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                                    Pilar

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                                    Pilar

Recién me había salido de bañar y estaba decidiendo que ponerme, no sabía con que cara iba a ir a lo de Enzo después de lo que pasó hoy a la mañana pero todo sea por Olivia.

Una vez elegí algo bastante casual decidí comer un chicle de menta que tenía en el bolsillo de la campera que me había puesto y salí a buscar mi auto, porque ayer llego de Miami a si que lo voy a usar para todo.

En todo el viaje fui pensando que iba a decir cuando llegara, ¿Estará Valentina? ¿Que iba a decir? No paraba de hacerme preguntas a mi misma que ni siquiera tenía yo las respuestas.

Una vez llegué a la entrada del country le di un codigo que Enzo me había pasado al de seguridad y me dejó ingresar a si como también me indico dónde era la casa de Enzo.

Cuando llegue a mi de Enzo inhale y exhale para después bajarme del auto y tocar la puerta, a los segundos que te toque se abrió la puerta dejando ver a Olivia en la puerta con una sonrisa.

—piliii—pronuncio la niña alargando la última vocal.

Me agache para abrazarla y darle un regalito que había comprado de paso, cuando me levanté ví la figura de Enzo recién bañado con su torso desnudo y un short de river.

Por dios, que buena vista

—hola pili—dijo con una sonrisa incómoda para después tomar mi cintura y dejar un beso en mi mejilla ya que estaba Olivia en frente nuestro ñ.

—hola Enzo, cómo estas—dije con una media sonrisa.

—estaba mal, pero ahora estoy bien—dijo para soltar una risita.

A la cual obviamente respondí negando y riendo con la cabeza, fue como si en ese momento la incomodidad se hubiera ido con el aire.

—pili, vamos a jugar—dijo con dificultad y llamando la atención de los dos la pequeña.

Me separé de Enzo y fijé mi atención en Olivia quien me tomo con su manita mi mano y me llevo hasta su pieza.

Cuando llegamos nos sentamos en el piso de la habitación y Olivia comenzó a sacar sus juguetes de una caja con su nombre.

Estuvimos un rato largo jugando, charlando, haciéndonos cosquillas. Había superado estar sin mis hermanos pero con Olivia era como si fuera mi hermanita chiquita.

Estábamos jugando al té cuando la puerta se abrió detrás nuestro.

—oli, gordita vamos a hacer la tarea—dijo Enzo apareciendose con una sonrisa en la habitación.

—pili, me ayudas—dijo la pequeña con un puchero que me mataba.

—ya la molestaste mucho a pili hija—dijo Enzo rascándose la cabeza.

POR SIEMPRE - Enzo Fernández Donde viven las historias. Descúbrelo ahora