Capítulo 8 - El Encuentro

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Tiempo restante: 7 horas.

Jake

*Jake se despertó en una pila de hojas rojas sin ninguna herida, habían amortiguado completamente su caída. Se levantó y agarró su azada, limpiándose las hojas. Estaba rodeado en oscuridad, luego de unos segundos Jake escuchó unos pasos.*
— ¿Miku? —dijo Jake, un poco asustado pero también preparado a lo que pudiera salir de la oscuridad.
*Un chico despeinado, no tan fuerte y un poco bajo encendió una cosa rara que producía luz, una lámpara diferente.*
— No creo que tenga tanta suerte... —murmuró a sí mismo el chico.
— ¿Qué dijiste? —dijo Jake, porque el otro chico lo dijo muy bajo.
— Mi nombre es Mark, no Miku. Bienvenido. —dijo Mark, seriamente.
— Bueno, ¿conoces a Miku? —dijo Jake, dejando caer un poco los hombros al no parecer que el chico sea una amenaza.
*Mark no respondió.*
— ¿Hola? —exclamó Jake, repitiendo la pregunta.
— Yo... No, digo, sí, no... —murmuró Mark, enredándose la lengua.
— ¿Sí o no?
— Sí...
— ¿Puedes decirme dónde está, entonces? No creo que este lugar sea muy grande. —dijo Jake, mirando a sus alrededores.
— No puedo. —dijo Mark rápidamente.
— ¿Qué? ¿Por qué? —dijo Jake, agarrando más fuerte la azada y subiendo los hombros.
— Ya es muy tarde, me ordenaron que hiciera silencio. —dijo Mark, mirando a un lado.
— ¿Quién te dijo eso?
— El Sovran.
— ¿El qué?
— El rey.
— No se va a dar cuenta, solo díme. Es importante.
— No...
— Díme. Solo quiero recuperarla y volver a casa.
— No puedo, lo siento. No quiero perder mi puesto de trabajo.
— ¡Solo díme! —gritó Jake.
*Mark no respondió. Jake se abalanzó sobre él.*
— ¡Díme!
*Mark no respondió y Jake le dió un puño en la nariz.*
— ¡Dime!
*Mark no parecía querer pelear de vuelta. Jake le asestó un rodillazo en el plexo central que lo dejó sin aire por unos momentos. Jake empezó a darle varios puños en la cara y Mark por fin reaccionó.*
— Está en... prisión... Por favor, no me mates...
— ¡¿Y por qué la metiste en prisión, eh?! —gritó Jake, tomándolo de la camisa.
— No fui yo... El rey lo hizo.
— ¿Qué rey? ¡Aquí solo estás tú! —gritó Jake, mirando de nuevo a los alrededores.
— No... Hay una ciudad, un pueblo. Los gobierna un rey. —dijo Mark, casi llorando.
— ¿Qué? —dijo Jake, confundido.
*¿Estos podrían ser los enemigos de la sociedad del Día? ¿O solo era una gran coincidencia?*
— ¿Conoces a la sociedad del Día? —dijo Jake, altamente.
*Mark asintió.*
— Son nuestros enemigos. Nuestro rey quiere destruir el muro para vengarse de la guerra pasada... —murmuró Mark, tenía toda la cara llena de sangre.
*Jake lo soltó y se levantó. Agarró su azada.*
— ¿Por dónde voy a la ciudad esa? —dijo Jake.
*Mark señaló un lugar específico de la oscuridad.*
— Camina un poco y llegarás a una puerta. —dijo Mark, aliviado de que ya no estaba en peligro.
*Jake le quitó la lámpara extraña que se le había caído cuando lo derribó.*
— Esa es mi...
*Jake lo ignoró y empezó a caminar donde este había señalado antes y se encontró una puerta. Decidió cruzarla...

Miku

*Miku se despertó mientras un guardia la arrastraba desde los brazos y la tiró dentro de una celda con Katio. Se sentía semi muerta, no tenía ganas de moverse ni seguir viva. La celda no era muy grande, como entre 8 a 10 metros cuadrados. Ni siquiera habían luces. Frente a ellos había un pasillo que daba a más celdas, todas vacías. Los barrotes parecían de hierro humano.*
— Hey. —dijo Katio. Tenía la voz un poco ronca.
*Miku solo levantó la mano unos segundos para saludarlo.*
— ¿Peleaste con mi papá, verdad? Vaya, supongo que no sabias del bastón del rey. —murmuró Katio, los dos apenas tenían ropa (aunque lo suficiente) ya que les habían quitado la armadura que traían y los hechizos de Kassius hizo que se les rompiera más la ropa.
*Miku no respondió, solo estaba tirada en el piso sin moverse.*
— El bastón que ha pasado en cada rey. Es un artefacto tan antiguo y de tanto poder, que puede hacer cualquier cosa. CUALQUIER cosa. Regenerarse, revivir personas, destruir el Muro... Los antiguos reyes simplemente no eran así de malvados o fueron derrocados a tiempo antes de causar otra guerra por los propios soldados, pero esta vez parece que nadie puede detener a mi... a Kassius. —dijo Katio, decepcionado.
*Miku suspiró.*
— Hice lo que pude, Katio. Estuve tan cerca... —murmuró Miku, cerrando los ojos.
— Díme solo Kat.
*El suelo tembló. Cada vez más cerca de destruir el muro.*
— Bueno, supongo que nos perderemos toda la acción mientras las dos civilizaciones entran en guerra. Que aburrido. —murmuró Katio.
— Sí... Quería vengar a este lugar pero... con reyes así... —dijo Miku, y al intentar moverse gimió de dolor.
— ¿Estás bien? —preguntó Katio.
*Miku puso los ojos en blanco.*
— Probablemente tengo todos los huesos posibles rotos, y todos los músculos desgarrados, pero estoy bien. —dijo Miku sarcásticamente, se empezó a reír pero le dolía tanto el abdomen al hacerlo que no pudo.
— Ah, si, tienes razón. Puedo usar magia pero... está un poco limitada aquí en prisión.
— Úsala, por favor. Apenas me puedo mover.
*Katio asintió y puso la mano en el pecho de Miku, esta vez no estaba avergonzado. Miku sintió una ola de frío en todo el cuerpo y luego de un calor reconfortante. Sintió que estaba como nueva, como antes de pelear con Kassius. Gimió de placer y alivio.*
— Ah, muchísimo mejor, gracias Kat de nuevo. —dijo Miku, con la voz un poco más aguda.
*Katio sonrió y asintió.*
— Todavía tienes unos pequeños rasguños, pero eso es lo de menos.
*Miku lo abrazó.*
— Si vamos a morir, al menos no quiero morir sola. —dijo Miku con una sonrisa leve.
*Katio la abrazó de vuelta sin responder.*
— Extraño a mis amigos... —murmuró Miku.
— ¿Cómo son? —preguntó Katio por mera curiosidad.
*Miku se quedó en silencio unos segundos y se recostó sobre las piernas de él.*
— Uno se llama Jason, es rubio, se la pasa haciendo chistes un poco infantiles para levantar el ánimo del grupo, además es supuestamente el líder, pero no sé. Él y Kevin se la pasaban peleando sobre quién era el líder pero a mi no me importa eso. También está Kevin, que se cree vaquero. Es castaño, tiene el pelo largo, usa sombrero, botas y ropa de vaquero. No hay mucho que decir de él, es bastante serio, y diría el más serio del grupo, por una pérdida que tuvo hace ya casi 2 años, pero aún no la supera.
— ¿Qué le pasó?
— Asesinaron a su novia, Paola.
— ...Ya veo
*Miku continuó. Le contó también sobre su vida, Alex, Valentina y Jake.*
— ¿Así que tienes un ex? —dijo Katio y sonrió burlonamente.
— Bueno, se podría decirse que sí.
*Miku apoyó su cabeza sobre el hombro de Katio. Los dos se quedaron callados unos segundos.*
— ¿Y de ti? ¿Hay algo interesante? —preguntó Miku.
*Katio resopló.*
— Mi madre murió cuándo nací por complicaciones en el parto, pero como ya sabes, mi papá dijo que murió en una guerra civil, sigo creyendo que murió por complicaciones. Mi vida de niño no fue muy interesante, no hice ni me hicieron nada. Fue una infancia muy tranquila. Toda mi vida viví con el clon falso de mi padre. Yo siempre tenía que ir a comprar las demás cosas para poder mantener a mi "papá", tenía que ir a trabajar casi todo el día y luego en las últimas horas, es que podía descansar un poco en la casa. Nada más que eso. —dijo, encogiéndose de hombros.
— La verdad es muy injusto que hayas vivido toda tu vida engañado.
— No es nada, ya pasó. Supongo que me tengo que acostumbrar a vivir solo.
*Se quedaron en silencio unos minutos.*
— Oye, mira el lado bueno, estamos aquí conociéndonos más y hablando sin preocuparse, ¿no? Es como una cita. —dijo Katio, y se empezó a reír.
*Miku también soltó unas risitas, lo empujó leve y juguetosamente con el hombro. Mientras se reían, Katio sorprendió a Miku con un beso, el cual ella tampoco se negó, haciendo el beso cada vez más apasionado mientras pasaba el tiempo. La cosa empezó a escalar muy rápido, empezaron a quitarse la ropa...*
— ¡¿Qué?! ¡¿Miku?! —gritó Jake.
*Miku y Katio se sobresaltaron al mismo tiempo, y Miku se separó rápidamente de él.*
— ¡¿Jake?!
*Miku miró como un soldado tiraba a Jake a la celda de en frente y lo encerraba dentro. ¡¿Cómo llegó Jake con ellos?!*
— ¡¿Miku qué fue eso?! —gritó Jake agarrando los barrotes con fuerza.
*Miku se quedó en shock.*
— ¿¡¿¡Qué fue eso!?!? —gritó Jake, lo más fuerte que podía.
— ¿Qué fue qué? —mintió Miku, alejándose de Katio. Él solo estaba sorprendido.
— ¿Ese es tu ex? —dijo Katio, señalandolo con la cabeza.
— Eh... no... bueno, si y no... —dijo Miku avergonzada.
*Jake la estaba mirando con una expresión furiosa, parecía que en cualquier momento podía romper los barrotes de las dos celdas y matar a Miku en el momento.*
— ¡Me tiré desde la Sociedad del Día para venir a buscarte, ¿y te estás besando con un negro en prisión!? —dijo Jake mirando a Katio igual de furioso.
— Hey, no soy tan así, soy moreno... —dijo Katio con una sonrisa.
— ¡Jake, tu fuiste él que me traicionó! ¡Prometimos quedarnos juntos todo el tiempo pasara lo que pasara, y cuando estaba cayendo tu solo me miraste! —exclamó Miku, buscando una forma de calmarlo.
— ¡Igualmente bajé, estúpida, por algo estoy aquí! Me metí en problemas solo para venir a buscarte, porque de todo el grupo yo era el único que pensaba que seguías viva, pero estás muerta! ¡Eres una muerta viviente! —gritó Jake, dobló ligeramente los barrotes de la furia.
*Miku soltó un grito ahogado*
— ¡Jake, ya no somos pareja, desde meses antes de venir al bosque siempre estábamos discutiendo! —dijo Miku, Katio solo estaba viendo mientras se ponía la camisa de nuevo sin llamar la atención.
*Jake solo soltó los barrotes y miró al piso.*
— Yo... siento que lo hayas tenido que descubrir de esta forma... planeaba decírtelo pero caí en la trampa... Perdóname Jake... —dijo Miku más levemente.
*Jake no respondió. Se fue a la pared y se recostó en ella, dándole la espalda a la celda de Miku.*
— Jake...
— Miku, no sé que decirte. Seguía siendo tu novio y me dijiste que no tenías. —dijo Katio y se encogió de hombros.
— Lo sé pero...
— Tal vez entonces yo también tenga que dejarte como hiciste con él.
— ¿Qué? No, yo te ayudé a seguir vivo contra Kassius y...
— Miku, no alargues más el tema. Espera que nos saquen y ya. —dijo Katio acostándose en el suelo.
*Miku suspiró. Se quedó dormida en el suelo, lejos de Katio.*
*Un golpe la despertó abruptamente unas horas después.*
— Ay. —y se levantó tan rápido como se despertó— Katio?
*Un guardia con una pequeña placa en el pecho con su nombre, Matías, estaba afuera de la celda, con una pose militar.*
— El rey desea hablar con ustedes dos. —dijo este, seriamente.
— ¿El... rey? —dijo Miku.
— Sí, el rey. Ahora mueve ese culo antes de que lo agarre. —dijo el guardia con una sonrisa burlona.
*La pelirroja puso los ojos en blanco y despertó a Katio, los dos se levantaron y Matías los llevó a la sala del trono. Una vez llegados, Kassius los estaba esperando mirando a una ventana.*
— Bienvenidos de nuevo. Matías, puedes irte. —dijo Kassius, serio.
*Matías hizo una reverencia para Kassius y tocó un poco a Miku con una sonrisa. Esta le dió un puño en la nariz que lo dejó sangrando. Este solo se fue agarrando la nariz sin ensuciar el piso.*
— Idiota.
— ¿Ahora qué quieres papá? —dijo Katio, mirando a un lado.
— ¿Contigo? Nada. No vales la pena como dije. Miku en cambio, casi me gana en un duelo. —dijo, con una sonrisa sincera casi confiable dirigida a Miku— Me gustaría que formaras parte de la guerra, como una Fevoc de alto rango, una oficial de alto rango, por así decirlo. ¿Qué dices?
*Miku y Katio cruzaron una mirada, Katio le estaba diciendo que no con la cabeza.*
— ¿Qué gano a cambio? —respondió Miku, reincorporándose.
— Libertad completa, las leyes no afectarán sobre ti y podrás hacer lo que quieras incluso sin mi permiso o de los reyes venidores. —dijo el viejo con una sonrisa.
*Miku lo pensó un rato.*
— Miku, esto no... —estaba diciendo Katio pero Miku no le dejó terminar.
— También a Katio, quiero que tenga los mismos derechos que yo, y es un trato. —dijo Miku, seria.
*Katio la miró de reojo sorprendido. Kassius hizo una mueca de molestia.*
— Está bien, pero solo porque tú nos garantizas la victoria. —dijo este, estrechando la mano.
*Miku le dió un apretón de manos para concretar el trato.*
— Lo haré lo mejor que pueda su Alteza. —dijo Miku, haciendo una reverencia.
*Kassius soltó una risita y les señaló una puerta blanca a unos metros.*
— Quedan 5 horas para la guerra, en esa habitación pueden prepararse. Andando.
*Miku asintió y empezó a caminar, Katio se quedó en su lugar, con una cara de sorpresa y decepción extrema, unos segundos después la siguió, y al entrar los dos, cerró la puerta, poniendo a Miku hacia una pared en la habitación.*
— ¿¡Te falla, no?! ¿¡Qué coño haces?! —dijo Katio con un grito susurrado.
— Katio, es la única forma de salir de aquí vivos. Lo siento si esto es deshonroso pero...
— ¡Prefiero morir a aliarme con alguien que me mintió toda mi vida y me traicionó sin yo saberlo!
— ¡Entonces no vayas a la guerra tú! ¡Puedes dedicarte a curar soldados heridos o algo! —exclamó Miku, bastante fuerte.
*Katio se quedó callado.*
— Mira Kat, ya sé que te ha hecho ese señor, yo misma estuve ahí cuando te contó todo, pero si perdemos la guerra, vamos a morir todos, a todos los que conoces. Por favor, ¡tendrías libertad completa, hacer lo que te plazca!
— Ya suenas como él. —respondió Katio con los ojos en blanco.
*Miku bufó.*
— Olvídalo, toma.
*Miku sacó una ropa de médico del closet de la habitación y se la tiró.*
— Haz lo que te dé la puta gana entonces, joder. —dijo esta y sacó un uniforme de guerrera y se fue a un vestidor.

Continuará.

El Bosque Rojo [Saga Unity]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora