Ambientada en la temporada 3/4, Elena siente una extraña atracción a su alrededor, casi como si fueran los dos extremos opuestos de un imán. Siente que cobra vida al ver a su peor enemigo, y lo odia. Se odia a sí misma por ello, porque no tiene ning...
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—Esther —dijo, y al entrar en la casa llamó a la mujer por su nombre, con una sonrisa firme en su rostro. Por primera vez desde que su marido había muerto, estaba verdaderamente feliz.
Finalmente había aceptado la oferta de Elijah, y él le había dicho que informaría a Mikael pronto. Así que cuando le pidieron que se reuniera con Esther, esperaba que tal vez fuera para hablar sobre la ceremonia de la boda.
—Tatia, por favor. —Caminó hacia donde estaba parada la otra mujer, con páginas de hechizos y encantamientos ante ella—. Parece que necesito tu ayuda.
—¿Mi ayuda? —preguntó confundida—. Pero no soy una bruja. Esther parecía estar a punto de perder la paciencia, pero parecía tener todo bajo control.
—No, no es magia lo que necesito. Solo unas gotas de tu sangre —dijo mirándola suplicante—. Después de lo que le pasó a Henrik, he encontrado una forma de proteger a mis hijos. —Tatia la miró sorprendida, aunque no tenía ningún afecto particular por Rebekah, Kol o Finn, sí le importaban Elijah y Nicklaus—. Pero primero, necesito tu sangre. —Esther sacó una pequeña daga y Tatia puso su mano sobre la mesa entre ellos.
Se le escaparon algunos jadeos cuando le extrajeron sangre, pero no sufrió ningún daño.
Al menos no esa misma noche.
Realmente no debería haber confiado en Esther.
º
Una vez que terminó el discurso y Esther subió las escaleras, Elena sintió que el miedo se disipaba. Su corazón se desaceleró cuando la mujer se alejó y, de repente, temió la conversación que necesitaba tener con Esther.
Ella no entendía su miedo hacia esa mujer, la reacción visceral que tenía hacia ella, sólo sabía que estaba arraigado en ella como si fuera una marca.
—¿Vamos? —preguntó Elijah mientras bajaba las escaleras y le ofrecía la mano.
—Es una tradición —dijo mientras la conducía al salón de baile, compartimentando las cosas. Últimamente se le había dado bien eso.
