Habían pasado unos días desde que Ruv fue revivido. La atmósfera en la iglesia, creada con la magia de Sarvente, parecía normal para la mayoría, pero una integrante, Raz, no podía ignorar la inquietud que sentía. Ella sabía que el Ruv que había regresado no era el verdadero, pero decidió mantener sus sospechas en secreto por el momento.
Sarvente, cariñosamente llamada Sarv, estaba organizando la iglesia, encendiendo velas y murmurando oraciones. Aunque estaba feliz de tener a su amado Ruv de vuelta, no podía negar que había algo diferente en él.
Sarvin, su hermano, estaba sentado en una de las bancas, observando a Ruv, quien estaba inusualmente animado. Su risa resonaba en los pasillos de la iglesia, algo completamente fuera de su carácter habitual.
Ruv: (riendo) ¡Sarvin, mira esto! ¡Nunca había notado lo divertidas que son estas estatuas!
Sarvin: (con una ceja levantada) Sí, Ruv, es... interesante.
Raz, desde un rincón oscuro de la iglesia, observaba la escena. No podía dejar de notar la forma en que Ruv actuaba, como si fuera una persona completamente diferente. Decidió que, por el momento, mantendría sus sospechas en secreto. Esperaba que con el tiempo, Sarvente y Sarvin también notaran el cambio.
Ruv: (dirigiéndose a Sarvente con una sonrisa) Sarv, querida, ¿por qué no nos tomamos un momento para disfrutar de un paseo? Hace tiempo que no pasamos un rato juntos, solo nosotros dos.
Sarvente: (sonriendo con calidez) Claro, Ruv. Me encantaría.
Durante el paseo, Ruv se mostró extremadamente cariñoso y atento, algo que Sarvente apreciaba pero también encontraba un poco desconcertante.
Ruv: (tomando la mano de Sarvente) He estado pensando mucho, Sarv. Quiero hacer más por nuestra comunidad aquí. Ayudar más, ser más activo. Quiero que todos se sientan tan felices como yo me siento ahora.
Sarvente: (sorprendida) Eso es maravilloso, Ruv. Siempre supe que tenías un buen corazón, pero esto es... inesperado. Me alegra verte tan lleno de vida.
Ruv: (sonriendo) Gracias, querida. Quiero que todos vean que he cambiado para mejor.
Mientras tanto, Raz permanecía vigilante. Sabía que algo no cuadraba y estaba decidida a descubrir qué estaba pasando.
Raz: (pensando) No es el verdadero Ruv. Algo está muy mal aquí. Pero debo esperar. Ellos deben darse cuenta por sí mismos.
Esa noche, mientras todos se preparaban para dormir, Sarvente se acercó a Ruv, su corazón lleno de amor y duda.
Sarvente: (mirando a Ruv) Amor, me alegra tanto tenerte de vuelta. Pero... ¿estás seguro de que estás bien? Te noto diferente.
Ruv: (sonriendo ampliamente) ¡Claro que estoy bien, querida! Nunca me había sentido mejor. Tal vez es solo que he aprendido a apreciar más la vida.
Sarvente: (con una leve sonrisa) Puede ser... Solo quiero que sepas que estoy aquí para ti, pase lo que pase.
Mientras Sarvente se alejaba, su mente seguía llena de preguntas. ¿Podría ser que el hechizo no hubiera salido como esperaba? ¿O tal vez el trauma de la muerte había cambiado a Ruv de maneras que no podía comprender?
Esa noche, mientras Sarvente y Ruv estaban en el salón, el pequeño Selever estaba jugando cerca de ellos. Aunque el bebé no podía hablar, su actitud grosera y su expresión de desdén eran evidentes.
El falso Ruv se acercó a Selever con una sonrisa, tratando de ganarse su cariño. Sin embargo, Selever lo miró con desconfianza.
Ruv: (sonriendo) ¿Cómo está mi pequeño campeón? ¿Quisieras jugar un rato conmigo?
