Tempus Fugit • Soukoku

Mi musa

Influyes tan facilmente en mí,
Tus ojos reflejan todos los tonos de azul;
Cada una de tus curvas, la superficie de tu piel,
Todas llenas de secretos.
Unos que aún no he descubierto,
otros que en el futuro descubriré:
Eres mi revelación,
Eres mi pincel,
Eres mi pintura,
Eres mi lienzo,
Mi musa

.

.

Chuuya sintió que Dazai apretaba su mano con nerviosismo, el sudor se acumulaba contra sus palmas en contacto pero a Chuuya no le importaba, le consolaba saber que Dazai estaba tan nervioso como él.

La planta baja estaba en completo silencio, sus contrapartes mayores habían ido a dormir hace media hora aproximadamente.

Dazai sintió que Chuuya podía escuchar y escudriñar cada latido de su corazón, pero siguió caminando, sin siquiera darse cuenta de que estaba apretando la mano del mayor hasta que Chuuya le devolvió el apretón.

Cuando llegaron al armario se quedaron parados uno al lado del otro frente a la puerta de roble blanco por unos segundos. Dazai extendió su mano libre pero todavía sudorosa hacia el pomo de la puerta y lo giró, abriéndolo con un trago nervioso.

La puerta se abrió y dio un paso adelante, su mano resbalándose del agarre de Chuuya, luego sacó las fotos de donde estaban escondidas detrás de las cajas y, por supuesto, también las que dibujó.

Estaba esperando que la cara de Chuuya se contorsionara de disgusto, pero en lugar de eso, jadeó suavemente, extendiendo la mano para sostener todas las fotos sin pensarlo dos veces, no hubo ni una pizca de disgusto en su rostro, ni siquiera por un segundo.

Chuuya sintió que su corazón martilleaba contra sus costillas mientras miraba las diversas fotos de los recuerdos que su yo futuro había capturado.

Eran hermosas y se encontró formando una sonrisa que llegaba a sus ojos mientras miraba todas las fotos con Dazai y sus amigos y cuán despreocupado y eufórico se veía.

Miró a Dazai, quien lo observaba con una expresión de aparente sorpresa.

Sus miradas se cruzaron y la atmósfera apacible que los rodeaba animó a Dazai a hablar: "Estas son mis favoritas", dijo mientras extendía la mano y tomaba con cuidado el cuadro lleno de fotografías de ellos en París.

Chuuya observó con inusual fascinación como una sonrisa de adoración se dibujaba en el rostro de Dazai, hizo que el pelirrojo se sintiera débil de que al menor le encantaran tanto esas fotos.

Dazai sintió que Chuuya se acercaba más a él, y ahora ambos miraban las fotos.

Fue prueba suficiente para los dos de que no solo estaban enamorados, sino de que también se divertían.

Podías notar tan solo viendo los besos furtivos y desordenados en sus mejillas que se amaban más de lo que las simples palabras podían describir.

Chuuya pasó su dedo sobre las fotos, "Esto... no podemos ser nosotros..." susurró, sintiendo que su corazón cobraba vida en su pecho, se sentía tan satisfactorio verse tan envuelto en Dazai.

Pero Dazai lo tomó a mal, pensó que Chuuya no lo creía, que no quería creerlo, "Yo... sí... no hay manera".

Chuuya estaba completamente hipnotizado por las imágenes como para notar la tristeza en la voz de Dazai, aunque afortunadamente dijo algo para cambiarla antes de que Dazai se rindiera por completo.

"Son hermosos, nos vemos tan felices. Quiero decir, es increíble, aunque también un poco extraño..." Dazai suspiró, se sintió un poco mejor al escuchar eso.