Era uno de esos días perfectos de verano en los que el sol brillaba con fuerza y el cielo era de un azul intenso, sin una sola nube a la vista.
Lucas y yo habíamos decidido pasar el día en la playa, nuestro refugio para escapar del ajetreo de la vida diaria y de las incertidumbres que nos acechaban con la universidad a la vuelta de la esquina.
Llegamos temprano, cargados con toallas, una sombrilla, y una nevera portátil llena de snacks y refrescos. Lucas llevaba su cámara, algo que siempre hacía cuando íbamos a lugares que le inspiraban.
Yo llevaba mi libro favorito, aunque sabía que probablemente no leería mucho, ya que prefería pasar el tiempo conversando con él.
Nos encontramos un lugar tranquilo y montamos nuestro pequeño campamento.
El sonido de las olas rompiendo contra la orilla y las risas de los niños jugando a lo lejos creaban una atmósfera relajante. Lucas y yo nos sentamos en nuestras toallas, mirando al mar.
-- ¿Recuerdas la primera vez que vinimos aquí? Apenas teníamos 10 años. --
-- Riéndose él respondió -- Claro que sí. Tú insististe en construir el castillo de arena más grande de la playa. Terminamos cubiertos de arena de pies a cabeza. --
-- riéndome --¡Y el castillo se derrumbó en cuestión de minutos! Pero fue divertido. --
Lucas sonrió, y su mirada se volvió pensativa mientras observaba el horizonte.
Siempre me había gustado esa cualidad suya, la capacidad de perderse en sus pensamientos y ver el mundo de una manera tan única.
-- Hay algo mágico en este lugar. Me inspira. -- pensó Lucas.
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Pasaron las horas y el sol estaba en su punto más alto. Decidieron darse un baño en el mar.
La sensación del agua fresca era revitalizante y, mientras jugaban en las olas, todo parecía más sencillo, sin preocupaciones ni miedos.
Emily sentía cómo el agua salada acariciaba su piel, mientras las risas de Lucas resonaban a su alrededor, llenándola de una felicidad pura y sincera.
Ver a Emily tan feliz y despreocupada era una de mis cosas favoritas. Había algo en su risa, una chispa de alegría que hacía que todo lo demás desapareciera.
Mientras nos salpicábamos agua y tratábamos de mantener el equilibrio en las olas, no podía evitar sentirme afortunado de tenerla en mi vida.
Después de un rato, volvimos a nuestras toallas, exhaustos pero felices. Emily se recostó y cerró los ojos, disfrutando del calor del sol en su piel.
Yo aproveché para sacar mi cámara y capturar algunos momentos. La luz del sol reflejada en su rostro, su expresión de paz, todo era perfecto.
-- Pensando -- Si tan solo supiera lo mucho que significa para mí…--
Después de un rato, decidieron dar un paseo por la orilla, dejando que las olas les mojaran los pies. Caminaban en silencio, disfrutando de la compañía mutua y del paisaje.
-- Un suspiro salió de sus labios --A veces desearía que estos momentos duraran para siempre. Aquí, contigo, todo parece tan claro y sencillo. --
-- Lucas la miró -- Lo sé, Em. Yo también siento lo mismo. Aquí es donde todo tiene sentido. --
Se quedaron en silencio por un momento, ambos sumidos en sus pensamientos.
Emily sentía un nudo en el estómago, queriendo decirle a Lucas lo mucho que significaba para ella, pero el miedo a arruinar su amistad la detenía.
Quería decirle. Quería que supiera lo importante que era para mí, cómo cada momento con él era un tesoro.
Pero las palabras se quedaban atrapadas en mi garganta. ¿Y si no sentía lo mismo? ¿Y si nuestra amistad cambiaba para siempre?
Nos sentamos en una roca cerca del agua, observando el atardecer.
El cielo se pintaba con tonos cálidos, y las olas brillaban con los últimos rayos de sol.
-- Lucas rompió el silencio -- Em, ¿alguna vez has pensado en cómo será el futuro? --
-- Mirándolo fijamente --Sí, a veces. A veces me preocupa, pero también me emociona. ¿Y tú? --
-- Suspiró -- A veces tengo miedo. Miedo de no lograr mis sueños, de perder lo que más valoro.--
--Emily tomó su mano -- No vas a perder nada, Lucas. Eres increíblemente talentoso y tienes un corazón enorme. Vas a lograr todo lo que te propongas. --
Lucas me miró, y en ese momento, algo cambió. Había una intensidad en su mirada que nunca antes había visto. Sentí que mi corazón latía más rápido, y el mundo alrededor de nosotros se desvaneció.
El momento se rompió cuando el sonido de unas risas cercanas los distrajo. Un grupo de amigos pasaba cerca, saludándolos alegremente.
Lucas y Emily sonrieron y levantaron la mano en señal de saludo.
Quería decirle. Quería que supiera lo que sentía, pero no encontraba las palabras.
Tenía miedo de arruinarlo todo, de perder a
la persona más importante de mi vida. Así que en lugar de hablar, me limité a disfrutar del momento, esperando que algún día tuviera el valor de abrir mi corazón.
El sol finalmente se ocultó, y el cielo se llenó de estrellas. Lucas y Emily regresaron a su pequeño campamento, se envolvieron en sus toallas y se sentaron cerca el uno del otro, mirando las estrellas.
-- Gracias por este día, Lucas. Significa mucho para mí. -- dijo Emily en voz baja --
-- Gracias a ti, Em. Eres mi mejor amiga, y no sé qué haría sin ti. -- dijo con una sonrisa en su rostro --
Las palabras quedaron en el aire, sin ser pronunciadas, pero ambos sabían que había algo más. Una conexión más profunda, un sentimiento que aún no estaban listos para admitir. Pero por ahora, estaban juntos, y eso era suficiente.
Mientras la noche avanzaba, se quedaron hablando de sus sueños, de sus miedos y de todo lo que esperaban del futuro.
Y aunque las palabras no dichas seguían en sus corazones, sabían que algún día, encontrarían la forma de expresarlas.
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