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— No.

— Pero Minari-

— No Chae, no puedo hacerlo.

La omega se negaba rotundamente a lo que la alfa le había dicho.

Los pongo en contexto.

Hace unos días la pareja había cumplido su primer mes de noviqs, por lo que Chaeyoung sugirió que Mina ya no trabajara más en el castillo, puesto a que al ser la novia - y futura esposa - de la princesa, la convierte a ella en princesa consorte y no tendría porqué seguir trabajando como sirvienta al ser parte de la realeza ahora.

— ¿Por qué?

— Tengo que trabajar para pagar los gastos en mi casa, la escuela de mi hermana y el pan de cada día, con lo que gana mi mamá no sería suficiente, te recuerdo que yo no nací en una cuna de oro.

Y ahí estaba el pequeño detalle que Chaeyoung no había tomado en cuenta.

— Podría enviarle dinero a tu mamá, hasta más de lo que ganas.

— ¿Quieres que acepte eso y no estar haciendo nada? — La alfa no dijo nada. — Chae, te agradezco muchísimo todo lo que haces por mi, pero a mí no me gusta el dinero fácil.

— No es dinero fácil.

— Sí lo es. — Suspiró, pensando en ideas, hasta que se le ocurrió una. — ¿Y si me enseñas como manejar los asuntos del Reino?

— ¿Ah?

— Lo que tú haces, si me enseñas podría ayudarte con eso, aprendo rápido y soy buena con las matemáticas.

— Mina.

— No me gusta estar de mantenida, Chae.

Chaeyoung lo meditó un poco, no sería tan malo recibir un poco de ayuda.

— Está bien, te enseñaré.

...

— ¿Te vas y me abandonas por una alfa? — Dijo el beta, Mina se rió de su dramática escena.

— No seas dramático, Koo.

— Te voy a extrañar, mucho. — Fué y abrazo a la omega. — ¿Ahora con quién se supone que almorzare, le tire la almohada porque ronca mucho y me acompañe en mis aventuras? — Ok, eso había hablandado el corazón de la omega, el beta había sido la primera persona que la recibió cuando llegó al castillo y ha sido su amigo desde entonces, a ella también le daba sentimiento dejar su rutina.

— Hey, voy a seguir viviendo aquí, no es como si me fuera a ir.

— Pero tú estarás ocupada haciendo cosas de la realeza.

— Me las arreglaré para verte seguido, lo prometo.

— ¿Pinky promise? — Alzó el dedo meñique.

— Pinky promise.— Junto su meñique con el del chico.

Entre risas terminaron de guardar las cosas de la omega para llevarlas a su nueva habitación.

La princesa y la sirvienta ; michaengDonde viven las historias. Descúbrelo ahora