IV Señor de Commorragh II

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Dato extra: elección de placer:

El protagonista a diferencia de su "padre" verdadero no se deja controlar por sus deseos, sin embargo, puede simplemente decidir que le da placer y que no. A pesar de eso, dejó que las emociones tomaran control de su ser transformándolo.

Segundo dato extra: Entre los mortales, no hay digno de mi:

El protagonista actualmente es mucho más poderoso que incluso Horus en su ascensión y el emperador cuando estaba vivo juntos. Además de que con cada pizca de dolor que inflige directamente, su poder aumenta.

Una larga alarma se escuchaba por todo Commorragh. Múltiples disparos tanto terrestres como al aire se dispersaban como una lluvia incesante. La invasión aunque no es seria, recobraba muchas vidas como varios niños pisando en varios hormigueros.

Una súcubo drukhari, siendo parte de los defensores de Commorragh, estaba en una zona de operaciones algo improvisada, pero efectiva. —Esto ni siquiera es una fuerza de ataque, son simplemente fuerzas de molestia desde múltiples reinos satélite. Están estudiando nuestras defensas.— Comentó con una queja la súcubo. A lado de ella había un sibarita el cual la ayudaba en dirigir parte de las fuerzas defensoras.

—Supongo que no desea que mostremos nuestras mejores defensas.— Dijo el sibarita. La zona de operaciones tembló un poco, pero ninguno de los 2 reaccionó ante el temblor. —Si, la kabala y los prisioneros de guerra no deben de participar. ¿Se los comunicaste a las demás fuerzas?— Preguntó la súcubo.

—Si. Los prisioneros de guerra, las brujas y la kabala se escondieron.— De repente llegó un temblor más fuerte causando que ambos se estabilizaran rápidamente. —Aunque las brujas tendrán que mostrarse si el ataque sigue siendo igual de fuerte por los siguientes 3 días.— Finalizó el sibarita.

—Sabes que no podemos fallar, ¿verdad?— Preguntó con un horrible temblor frío en su cuerpo, contagiando la acción al sibarita. —Si...— Una imagen de un joven humano musculoso de 188 cm con una armadura de huesos eldar se le vino en la cabeza, ya dándole ganas de llorar de miedo. —Moviliza y dirige a tus escuadrones de carne de cañón, no te muestres bajo ninguna circunstancia. Entre menos sepan, mejor.— Ordenó la súcubo mientras un leve temblor ocurría en el lugar.

El sibarita asintió y salió afuera, tomó un vehículo ligero terrestre y se fue rápidamente hacia una defensa sitiada. Se ocultó entre las ruinas de un edificio oscuro. Después de haber ocultado su vehículo muy bien, sacó un comunicador y habló. —¿Situación?—

—Están enviando algunas brujas, necesitamos refuerzos.— Comentó desde el comunicador una voz ajetreada con disparos, explosiones y gritos de fondo. —Resistan, veré si hay un escuadrón disponible.— Cambió el canal de comunicación. —¿Tienen un escuadrón disponible?— Preguntó. —Carne de cañón, solo puedo ofrecer eso.— Comunicó una voz algo presionada.

—Énvialo a estas coordenadas.— Envió coordenadas, y cambió el canal de comunicación. Pero no hubo respuesta. Volvió al canal de comunicación anterior y habló. —Olvídalo, las coordenadas cayeron.— Habló rápidamente. —¡Necesitamos refuerzos! ¡Están trayendo guerreros de kabala!— Exigió la voz ya muy ajetreada.

De repente, una explosión apareció esparciendo el muro de unas ruinas. El sibarita hizo una mueca de enojo y sacó su espada y una pequeña pistola. Disparó una vez matando a un drukhari enemigo, rebanó diagonalmente a otro para luego esquivar un corte con gracia y decapitar a un tercero. Disparó unas cuantas veces más matando a un cuarto drukhari.

El quinto y el sexto comenzaron a retirarse, pero al quinto lo partió en 2 mitades con un movimiento rápido con la espada y al sexto lo mató a disparos por la espalda. —Mierda de Mon'keigh.— Maldijo subiéndose rápidamente a su vehículo y saliéndose de ahí rápidamente a toda velocidad, atropellando en el proceso a un enemigo mientras se escondía entre las ruinas durante su huida.

Señor de Commorragh "abn alhayat wal'alam"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora