Todo comienza con Miguel Díaz, un chico el cual se acababa de mudar de Riverside al Valle con su familia. Conoció a Johnny Lawrence, un adulto que solo bebía, vivía solo y no le importaba nadie más que él mismo. El mismo día que Miguel conoció a Johnny, Miguel estaba en una farmacia comprando medicina para su abuela enferma. Al salir del lugar, fue golpeado por unos chicos que Isabella conocía.
Isabella estaba caminando hacia la farmacia ya que debía comprar unos medicamentos para su madre. Al llegar, se encontró con Kyler fastidiando a Miguel. Isabella se iba a interponer entre estos dos, pero al momento de hacerlo apareció Johnny, golpeando a los chicos que le habían tirado el medicamento y golpeado a Miguel. Isabella, al ver esta escena, decidió ayudar al chico, quien la miró extrañado, ya que donde vivía anteriormente nadie lo habría ayudado.
Esta también vio a Kyler algo molesto, ya que pertenecía al grupo de los populares en su escuela, donde estaban su mejor amiga Samantha y sus dos amigas Yasmine y Moon. Kyler, al reconocer a Isabella ayudando a alguien que apenas conocía, se enojó demasiado, ya que se suponía que estos dos eran amigos.
Después de pelear contra los chicos, la policía se llevó al mayor ya que estaba golpeando a menores de edad. En la mañana, cuando salió de la estación de policía, se dirigió a su apartamento donde el adolescente lo esperaba para agradecerle. Lo persiguió hasta su apartamento para preguntarle qué tipo de lucha había usado. Entre esas, le preguntó si era Taekwondo, Jiu-jitsu o artes marciales mixtas. El mayor contestó que era Karate tradicional. El adolescente le pidió al mayor que le enseñara, pero este se negó.
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Fui a visitar a mis abuelos, Betty y James Cameron. Al llegar a su apartamento, me percaté de que el castaño que estaba sentado era el mismo chico al cual ayudé la noche anterior. Me pareció una coincidencia demasiado grande, ya que no esperaba encontrármelo de nuevo y mucho menos aquí. Al verlo, me acerqué a él.
—Hola —le dije con una sonrisa. El chico me reconoció fácilmente—
—Hola —dijo el chico—. ¿Eres la chica que me ayudó anoche, cierto? —dijo algo sorprendido por verme aquí.
—Sí, no me pude presentar anoche. Soy Isabella —dije en un tono amable.
—Soy Miguel —dijo el castaño.
—Es un gusto, Miguel —dije.
—¿Qué te trae por aquí, Isabella? Es raro que nos encontremos aquí —dijo el castaño.
—Bueno, vine a ver a unos familiares —miré al castaño—. Y tú, supongo que vives aquí.
