Capítulo 1

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Todo por el todo

Finalmente había llegado el momento.

Luego de varios días de intensa practica con armas angelicales en cuarteles secretos, arduos entrenamientos, horas investigando a todos los invitados y un estudio exhaustivo de la mansión, que incluían las entradas, salidas y cuartos secretos, el equipo de I.M.P, dentro de su furgoneta preparaba todo para llevar a cabo su cometido. Era arriesgado y lo sabían, la mayoría de los presentes eran demonios muy poderosos y los guardias tenían vigilado cada rincón del lugar, pero a pesar de todo estaban decididos a lograrlo. La misión era clara y concisa. Stolas Goetia bañaría los pisos de sangre azul.

-Bien, señor. Millie y yo tenemos listas nuestras posiciones-. Moxxie, sosteniendo un par de pistolas, vio a su jefe que revisaba por cuarta vez el rifle con el que realizaría el ataque.

-Asegúrense de que sus micrófonos funcionen bien. Ah y también el audio. No quiero tener que gritarles por la ventana porque les falló el audífono a mitad de una misión secreta como la última vez.

-Si alguien comprara equipamiento de calidad-. Murmuró el peliblanco, rodando los ojos.

-Ve cuánto cuestan y luego atrévete a abrir el hocico-. Respondió el jefe, viendo a su empleado con molestia.

-La señora Stella dio la señal. Blitz, ya es hora-. Millie intervino, señalando el teléfono desechable que sostenía cuya pantalla mostraba un mensaje.

Blitz suspiró. Estaba emocionado y nervioso. Era una operación que lo podría llevar a la grandeza, todo debía salir perfecto. Él y su empresa dependían de ello.

El imp volteó viendo hacía el asiento del copiloto donde su hija, recostada en este, veía su teléfono con desgana.

-Loona...

-Sí, sí, mezclarme con los guardias de seguridad. Entendido-. Interrumpió la Hellhoud con fastidio.

-Perfecto. Bueno equipo...-. Blitz aplaudió tomando aire. Sus ojos tomaron un color potente, reflejando todas las emociones que revotaban en su interior deseando ser expulsadas como balas de cañón.

-Manos a la obra.

Era un salón inmenso, predeciblemente elegante y repleto de cosas cuyo valor se veía desmesurado. Blitz se arrastraba por las vigas del techo que no solo eran poco visibles por los inmensos candelabros que brillaban y embellecían más el lugar, sino porque se encontraba a ocho metros de altura, siendo prácticamente invisible desde el suelo. Loona rondaba por el salón disfrazada de una agente de seguridad, viendo discretamente hacia el techo de vez en cuando, revisando si su padre pasaba desapercibido, y así era.

La ostentosa fiesta estaba repleta, los exóticos aromas de los costosos perfumes llegaban a provocar dolores de cabeza. La comida era diminuta, pero lucía deliciosa y elegante a la vez. Se veían a los meseros con los mejores licores en bandejas de plata trasladarse de un lado a otro y los refinados demonios presentes no se limitaban a más que hablar de sus negocios, ganancias o herencias y a reírse de los que no tenían negocios, ganancias o herencias. Blitz no esperaba ver mas que eso.

Oculto en las alturas, armando el rifle con gran habilidad, el ase analizaba con suma atención el área y cada actividad de su hija, asegurándose que todo siga marchando según lo planeado. Sabía que la víctima aún no estaba en el salón, pero sus empleados lo alertarían cuando lo vieran llegar junto a Stella y para ese momento él ya estaría preparado.

El imp sintió una vibración en su audífono y seguidamente se oyó la voz de Moxxie.

-Señor, ya están aquí. Van hacía el salón principal.

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