𝐞 𝐬𝐮𝐬𝐩𝐢𝐫𝐨𝐬 𝐲 𝐝𝐮𝐝𝐚𝐬. (Sparta)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora