Taissa, de todos los sospechosos, era la que tenía una de las historias más crudas para contar. No estaba orgullosa de su vida ni de la forma en la que conseguía dinero, pero tampoco sentía una motivación para conseguir un trabajo honesto y legal. Su vida y rutina se basaba en ir de su casa al instituto y del instituto a cualquier otra parte que no fuese su casa, porque no se atrevía a llamarlo hogar.
Llegaba a altas horas de la noche, cuando su madre y su padre estaban lo suficientemente borrachos como para notar cualquier cosa que pasara a su alrededor. Aprovechando que sus padres estaban inconscientes por el alcohol o las drogas, ella se tomaba la libertad de meterse entre las cosas de ambos y robarles porciones de aquellas sustancias ilícitas que luego vendía a los chicos jóvenes de GoldCrest, incluso a gente bastante adulta que llevaba una vida aburrida y quería probar cosas nuevas.
Su objetivo era juntar el dinero suficiente para irse del pueblo, dejar atrás a sus padres, obtener un buen apartamento en la ciudad y conseguir un buen trabajo, en donde pretendía ganar mucho dinero con el cual pudiera mejorar bastante su calidad de vida para, eventualmente, recuperar a su hermana menor.
Taissa se había escapado varias veces de aquellos grupos que acogen niños vulnerables o con padres sumidos en las drogas y el alcohol, pero su hermana pequeña, Kimberly, o como ella solía decirle, Kimy, no había corrido con la misma suerte. A esas alturas de la vida Kimy debía tener alrededor de seis años, aún era pequeña y en cualquier momento alguien querría adoptarla, pues era una niña adorable, amistosa y muy cariñosa, eso quería decir que Taissa tenía un tiempo limitado antes de que alguien se la arrebatara para siempre.
Aunque, si era completamente honesta, sabía que Kimy estaba mejor en la casa de acogida que en ese lugar que pretendía ser un hogar en uno de los barrios más pobres del pueblo. Sus padres, en cada oportunidad que tenían, la golpeaban bajo justificaciones casi absurdas, a veces, incluso, no tenían razones para agredirla, pero lo hacían de todas formas, y esa no era una vida que Taissa quería que su hermana menor tuviera, así que, mientras más lejos estuviera Kimy de ese par de psicóticos, era mucho mejor.
El día de la interrogación en la estación, Taissa llegó completamente sola, ni su madre ni su padre estaban en condiciones humanas para acompañarla, y, para ser honesta, prefería tomar ese asunto por su cuenta, si ellos se enteraban que era sospechosa de un asesinato, tendrían una excusa para partirle la boca a puñetazos, y no estaba dispuesta a gastar su maquillaje en tapar moretones.
Esperó sentada unos cuantos minutos antes de que una de las tantas puertas se abriera y saliera la alguacil Kuffler. Detrás de la autoridad apareció Gema, tan radiante como siempre. Una sonrisa se esbozó en el rostro de ambas cuando se vieron mutuamente; se levantó de su asiento y corrió a darle un abrazo, se habían visto el día anterior, pero, por alguna razón, sentían que habían pasado años desde la última vez que se vieron, y ese abrazo apretado se sentía necesario, como si hubiesen sido sus almas las que se hubiesen envuelto por un instante, fue casi placentero sentir el calor de la otra.
—¿Viniste sola? —preguntó Gema, alejándola—. No creo que puedas entrar a una interrogación por tu cuenta, cariño.
—No hay nada que pueda hacer—dijo Taissa, pasándose las manos por su cabello, soltando un suspiro—. Ya sabes...no debo entrar en detalles. Mi madre está viendo unicornios y mi padre se está peleando con el fantasma de su padre al cual sólo logra ver cuando alcanza un nivel de ebriedad altísimo.
Gema hizo una mueca de acongojo. La volvió a abrazar.
—Si quieres te puedes ir a mi casa hoy en la noche—le ofreció Gema—. Sabes que siempre eres bien recibida en nuestro hogar.
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Muy Profundo en el Bosque
Mystery / ThrillerDesmond, Brooklyn y Nolan han sido amigos desde que tienen memoria; Gema, Taissa y Harriet son un grupo poco común que de alguna manera se las han arreglado en el instituto para permanecer junto. Estos seis chicos deciden ir a una cita triple a un m...