Pasión y Nobleza © [Escribiendo]

6 🫀 Un escape perfecto

...

—Claro pero ese esta en la despesa de vinos, ya regresos señores— Salio de su despacho, sin darse cuenta ya estaba en la despesa buscaba el mejor vino para brindar por su negocio cuando unos brazos femeninos lo ataron por detrás.

—Creo que tienes mucha ropa. — Cressida hablo.

***

Tras conversar con Eloise, Colin se dirigió al patio trasero y se sentó en uno de los columpios. Permaneció allí, apoyando su cabeza en una de las cuerdas que lo sostenía. Observaba cómo la noche se iba cubriendo de nubes y poco después empezó a llover, pero él permaneció inmóvil, recordando una tarde tormentosa, con un cielo tan oscuro que parecía noche cerrada. Su mente viajó a aquella tempestad, en el rincón más remoto del parque principal de Mayfair, protegiendo a una niña pelirroja para que no se mojara. La condujo a un quiosco cercano, esperando que la lluvia cesara pronto, y mientras tanto conversaban sobre los muchos lugares que quedaban por explorar. No recordaba el momento exacto, pero terminaron abrazándose tiernamente.

—¿Colin que haces ahi?— Violet la mamá de Colin le grito desde la puerta, en el momento en el que el hizo nada, se acerco para llevárselo a dentro. — Que alisten el baño con agua caliente, señora Wilson— Ordeno.

—Mamá ¿Que paso? — Del despacho salió Anthony.

— eso quiero saber yo, Ayúdame a llevarlo a arriba— Anthony así lo hizo.

 Un momento después colin estaba en la tina. 

—Desde hace cuanto estas allá afuera? — Pregunto Violet.

—Desde antes de que lloviera. — Contesto sin voltear a verla.

— ¿En que estabas pensando para que te quedaras allá afuera en medio de la tormenta? — Regaño Anthony.

—Pensaba en mi Penelope— Contesto sin mucho afán.

—Ya te dije que ella no va volver— Anthony salió.

***

En la casa Debling, Cecilia se encontraba completamente sola en la sala de estar, por lo que decidió buscar a su hijo para tirar veneno en contra de Lady Cressida Twombley. Al no hallarlo cerca, fue en busca de sus socios, donde ni Alfred ni Cressida se encontraban. Ya sospechaba de ellos dos no fue una gran noticia, pero el hecho de que su hijo se acostara en cualquier lado con una mujer casada en su propia casa la enojo mucho más. 

Una de sus empleadas comento que se seguían escuchando gemidos, en la bodega de vinos, Cecilia fue a mirar, topándose con Alfred y Cressida dos que estaban tan perdidos entre ellos que no se fijaron en la persona que estaba parada en la puerta. No quería más esta situación.

...

Al no encontrar otra razón por la cual, su hijo no se acostará con esa mujer despreciable, decidió que lo mejor seria buscarle una esposa, acudió al padre José.