Mojada | FayeYoko

Cortejo

Advertencia: Capítulo G!P Faye.

Pov Faye 🖤

Tengo una pequeña cabaña ubicada en lo más profundo de la reserva, prefiero evitar tener contacto con cualquier ser sobrenatural o humano, es por ello que decidí vivir lo más lejos posible. Además, está en mi naturaleza ser solitaria, he pasado bastante tiempo sin establecer algún tipo de conexión con alguien más que he llegado al punto en que estoy más sintonizada con mi lado animal, salvaje, feroz y libre, mientras que mi lado humano ha quedado ya casi en el olvido.

A pesar de habitar en la lejanía, ocasionalmente me cruzo en el camino a algún ser sobrenatural cuando salgo a cazar o simplemente a caminar por la zona, sin mencionar que una vez a la semana me acercaba al pueblo para comprar artículos de interés doméstico o para ir a un burdel en busca de placer. Las chicas del lugar me temen, lo sé, me gusta ser bruta cuando me las follo. En cualquier caso no me importa si les agrada o no, en una sola noche ellas nunca son suficientes, no logran satisfacerme por completo.

Cuando salí de mi guarida empezaba a caer notablemente la noche, tiempo perfecto para salir de cacería y también para explorar el bosque, mi animal interior rogaba por un poco de libertad. Me deshice de mi ropa y de un brinco me transformé en una gran pantera negra, enterré las garras en el suelo disfrutando la sensación para así adentrarme a la naturaleza.

Debí haber deambulado alrededor de una hora tratando de localizar alguna presa que valga la pena, hasta ahora no había encontrado nada interesante así que agudicé mis sentidos. A los lejos logré distinguir un par de gruñidos, así que presté más atención. Empecé a caminar hacia los gruñidos, más cerca de mi ubicación escuché el quejido de un animal herido. Un venado. Me dirigí al lugar sigilosamente, gracias a las almohadillas de mis patas no fui percibida inmediatamente.

El venado era joven, pero de un buen tamaño, tenía una mordida en la pata trasera causada por los lobos que escuché antes. Me coloqué en posición de ataque, lista para atacarlo de sorpresa, le daría una muerte limpia y no lo haría sufrir, me lance con determinación, pero de pronto recibí un golpe seco cerca de mis costillas en el aire interrumpiéndome a medio ataque, haciendome derrapar en el suelo un par de metros.

Enfurecida me giré para ver quién me había pegado. Delante de mí se encontraba un mujer en posición de ataque, esta vestía una túnica que apenas cubría su cuerpo. Ella inmediatamente saco dos dagas, el inicio del mango tenía una gema de color escarlata en forma de gota. Era una jodida ninfa, de esas que eran protegidas por la diosa artemisa.

Corrí la mirada en busca de mi presa, pero esta ya había huido, maldije internamente. La observé con furia colocándome también en pose ofensiva mostrando mis grandes y afilados colmillos. Me acerqué a ella lentamente, la ninfa también se movió dando pasos hacia el lado haciendo un círculo imaginario en el suelo, yo la seguí esperando ver quien atacaría primero.

—Olvidemos lo que sucedió, no quiero pelear, mucho menos herirte —dijo. Moví la cabeza en forma de negación.

A continuación me lancé al ataque, la ninfa lo esquivó fácilmente, pero en el acto ella logró herirme la pata izquierda. La herida no sólo dolía sino que también quemaba como la mierda. Miré sus dagas de ellas se notaba levemente un líquido transparente. ¡Las dagas tenían veneno!

Yo era una metafórica muy fuerte, mi habilidades estaban perfectamente desarrolladas por lo que curarse no sería problema pues lo haría en cuestión de minutos, el veneno no es tan potente, supongo que su intención es debilitarme. Ella estaba defendiéndose como una guerrera experta, por cada rasguño o mordida que yo daba ella me devolvía el doble.

Salté directo hacia ella, de nuevo logró esquivarme, pero no del todo porque en esta ocasión logré colocar un corte que provocó que su túnica y su piel se rasgaran cerca de su hombro, quedando uno de sus senos a la vista. De alguna manera esto me emocionó de sobremanera, ¡Demonios! Me estaba agradando.