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Habían pasado un par de días desde lo ocurrido y Chaeyoung aún seguía pensando en aquella omega.

Y había llegado a una conclusión: Haría a esa omega su novia y futura esposa.

¿Decisión precipitada? Tomenlo como quieran, pero nadie iba a sacar ese pensamiento de la cabeza de Chaeyoung. Su lobo (quien la mayoría de tiempo se mantenía dormida y sólo se hacía notar en sus celos) se había despertado ese día, y desde entonces no había momento en que no le pidiera a la humana volver a ver a la omega.

¿Y quién era Chaeyoung para fallarle a sus instintos naturales? Exacto; nadie.

Decidida, salió de su habitación en busca de la linda omega.

No sería tan difícil, ¿cierto?

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Estaba equivocada, llevaba media hora buscando a Mina y no había rastros de la omega.

Iba a rendirse, sin embargo el olor (ahora familiar) a caramelos llegó a sus fosas nasales, volteo a ver y ahí estaba la chica que tanto estaba buscando.

Llevaba una bandeja con platos, al parecer le había llevado el almuerzo a su madre.

Rápidamente se acercó a ella, quitándole la bandeja de las manos.

— Déjame ayudarte.

— Alteza.

— Hola, otra vez. — Le sonrió.

— Alteza, déjeme llevar eso. — Intentó quitarle la bandeja, siendo un intento fallido porque la alfa fue más astuta y caminó velozmente en dirección a la cocina, la omega tratando de seguir el paso.

— Te ves cansadita, deberías descansar un rato, las siestas son muy buenas.

— Alteza, agradezco mucho su amabilidad y su preocupación por mi estado físico, pero para esto me pagan.

— Hagamos un trato. — Se detuvo, Mina la miro. — Yo habló con la señora Jihyo para que no te descuente nada pero, pasas tiempo conmigo.

— Pero-

— Aceptalo o aceptalo.

La Omega frunció el ceño.

— Alteza, me encantaría pasar tiempo con usted pero tengo entendido que tiene obligaciones más importante que pasar tiempo conmigo.

— ¿Acabas de decir que te encantaría pasar tiempo conmigo? — Ignoremos que esa fue la única parte a la que su cerebro puso atención.

— Eh yo, yo no quise decir eso. — La alfa levanto una ceja divertida. — O sea, no es que no me guste la idea de pasar tiempo con usted, ¡pero ese no es el punto! Lo que le quiero decir es que usted como princesa tiene responsabilidades más importantes que pasar tiempo conmigo.

— ¿Cómo cuáles?

— Ehh. — Se rascó la nuca. — No se, cosas de princesas, que se yo.

Chaeyoung rió, la omega se veía taaan linda.

— Está bien, pero no creas que te librarás fácilmente de mí. — Avisó, a lo que Mina solo asintió mientras reía, le empezaba a divertir la situación. — Aún así llevaré esto a la cocina.

A Mina no le quedó de otra que dejar que la alfa llevará la bandera hasta la cocina.

La princesa y la sirvienta ; michaengDonde viven las historias. Descúbrelo ahora