aurora ━━━━ Newt

─── five

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–¡AURORA!

Una semana más, dios mío.

Lo que mas me preocupaba era que la extraña voz cada vez se hacia más débil, como si estuviera muriendo.

A lo mejor yo estaba muriendo.

Un nuevo novato llegaría hoy, los chicos habían hecho apuestas sobre que seria, si usabas negro eras team niño, si usabas café eras team niña. La mayoría creía que empezarían a mandar chicas, yo también lo esperaba.

Me senté en el comedor, Minho estaba a mi lado y Ben seguía dormido. Los corredores descansaban hoy para recibir al nuevo novato, así que ellos preferían dormir hasta que la caja subiera.

—Buenos días a todos.

Cerré los ojos con fuerza al escuchar su voz, Newt se había comportado extraño conmigo desde ese día en el jardín.

¿Por qué se comportaba así? Sentía mucha vergüenza y resentimiento. Traté de concentrarme en mi desayuno, pero la incomodidad no me dejaba en paz.

Justo enfrente de mí, Newt se había sentado a comer, evitando mi mirada. Sentía que todos los demás estaban observando cada movimiento, cada gesto.

—¿Dormiste bien, Aurora? —su voz rompió el silencio, y levanté la vista, encontrándome con sus ojos solo por un momento antes de desviar la mirada.

El sonido de su voz me hizo estremecer.

Santo dios.

—Sí, más o menos. ¿Y tú? —respondí, tratando de sonar casual, pero mi voz temblaba ligeramente.

—Más o menos —dijo, intentando una sonrisa que no llegaba a sus ojos.

Minho, sentado a mi lado, arqueó una ceja pero no dijo nada.

Intenté concentrarme en mi comida, pero mis pensamientos seguían volviendo a nuestra interacción de ese día. Sin querer, moví mi pie y lo sentí rozar la pierna de Newt. Ambos nos tensamos. Retiré mi pie rápidamente, pero el daño ya estaba hecho. Mi cara se puso roja, y me obligué a mantener la compostura.

Newt, tratando de romper el silencio incómodo, habló de nuevo.

—¿Qué tienes planeado para hoy?

—Lo de siempre —dije, intentando mantener mi voz firme. Mi corazón latía con fuerza en mi pecho, y no podía evitar lanzar miradas a Newt mientras comíamos. Cada vez que nuestros ojos se encontraban, sentía un escalofrío recorrer mi cuerpo.

Mientras hablábamos, nuestras manos se rozaron cuando ambos alcanzamos un pedazo de pan al mismo tiempo. Retiré mi mano de inmediato, sintiendo el calor subir a mis mejillas.