aurora ━━━━ Newt

─── two

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—¡AURORA!

Me desperté sobresaltada al escuchar esa maldita voz por quinta vez en la noche. Me senté de golpe en la pequeña cama de la cabaña de Alby, ayer el moreno llego a la conclusión de que por mayor seguridad era mejor que me quedara alejada de los demás hombres y por mi mejor.

Camine hasta la puerta para salir de ahí, aun era de noche y todo estaba en silencio. El sonido de una puerta abriéndose me asusto, haciéndome dar un pequeño salto, giré la cabeza bruscamente y vi a un chico rubio salir de su cabaña. Mis ojos se abrieron de par en par y sin pensar, me metí rápidamente a la cabaña, dejando la puerta entreabierta para espiarlo.

Observe como el cerraba con cuidado su puerta y se alejaba con paso decidido. Parecía muy triste, casi decaído y había algo misterioso en su forma de moverse. La tensión en mi pecho aumento, pero la curiosidad fue mas fuerte.

Esperé unos segundos, asegurándome de que el no volteara y luego salí de la cabaña en silencio.

La curiosidad mato al gato, ¿verdad?

Lo seguí a una distancia segura, mis pasos eran ligeros y cuidadosos, manteniéndome siempre a la sombra, mientras el avanzaba. Paso por la finca en donde todos dormían en hamacas y se quedo unos minutos ahí.

Que miedo.

Pude ver en su rostro una mirada llena de dolor, como si estuviera a punto de hacer algo y ellos fueran la razón por la que no se atrevía. Sus ojos se detenían en cada uno de ellos, como si estuviera despidiéndose.

Que intenso.

¿Qué le pasara al pobre chico?

Siguió caminando hasta llegar a una especie de mirador de madera. Yo no subí, me quedé detrás de un árbol y lo observé en silencio. Vi cómo se detenía al borde del mirador y con un suspiro profundo, se dejaba caer de rodillas. No dramáticamente, solo se sentó, lo dramático fue lo que hizo después.

Comenzó a golpear suavemente la baranda de madera con sus puños, como si tratara de desahogarse, pero sin hacer movimientos fuertes para no llamar la atención. Cada golpe resonaba sordo en el silencio de la noche, acompañado de sus sollozos contenidos.

Me quede allí, observándolo, sin saber que hacer. Eso fue espantoso. De repente, pise una rama seca que crujió bajo mi pie. El levanto la cabeza y miro en mi dirección, sus ojos se entrecerraron en la oscuridad. Mi corazón se detuvo por un instante y sin pensarlo dos veces, gire sobre mis talones y corrí de vuelta a la cabaña antes de que pudiera verme.

De vuelta en la pequeña habitación, cerré la puerta con cuidado y me dejé caer en la cama, el corazón aun martilleando en mi pecho. Los pensamientos de lo que había visto y de su dolor llenaban mi mente, haciéndome imposible pensar en otra cosa. Finalmente, el agotamiento me venció y me quede dormida con su imagen en mi mente, preguntándome que era lo que lo tenia tan destrozado.