Cap 10

427 38 9
                                    

Nos dirigimos a un acogedor restaurante italiano que Richard sugirió.
-monita vi en insta que acá tienen una pasta vea, deliciosa, Te va a encantar- me dijo con una sonrisa, mientras me ayudaba a bajar del coche. La puerta del restaurante se abrió y el aroma de albahaca y ajo nos envolvió. La decoración era íntima y acogedora, con luces cálidas que creaban una atmósfera perfecta, al parecer consiguió una reserva bastante privada, mejor jajaja.

Richard tomó mi mano mientras nos dirigíamos a a la mesa. - Aquí estaremos más cómodos- comentó, apretando suavemente mis dedos antes de soltarme para ayudarme a sentar.

La conversación fluía con facilidad mientras compartíamos anécdotas y risas. Nos decidimos por un almuerzo de pasta. Mientras esperábamos la comida la cual no tardo en llegar, nuestros pies se rozaban sutilmente bajo la mesa, creando una corriente de electricidad entre nosotros.
-Cuéntame, ¿que vueltas tienes pendientes por hacer?- le pregunté mientras degustaba mi plato
-isa, pues estaba pensando en ir a comprar unas cositas para llevar a mi familia a Colombia, y uy parce, se me olvidó contarte aquí don distraído se le olvido traer muchas cosas, entre esas ropa interior y ropa normalita- me dijo mientras se reía, se veía tan tierno, dios; me uní a su risa y le pregunté
-no diré nada porque perfectamente sería yo, pero, entonces como estás haciendo? - dije esto alzando mi ceja con genuino interés, para acto seguido escuchar una carcajada por parte de él, la verdad no entendí JAJA, seguramente noto mi cara de "wtf" y me respondió
-bebé pues, afortunadamente no llevo mucho acá, obviamente traje pero no la suficiente, agua jaboncito y sale, eso en la noche lo dejo secando.- hizo una pausa y se quedó pensando un momento-¿no sientes que la gente sería mas feliz sin ropa interior?-
¿en qué momento llego a este tema? Seguramente mi cara de confusión estaba haciendo presencia en la situación y la risa de él se hizo presente, me uní un poco confundida y trate de seguirle un poco la corriente.
-pues supongo, al que le gusta le sabe, sé feliz qué te lo impide? - le conteste para reírme sin despegar ni un segundo mi mirada de la suya

Richard se inclinó un poco hacia adelante, apoyando sus codos en la mesa, y con un tono juguetón añadió, -Bueno, monita, no me sorprendería si tú también disfrutaras de esa libertad, pero quien sabe, conmigo-
Sentí el calor subir a mis mejillas por la virgen de los futbolistas coquetos con sonrisa que deja sin aire ayúdame JAJAJAJAJAJAJ.
-ojito Rios, No se me vaya a caer de esa nube. Pero sí, a veces es liberador- le respondí, manteniendo el tono coqueto. Note tensar su mandíbula y torcer sus ojos y díganme loca pero en lo que se acomodaba en su silla nuevamente un pequeño susurro escuche de sus labios -"algún día"- dios.
La conversación tomo un giro un tanto brusco, y la verdad lo agradecía, ambos nos dedicábamos a comer y hablar de anécdotas familiares, cada vez iba conociendo mas de él y su vida era algo que me reconfortaba mucho, este muchacho era mas que una carita sexy, era perseverancia, lucha, amor... cada vez me sorprendía más, que corazoncito tan noble tiene.

-venga déjeme probar el suyo, me antojo- dijo Richard, y antes de que pudiera responder, tomó un pequeño bocado de mi pasta con una sonrisa traviesa.

-¡Ole, atrevido! Pero está bien, te dejo- Le respondí riendo, mientras le ofrecía mi tenedor. Esa cercanía y esos pequeños gestos de intimidad se sentían naturales y emocionantes.

-No te preocupes, Isa. Solo estoy probando lo mejor de ambos mundos- dijo, guiñándome un ojo antes de devolverme el tenedor.

Después del almuerzo, decidimos ir de compras, yo aprovecharía para comprar unas cosas para mi, Richard sugirió una tienda de ropa cercana. -Vamos, monita. La verdad no soy bueno comprando ropa solo, siempre llevo cosas que nunca me pongo, por eso la traje usted va ser mi "asesora de imagen"- dijo esto ultimo en un tono bastante amanerado y ambos no pudimos evitar soltar una carcajada. Llegamos a una tienda bastante elegante, había ropa divina, el paraíso si señores.
-¿tú también vas a comprar ropa cierto?- me pregunto mientras posaba su mano en mi cintura
-si, la verdad estoy antojada de algunas cositas que ya había visto en la web- le respondí mientras me acercaba a las vitrinas. Ambos tomamos rumbos diferentes en la tienda, yo ya tenía mis prendas seleccionadas, las fui a dejar en el probador para acto seguido ir ayudar a Rios, no tenía nada y su carita de frustración me causo mucha ternura.
-Es que no sé, nada me gusta- dijo esto mientras un puchero se hacía presente en su carita, me derrito, solté un risita pequeña y lo tome de gancho.
-ven vamos yo te ayudo- nos decidimos andar la tienda juntos
ya llevábamos como 5 outfits, definitivamente tengo buenos gustos.
-uy antes de que se me olvide monita, los boxers- dijo para llevarme con él a la vitrina, habían muchos motivos y bueno creo que en esto no es necesaria mi ayuda, me dispuse a revisar mi celular mientras él elegía, su voz se robó mi atención.
-bebé si vos te vas a comer con alguien y te sale con unos boxers así, te lo comes? O te dejas embarazar? - me pregunto serio y expectante. Baje mi mirada a lo que tenía en sus manos y era una prenda inferior con pequeños gallos plasmados en ella, la carcajada brotó desde lo más profundo de mi ser.    - ¡ay! Vos tan aguafiestas isabela- dijo para unirse a mi risa   -de igual forma los voy a llevar, están una chimba marica, en estos días se los modelo- me dijo para después guiñarme el ojo, negué con una sonrisa en mi cara, este hombre no para de sorprenderme, nos dispusimos a ir a los probadores , cada quien entro al suyo, al parecer a Richard le gusto todo y le quedo bien, en esto si fue rápido, me estaba esperando afuera en una de las sillitas de los probadores mientras yo, estaba luchando con las prendas, se veían muy lindas en las vitrinas pero definitivamente no eran mi estilo.
-mona, salga yo le ayudo a decidir no sea terca, lleva como media hora allá metida, egh- escuche la voz del moreno.

-¿Te gusta esta blusa?-pregunté, saliendo del probador y girando para que pudiera verla bien, era una blusa tipo corset negra con encaje, la verdad era divina y siendo sincera se acentuaba hermoso a mi cuerpo, mis niñas sobresalían muy bien con esta prenda.
-uy Isa, se ve espectacular, si o si debe llevarla- respondió, note su  mirada oscurecerse recorriendo mi figura de arriba abajo. Sentí un escalofrío de emoción y nerviosismo al notar la intensidad de su mirada.
Al probarme una falda ajustada, tuve problemas con el cierre y llamé a Richard. -Rios, ¿me ayudas con esto?-le pregunté desde dentro del probador. La cortina se abrió y él entró, cerrándola detrás de él. Se inclinó hacia mí, sus manos rozando mi piel mientras intentaba arreglar el cierre.
-Claro, corazón a usted en lo que quiera- dijo con un tono bajo y seductor. Sentí su aliento en mi cuello y un escalofrío recorrió mi cuerpo. Sus manos se movían lentamente, arreglando el cierre mientras sus dedos rozaban mi piel, creando una corriente de electricidad entre nosotros.
-Gracias, Richard- murmuré, mi voz apenas un susurro.
-No hay de qué, bombón y esta falda sin dudas también deberías llevarla- respondió, sentí sus labios rozando suavemente mi oído y uno de sus dedos rozar levemente mi pierna.
Me giré para mirarlo y nuestras caras quedaron a pocos centímetros de distancia. Sus ojos se encontraron con los míos, y pude ver la intensidad y el deseo en su mirada. Sin pensarlo, levanté una mano y toqué su mejilla, acariciándola suavemente.
-no te imaginas como me gusta la manera en que me miras- le dije, mi voz temblorosa pero segura.
-Y a mí me encanta mirarla, Isa-respondió, acercándose un poco más. Sentí sus labios rozar los míos en un beso suave y lento, cargado de emoción y deseo. Mis manos se deslizaron hasta su cuello, acercándolo más a mí mientras el beso se volvía más profundo y apasionado.
Nos separamos lentamente, ambos respirando con dificultad, un "por fin" salió de sus labios robándonos a ambos una sonrisa.
-Creo que deberíamos salir antes de que alguien nos vea- susurré, con una sonrisa traviesa.
-miedo a dios- respondió Richard, con una sonrisa que reflejaba la mía e hizo el amague para acercarse nuevamente a mis labios, la verdad a mi si me daba miedo, ambos somos figuras publicas y lo que menos quiero es salir en noticias escandalosas. Lo aleje y Abrí la cortina con precaución, afortunadamente no había nadie por ahí, él me ayudó a salir del probador, ambos tratando de recomponernos y actuar como si nada hubiera pasado intercambiando par de miradas llenas de complicidad y deseo.
Mientras nos dirigíamos a la caja para pagar, Richard insistió en llevar las bolsas.
-Déjame ayudarte, isa-dijo con una sonrisa cálida.
-Gracias, Richard. Me estás malacostumbrando-respondí, sintiendo una cálida sensación de agradecimiento y algo más profundo.
-Me gusta cuidarte, Isa. Y si eso significa malacostumbrarte, lo haré con gusto- dijo, mirándome con una intensidad que hizo que mi corazón latiera más rápido.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jul 31 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

DESTINOS CRUZADOS: El futbolista que cambio mi vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora