En una tarde de verano, y el sol comenzaba a descender en el horizonte, tiñendo el cielo con tonos cálidos de naranja y rosa.
Lucas, un joven de 17 años, se encontraba en su lugar favorito: un gran roble en el parque cercano a su casa. Era su refugio, un lugar donde podía pensar y soñar sin ser molestado.
Llevaba una camiseta blanca y unos vaqueros desgastados, su atuendo habitual para los días cálidos. Su mochila escolar estaba a su lado, pero en lugar de los libros de texto habituales, contenía su cuaderno de bocetos y un par de novelas.
Lucas siempre había sido más de letras y arte que de fórmulas matemáticas y datos científicos.
Se sentó con la espalda apoyada contra el robusto tronco del roble, sintiendo la textura áspera de la corteza contra su piel. Cerró los ojos por un momento, disfrutando de la suave brisa que jugaba con su cabello oscuro.
Los pájaros cantaban melodías alegres desde las ramas superiores, creando una sinfonía natural que calmaba su mente.
Abrió su cuaderno de bocetos y comenzó a dibujar.
Sus manos se movían con confianza, trazando líneas que rápidamente se transformaban en figuras y formas. Dibujaba un paisaje imaginario, un lugar que solo existía en su mente pero que se sentía tan real como el parque en el que se encontraba.
Montañas majestuosas se alzaban en la distancia, con un río serpenteando a sus pies y árboles tan altos como rascacielos.
Mientras dibujaba, sus pensamientos divagaban. Pensaba en el futuro, en lo que quería hacer con su vida. La universidad estaba a la vuelta de la esquina, y aunque sabía que quería seguir una carrera en arte, la incertidumbre del camino por delante a veces lo abrumaba.
¿Sería capaz de hacer realidad sus sueños? ¿Tendría el coraje de seguir adelante a pesar de los desafíos?
Lucas sacudió la cabeza, alejando esas dudas. Siempre había creído que los sueños no eran solo para la noche, sino para ser perseguidos durante el día.
Miró su dibujo, ahora casi completo, y una pequeña sonrisa se formó en sus labios.
En ese mundo imaginario, todo era posible, y eso le daba esperanza.
Un sonido de pasos lo sacó de sus pensamientos. Levantó la vista y vio a Emily, su mejor amiga desde la infancia, acercándose.
Llevaba un vestido de verano amarillo que contrastaba maravillosamente con su piel pálida. Su cabello castaño se movía suavemente con la brisa, y sus ojos brillaban con curiosidad.
Sonriendo le pregunta -- Hey, artista. ¿Qué estás dibujando hoy? --
Devolviendole la sonrisa -- Hola, Em. Solo un paisaje que se me ocurrió. Nada especial. --
Emily se sentó a su lado, mirando el dibujo con admiración.
Asombrada le respondió -- Nada especial, dice. Esto es increíble, Lucas. Siempre logras capturar tanta vida en tus dibujos. --
Encogiéndose de hombros le dice -- Gracias. Solo trato de poner en papel lo que veo en mi cabeza. --
Mirando al cielo Emily dice -- Ojalá tuviera tu talento. A veces me pregunto cómo sería ver el mundo a través de tus ojos. --
Lucas la miró, notando la sinceridad en sus palabras. Emily siempre había sido su mayor fan, apoyándolo en cada paso de su viaje artístico. Era una de las razones por las que nunca se había rendido.
Con ternura le responde -- Ves el mundo de una manera única, Em. Tienes un don para ver lo bueno en las personas y en las cosas. Eso es algo especial. --
Emily se sonrojó ligeramente, pero sonrió ampliamente.
Con una sonrisa habla -- Gracias, Lucas. Significa mucho para mí que pienses eso. --
Se quedaron en silencio por un momento, disfrutando de la compañía mutua y del ambiente tranquilo del parque.
El sol seguía bajando, y las sombras de los árboles se alargaban sobre el césped.
Rompiendo el silencio Emily decide hablar nuevamente -- ¿Has pensado más sobre la universidad? Sé que es un gran paso, pero creo que lo harás increíblemente bien. --
Lucas suspiró, cerrando su cuaderno de bocetos y mirando al horizonte.
Sinceramente, ni él mismo está seguro de aquello.
Pensativo aún responde -- Sí, he estado pensando mucho en eso. Quiero seguir una carrera en arte, pero a veces me preocupa si realmente tengo lo que se necesita. Hay tantos artistas talentosos por ahí... --
Tomando su mano -- Lucas, tienes un talento increíble. He visto tus dibujos, he visto cómo tus ojos brillan cuando hablas de tus ideas. No dejes que las dudas te detengan. Tienes que seguir tu pasión. --
Las palabras de Emily lo reconfortaron, llenándolo de una renovada determinación. Ella siempre había creído en él, incluso cuando él dudaba de sí mismo.
Ella lo hacía sentir seguro en cada una de sus decisiones.
Sonriendo -- Gracias, Em. No sé qué haría sin ti. --
Sonriendole de vuelta -- Estaré siempre aquí para apoyarte. Y sé que, sin importar lo que pase, encontrarás tu camino. --
Después de varias horas de risas y pláticas,
el sol finalmente se ocultó detrás de las colinas, y el cielo se llenó de estrellas.Lucas y Emily se quedaron allí, bajo el árbol, hablando de sus sueños y del futuro, confiando en que, mientras se tuvieran el uno al otro, todo sería posible.
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