Los días posteriores a la excursión transcurrieron tan rápido que todos apenas parecían creerlo. El tiempo se había marchado en tan solo un suspiro y se sentía irreal el hecho de que ya hubiera pasado casi una semana desde entonces.
Quizá no era para menos, después de todo, el entusiasmo que había causado esa salida no se comparaba en nada con el revuelo e incertidumbre que provocaba la fecha resaltada más próxima en el calendario: el Día de San Valentín.
Todos estaban sumamente emocionados por ello. Muchos habían comenzado a prepararse desde días antes y algunos inclusive ya tenían listos los regalos destinados para aquella persona especial. Pocas veces se aspiraba ese aire de nerviosismo y esperanza como en esa ocasión, cuando los corazones más jóvenes bombeaban con fuerza en espera de ser correspondidos y los mayores les miraban pasar con una sonrisa de experiencia, viéndose a sí mismos reflejados en aquellos chicos y con la mente envuelta en recuerdos de sus años de juventud.
A decir verdad, México no solía prestarle mucha atención a esa fecha. En años anteriores lo único que le había causado un mínimo interés en ese día eran los chismes y posibles declaraciones de afecto que como cada año salían a la luz. Si se llegaba a presentar una pelea por celos, si rechazaban a alguien o si los planes salían bien y se formaba una nueva pareja en la escuela, seguro él y sus amigos estarían en primera fila para presenciarlo.
Después de todo, al ser alguien que casi todo el tiempo pasaba desapercibido, no solía recibir muchos presentes o regalos como otros lo hacían, —USA, por ejemplo— más que alguno que otro pequeño detalle por parte de sus amigos o compañeros de salón que lo apreciaban. Así que, para divertirse un poco y evitar caer en el aburrimiento que reflejaba la poca emoción de su día mientras los demás parecían formar recuerdos inolvidables, solía estar al pendiente de cualquier situación interesante que pudiera suceder y de la cual no formaba parte.
Aunque gracias a todo lo que le había ocurrido durante esos últimos meses, tenía la sensación de que en esta ocasión sería diferente.
Durante toda esa última semana la escuela se encargó de organizar el evento, se estableció el programa y los chicos que participarían estuvieron practicando sin descanso sus respectivas presentaciones. Casi todo el tiempo México estuvo con ellos; repitiendo una y otra vez las melodías para las ambientaciones hasta que pudo tocarlas en el piano casi con los ojos cerrados. La parte buena de que el curso estuviera por terminar era que realmente ya no hacían nada importante. Los maestros habían terminado las clases y solo asistían para cuidar a los chicos y cumplir con las horas que tenían asignadas, así que no importaba si México no estaba presente en el salón o si lo llamaban en cualquier momento para seguir practicando, después de todo, no se perdía de nada.
Y a él la verdad no le molestaba. De alguna manera prefería estar todo el día en el aula de música ensayando que aburrido en su salón sin hacer nada interesante. Además, cuando no había nadie, aprovechaba la oportunidad para tomar una de las guitarras disponibles y practicaba con ella aunque fueran tan solo algunos minutos.
Aun así, estaba consiente de lo que significaba tener tanto tiempo libre; el fin del ciclo escolar estaba más cerca cada vez y por ende la fecha de su examen de asignación también. Es por ello que sus sesiones en el curso después de clases se habían intensificado. Es por ello que por momentos se sentía asfixiado gracias a tanta información que debía memorizar.
A pesar de todo, hacía un esfuerzo por no pensar en eso; por el bien de su salud mental.
La mañana del viernes México despertó como cada día en cuanto escuchó su alarma sonar. Al desactivarla, abrió los ojos adormilado y miró el techo de su habitación con pesadez, disfrutando de los pocos segundos de tranquilidad que tuvo antes de recordar lo que haría ese día y antes de que su madre fuera a asegurarse de que hubiera despertado.
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Casualidad...❞ |Mexico's harem - Rusmex.
Fiksi PenggemarEra un nuevo ciclo escolar; el último grado, y ciertamente no esperaba que se llegara a complicar tanto. Día a día era lo mismo, la misma rutina aburrida de siempre y a la cual estaba sometido. Pasar tiempo con sus amigos le ayudaba a sobrellevarlo...