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Riley arruga su nariz ante el olor a sudor en los pasillos del edificio a medida que toma su camino hacia las duchas.

Ella acababa de terminar su jornada de baile en una de las numerosas salas del edificio, concretamente, aquella que se encontraba una planta por encima del gimnasio.

Usualmente tomaba una ducha en casa, pero desde hace un par de días, a su hermano le habían añadido una hora a su turno en el hospital y no podría ir a recogerla a la hora que ella terminaba su práctica; ahora ella tendría que esperar alrededor de unos cuarenta minutos.

Así que Riley, optó por usar las duchas del gimnasio.

Las palmas de sus manos empujan la puerta frente a ella, dejando que el aire caliente golpee su rostro.

Ella deja caer sin cuidado su bolsa en uno de los bancos del baño y tira de su toalla, sacándola completamente de su bolsa. Tras echar un vistazo asegurándose de que nadie observaba, a parte de aquellos que ya estaban tomando una ducha, ella tira de su ropa y la retira de su cuerpo.

Abre una de las puertas de cristal, introduciéndose en la ducha, para después dejar que el agua caliente relaje todos y cada uno de los músculos de su cuerpo.

Tras aclarar su cabello, su mano golpea su frente, dándose cuenta de que su toalla yace extendida en uno de los bancos.

❝Mierda❞ murmura Riley, abriendo sigilosamente la puerta de la ducha.

Mira a ambos lados, y en un tiempo récord, toma su toalla y la enrolla alrededor de su cuerpo firmemente.

Una risa grave se emite desde una de las duchas a su lado.

Un chico alto de cabello profundamente oscuro camina fuera de la ducha, con una toalla colgando de su cintura.

Su abdomen notablemente trabajado y numerosos tatuajes adornando su cuerpo.

Sus dedos recorren su cabello, tomando unos escasos mechones rubios entre ellos, y lo echa hacia atrás.

Él sin ninguna duda era extremadamente atractivo.

❝Creo que no estás acostumbrada a la situación de tomar una ducha aquí❞ dice él. Su voz es un tanto profunda y áspera. Pero sin duda, hacía que él resultara más caliente.

❝No es una situación muy difícil de entender❞ murmura ella esta vez, mientras su ropa interior se desliza bajo su toalla.

❝Creo que te sorprende-❞

❝¿Qué es eso?❞

La voz de Riley suena como un grito. Su dedo apunta a la toalla del chico y sus ojos están clavados en ese objetivo.

Él continúa sonriendo de lado y no le hace falta echar un vistazo para saber de lo que está hablando.

❝Nena, eso es una erección❞ dice sonando obvio.

❝Lo sé, pero...❞

❝Es posible que verte desnuda haya sido un gran factor❞ él pasa una camiseta blanca por encima de su cabeza, cubriendo su torso.

❝Pero, a través de estos cristales no puedes ver a la persona que se está duchando❞ el cuerpo de Riley enfrenta al de él, dando unos cuantos pasos hacia su dirección.

❝Pero una vez que estás dentro puedes ver el exterior❞

Riley abre ligeramente su boca y sus ojos se dirigen hacia el suelo. Él esboza una sonrisa y le da un pequeño guiño.

❝Así que cuando me quité la ropa...❞

❝Podía verte❞ confirma terminando su frase.

❝¿No eran estas duchas femeninas?❞ pregunta ella tratando de encontrar desesperadamente una excusa que distrajera al extraño frente a ella.

❝Son mixtas❞ él toma la toalla de su cintura y la retira.

Ella gira su cuerpo rápidamente y tapa sus ojos, para no poder ver el cuerpo desnudo del chico, quien sólo suelta una breve carcajada.

❝Ugh, esto es lo peor que me ha podido pasar en mucho tiempo❞ murmura Riley, poniéndose su camiseta aprovechando estar de espaldas a él.

Aunque al fin y al cabo, él ya lo había visto todo, ¿no?

❝No es para tanto, relájate❞

❝Sí que lo es❞ Riley comienza a introducir su champú en la bolsa a su lado ❝La primera vez que un chico me ve desnuda, y tienes que ser tú y de esta manera. Simplemente genial.❞

Una sonrisa autosuficiente choca contra su rostro fugazmente.

❝Realmente adorable, ¿cuántos años tienes?❞ dice quedándose a medio camino de ponerse sus jeans negros.

❝Diecisiete, ¿tú?❞ Riley mira fijamente al chico y por ese momento deja de meter sus cosas, esperando su respuesta.

❝Diecinueve❞ pronuncia con despreocupación, abrochando finalmente el botón de su pantalón ❝¿Quieres tener sexo?❞

Riley sacude su cabeza y termina de introducir sus pertenencias en su bolsa, colocando ésta en su hombro. Alejándose unos pasos bajo el ceño fruncido de él.

❝De todos modos sería ilegal❞ ella enarca una de sus cejas y él hace un gesto de no importarle mucho aquello.

Riley se hace paso entre el vapor, que el agua caliente en ese sitio cerrado producía, caminando hacia la puerta.

❝Pero, soy Calum Hood❞ replica él en un grito que ella ha podido oír justo antes de cerrar la puerta y marcharse.




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