Capitulo 5

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-Cuando era niño, el barco en el que viajaba como ayudante de cocina fue atacado por los piratas del Viejo- narró Sanji, ahora que lo pensaba nunca les había contado su historia de cómo conoció a Zeff.

-¿El chef del Baratie?- preguntó Nami, solo para confirmar.

-si, aquel viejo usurpó aquel barco buscando dinero, intenté enfrentarlo, lo cual como imaginarán terminó muy mal para mi, sin embargo ninguno tuvimos suerte, una ola provocada por una tormenta volcó ambos barcos, no se porque decidió salvarme de ahogarme en ese entonces, incluso sacrificando su pierna..., cuando desperté estaba con el  y dos bolsas en un pedazo de madera flotando por el mar, al me dijo que me quedara en un extremo de la tabla y el se quedaría en la otra, me dio una de las bolsas de alimento y me dijo que no volteara a menos que viera un barco.

La comida duró aproximadamente duran te dies días, sin embargo al onceavo día ya no tenía nada al igual que tampoco logré pescar nada, en desesperación intenté robarle la bolsa de comida al viejo, tome un cuchillo y lo amenace, el no se movió, ni siquiera me habló, cuando abrí la bolsa, solo había monedas y joyas, el maldito había mentido..., le pedí una explicación, el solo callo recostado, estaba casi moribundo, en peor estado que yo, y su pierna se había infectado, lo único que dijo en respuesta a mis preguntas fue "es irónico, tenemos dinero pero no podemos comer..., debería haber un restaurante en el mar, donde se alimente a todo aquel que tenga hambre".-

-¿De allí fue la idea del baratie?- preguntó Robin, era una historia importante y conmovedora.

-si, y me propuse ayudarlo a cumplirla, después de aquello me desmayé del cansancio, la deshidratación y el hambre, cuando desperté estaba en una casa recostada en un tatami, desperté exaltado aunque sin poder moverme, voltee a mi alrededor y fue cuando vi a un niño con cabeza de musgo sentado al lado de mi- al contar ese momento una ligera sonrisa apareció en el rostro de Sanji, era un momento que le alegraba mucho.

-Allí conociste a Zoro-san- mencionó Brook un poco emocionado.

-Si, intenté hablar sin embargo no podía, mi garganta y cuerdas vocales estaban resecas, el musgo me ofreció agua y me ayudó a beberla usando un popote, cuando pude hablar, le pregunté dónde estaba, había terminado en su isla y el nos había encontrado a mi y al viejo en la playa y nos trajo cargando a los dos hasta allí.-

[Flash back]

-No te preocupes, el viejo también está bien, lo está atendiendo un médico y está comiendo, despertó hace rato, así que yo he venido aquí a esperar a que despertaras- dijo un Zoro chiquito mientras limpiaba la cara de Sanji con un trapo mojado, después se daría un baño pero por ahora con eso bastaba.

-Gracias...- Sanji casi no podía hablar, y tampoco podía moverse, todo el cuerpo le picaba por la sal del mar en su piel, agradecía no tener que soportarlo al menos en su rostro.

-No te preocupes, te traeré algo de comida y té- sin más Zoro salió directo a la cocina, le llevo un plato de arroz blanco, pescado asado y sopa miso, el cabello de Zoro era verde y le gustaba el té verde, así que se basó en esa lógica y le llevó un poco de té de limón a Sanji.

Zoro regresó con Sanji y lo ayudó a sentarse, Sanji ni siquiera tenía fuerzas de usar los palillos o levantar la taza de té, Zoro lo ayudó dándole de comer el mismo. En cuanto Sanji dio los primero bocados unas lágrimas se desbordaron de sus ojitos azules, callando en las pequeñas manos de Zoro, el cual volteó a verlo sorprendido.

-P-perdón , se que n-no debo llorar, es repugnante..., soy repugnante...- dijo Sanji entre sollozos mientras intentaba secar sus lágrimas y hacer que parara.

-Has pasado por algo duro, te has ganado todo el derecho de llorar, y no eres repugnante, llorar es bueno y está bien, todas las personas lo hacen, solo una menos que otras.- dijo mientras secaba las lágrimas de Sanji con el trapo que está usando para limpiar su rostro antes. -come, sin fuerzas no puedes hacer nada- dijo mientras volvía a tomar un poco de arroz y pescado para dárselo a Sanji.

Después de unos minutos Sanji terminó de comer, Zoro se encargó de darle la comida pausada mente para que no se fuera a ahogar, limpió una ves más su cara y le dio el té de limón que había preparado, para su ego era cierto que el té favorito de Sanji era el de limón.

- Tienes que darte un baño, ven te ayudo a levantarte- Zoro intentó ser lo más delicado posible, al final terminó mejor cargando a Sanji, no tenía la suficiente paciencia para ir a paso lento.

-Puedo bañarme solo, no te molestes- dijo un Sanji algo apenado, nunca había compartido baño con alguien, solo unas dos veces en las cuales sus hermanos intentaron ahogarlo, desde entonces le dio miedo bañarse con alguien más.

-No puedes ni mantenerte de pie solo, si te dejo te vas resbalar y lastimar- Zoro tenía su propia forma de brindar su ayuda, aunque era algo ruda para algunos.

-Perdón por ser tan inútil...- dijo Sanji casi susurrando, ¿qué le habían hecho a este pobre niño?.

-Estás débil, no eres inútil, nadie es inútil, ¡todos somos capaces de hacer lo que nos propongamos!- aquellas palabras le habían recordado a las mismas que alguien le había dicho hace tiempo.

- ¡Pero yo no puedo hacer nada!, ¡ni siquiera pude ayudar al viejo! ¡fue mi culpa que perdiera la pierna! , siempre terminó siendo lastimado... o lastimando a otros, ¡soy un inútil!- el grito de desesperación de Sanji fue detenido por una manos que sujetaron sus brazos.

- ¡Si puedes!, ¡Puedes protegerlos! ¡Puedes ser fuerte!, pero igual te prometo, que si alguien intenta lastimarte, ¡te protegeré!- dijo un Zoro llevando así mano a su pecho jurando lo que había dicho, protegería  aquel chico, pase lo que pase, como no lo logró aquella vez.

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En el siguiente capítulo habrá un poco más de la  historia de estos dos. Advirtiendo que este fanfic se volverá cada vez más triste. No digan que no les advertí.

Gracias por leer este capítulo.
Nos leemos en el siguiente. 👋

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