I Mundo Retorcido II

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Olvidé mencionarlo, pero hay muchos temas oscuros aquí, habrá muchas cosas cuestionables, pero no se apoyarán o promoverán dichos temas. Aunque eso ya deberían esperarlo de parte de Commorragh.

Pocos minutos más tarde.

El joven tenía puesto su casco nuevamente al igual que su correa. Sin embargo, esta vez, andaba más sumiso que antes. Lo que había visto iba más allá de lo que la crueldad humana podría hacer o incluso imaginar. Decir que lo que vio es un destino peor que la muerte sería burlarse. Esto va más allá que un simple destino peor que la muerte.

Seguía obedientemente a su ama, pensando muy nervioso en lo que podía hacer, lo que sea, aunque sea algo que le de la posibilidad de escaparse. Sin embargo, sabía que con tal poco conocimiento, encima de enfrentarse a unos seres claramente superiores, lo estresan y afligen enormemente.

Recuerda como un golpe apenas movió con fuerza la cabeza de un guerrero de ellos, y es muy consciente que su físico es muy impresionante para un ser humano. Cada vez que lo seguía pensando... su moral se desvanecía.

Su ama sonrió curiosa ante esto. Este joven "animal" aún tenía un poco de fuerza mental para querer salir de alguna forma, pero sonrió con crueldad al notar que sus ojos perdían su determinación. Durante el camino, el joven miraba los lados, tratando de obtener tanto información como podía, solo para tener sus esperanzas más y más aplastadas al ver más y más seres retorcidos, sobretodo unos muy grandes y musculosos portando armaduras negras muy amenazantes.

Vio a un lado varios cadáveres de esos seres, pero la gente o no le importaba o simplemente aceleraban el paso al verlo. Con eso le decía que el lugar es extremadamente peligroso, sobretodo cuando su ama comenzó a jalarlo con más fuerza. Subió la guardia, pero con muy pocos ánimos.

Durante el camino, observó que varios de esos seres se mataban los unos a los otros, ya sea para robar, capturar o peor... por puro placer. Lo último le dio muchos escalofríos, sobretodo porque al parecer es muy común esa parte. Lo peor es que, ni siquiera esos guerreros de armadura negra les importaba, o directamente hacían lo mismo aprovechándose de su superioridad física, habilidad y armamentística.

Siguieron yendo a paso rápido. La mujer finalmente habló. —Oh, ya era hora. Quédate afuera Mon'keigh. Tu especie no está permitido ahí... vivo...— Ella dijo con frialdad y demanda para luego atar su correa en un objeto de afuera. Luego de atarlo ahí, se metió a una estructura cercana. El joven miró la estructura en la que se metió su ama, sin quejarse internamente el hecho de que quedara afuera como un animal.

La estructura solo tenía esta descripción: Grotesca, intimidante, oscura, avanzado e inquietantemente familiar. El joven trató de mirar el interior, sin embargo, olió algo: Restos humanos. Escuchaba risas a su alrededor, claramente de los demás seres burlándose y menospreciando su existencia.

La ama volvió con una mayor sonrisa, pero el joven miró fijamente su piel. Era no solo diferente, sino a restos humanos... —¿Notas algo diferente en mi piel? ¿Mon'keigh?— Preguntó juguetona. Parpadeó sorprendido, y miró sorprendido su piel, esto le provocó una sonrisa curiosa aunque al mismo tiempo no sorprendida a su ama.

—Muchos Mon'keigh lo encontrarían perturbador y asqueroso, pero tú estás muy familiar con esto.— Ella luego comentó con repentino aburrimiento. —Bueno, tampoco es la gran cosa, solo eres un salvaje que le encontró gusto a los muertos.— Sin cuidado alguno, lo jaló después de desatar su correa del objeto.

Siguieron caminando por lo que parecía un camino de angustia sin fin. La gran falta de oxígeno aquí en comparación a su mundo lo llenaba de náuseas, y más el estrés de tener la guardia más alta de lo normal lo estresaba todavía más. Eso sin contar su pérdida de vigor al ver como conforme pasaba el tiempo su libertad era más una ilusión que una posibilidad.

Señor de Commorragh "abn alhayat wal'alam"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora