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Mi amante gime en mi oído mientras le lamo la garganta y le chupo suavemente la nuez de Adán. Lo agarro por las caderas y lo insto a ponerse a cuatro patas, observando embelesado cómo la tenue luz de la lámpara resplandece en su piel dorada, húmeda ahora de sudor.
Recorro con los dedos la larga línea de su columna vertebral antes de acariciar sus nalgas y separarlas.
Su agujero brilla rosado y no puedo resistir el impulso de inclinarme hacia delante y lamer suavemente la superficie fruncida. Sus gemidos son mi recompensa, junto con su oscuro sabor en mi lengua. Acaricio el pequeño orificio y lo masajeo con la lengua hasta que se abre un poco y puedo introducirla en su interior. Suelta un grito salvaje y carrasposo, y yo le agarro las caderas con fuerza, sabiendo que voy a dejar moratones en esa piel lisa y disfrutando de saberlo.
Sigo jugando un rato hasta que sus movimientos se vuelven cada vez más urgentes y se fuerza contra mi cara. Alargo la mano y cojo el lubricante, abro la tapa y derramo el líquido sobre mis dedos para que corra en un chorro pegajoso. Mis dedos brillan a la luz mientras recorro con un dedo resbaladizo el borde de su agujero hasta que resplandece.
Miro a mi amante. Tiene la cabeza gacha y oigo su respiración jadeante mientras lo abro lentamente. Cabalga sobre mis dedos, gritando ásperamente como el ruido de un pájaro salvaje en campo abierto. Me elevo, acomodo mi polla contra el pequeño orificio e inspiro bruscamente mientras empujo dentro de él, sintiendo cómo sus paredes se derrumban a mi alrededor y me abrazan con fuerza.
Cuando toco fondo, me quedo ahí un segundo, jadeando. Se retuerce protestando y le doy una palmada en el culo para que se quede quieto; me encanta cómo la piel dorada se vuelve rosada bajo mi palma. Gime y el sonido me descontrola tan de repente que me tambaleo, incapaz de contenerme. El aire se llena de gruñidos, gemidos y el carnoso ruido de la carne al chocar con la carne.
Meto la mano entre sus piernas y veo su polla caliente y dura, con el semen derramándose por ella y mojando mi agarre. —Córrete, —digo con dureza, el sudor cayendo de mi frente—. Córrete.
Obedece con un grito áspero y me abalanzo sobre él, incapaz ahora de controlar mis movimientos, pero él me anima con ruidos jadeantes hasta que empiezo a correrme, palpitando dentro de él caliente y húmedo. —Beomgyu, —grito cuando gira la cabeza y sus cálidos ojos marrones se cruzan con los míos.
Me despierto con un grito mientras mi polla palpita en el aire, el semen caliente y pegajoso en mi vientre. —Beomgyu, —susurro en la oscuridad—. ¡Oh, mierda!
Me quedo un segundo jadeando. ¿Qué diablos me pasa? Acabo de tener un sueño húmedo con mi mejor amigo. No es un buen presagio.
Como para subrayar ese pensamiento, mi alarma suena en la silenciosa habitación. Es hora de recogerlo para nuestra cita. Gimo y entierro la cabeza en la almohada.
Aprovecho el trayecto en metro hasta su piso para controlarme y asegurarme de que solo ha sido un sueño. No significa nada. La gente sueña con sus amigos todo el tiempo, me digo. Probablemente no significa que quiera follármelo. Lo más probable es que signifique que mi mente me está diciendo algo ridículo como que me he quedado sin pan. Para cuando salgo del metro, mi cerebro está benditamente libre de preocupaciones. Beomgyu es mi amigo y nada más.
Todavía es de noche cuando llego a su piso, pero una luz amarilla brilla en la ventana del primer piso. Toco el timbre para que me deje entrar y subo las escaleras ansioso por verle, aunque ayer mismo estuvimos sentados uno al lado del otro. Sin embargo, ese sueño aún persiste en las afueras de mi cerebro como un chisporroteo en una sartén, por mucho que haya deseado que la luz del día lo hiciera desaparecer.
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Blind (Yeongyu)
RandomHISTORIA CON CONTENIDO ADULTO, SI NO ES DE TU AGRADO ES MEJOR QUE NO LEAS A veces la persona sindicada esta frente a ti, solo que en ocasiones puedes estar ciego para verlo. *Obra Adaptada *Todos los derechos y créditos a: Autor correspondiente *F...