De parejas y amores (BTS Shots)

NamJoon

Intro

Los pensamientos de Namjoom hacia la chica con la que está apunto de romper, antes de ver todos sus años de entrenamiento consumados con su debut.
                                          

Tienes que dejar de jugar con tus manos, es algo de lo que te he hablado millones de veces, pero tu no me prestas atención. Nunca lo haces. Todos sabemos que retuerces tus dedos de ésa manera cuando estás nerviosa.

Yo te he visto así un montón de veces: la primera vez que me dijiste que me amabas, en nuestra primera cita, aquél día en que me presentaste a tus padres, la ocasión en la que conociste a los míos...

Siempre te humedeces los labios antes de decir alguna cosa que consideras importante, cómo para llamar la atención del que te escucha.
Algo que estás haciendo ahora, y algo de lo que siempre he estado enamorado.

Aunque ya no más... O eso trato.

Tengo una idea de lo que vas a decirme. De lo que preguntarás. Y a pesar de que no quiero escucharte, sé que tienes que hacerlo, y yo debo de responderte con toda la sinceridad que pueda reunir para ti.
Y a los dos nos dolerá, creeme, pero puede que ti un poquito más que a mi.

Mientras remueves tu batido sin levantarlo de la mesa, yo decido que ya estoy preparado, o algo cercano a eso.

Es verdad que la idea de ponerte lejos de mi se me antoja odiosa y me tortura. Pero la idea de tenerte atada a mi, y no ser capaz de brindarte toda la atención que te mereces es aún peor.
Ignoro las lágrimas detrás de mis ojos, acomodándome en la silla, tragando fuerte cuando empiezas a hablar.

Miro en tus ojos ese diminuto atisbo de esperanza que consigue hacer que mi alma se rompa en mil pedacitos, quitándome todo el coraje que he reunido de camino hasta aquí. Recorro tu rostro con los ojos, aceptando el hecho de que no seré capaz de hacerlo con mis dedos de nuevo.
Veo tus pupilas moverse de un lado a otro, evitando encontrarse con las mias. Tu cejas. La parte de tu frente que tu flequillo deja a la vista. Tu pelo, cayendo alrededor de tus delgados hombros. Tu barbilla, que está temblando un poco, y reparo en tus labios. Tienen esas finas líneas que se forman cuando los muerdes demasiado, y están húmedos, embarrados ligeramente con el espeso batido que has estado sorbiendo de a ratos.

Tan hermosa, me digo, maldiciéndome a mi mismo, y romperé su corazón.

- Me haz hecho falta - Dices, soltando un suspiro.

Resisto el impulso de contestarte lo mismo y me hecho hacia atrás en el asiento, intentando lucir indiferente. Tiene que parecer que no me importa.

- He estado ocupado - Contesto manteniendo la voz baja para que no notes lo mucho que me tiembla.

- Lo sé - Y el agua inunda tus ojos, muerdes tus labios, a punto de llorar - Sé que lo haz estado- Sabes más que eso, sin embargo, sabes porqué estamos aquí.

Tiene que parecer que no me importa. Contengo el aliento y desvío mis ojos de los tuyos, inseguro de si podré aguantar verte así.
Un nudo se forma en mi garganta antes de decirte:

- Lo estaré más, ésta semana filmaremos el vídeo - Compongo una sonrisa, tratando de lucir cómo que espero una felicitación cuando todo lo que quiero es que me abofetees.

- Eso es bueno - Sigues maltratando tu labio - Felicidades.

- Si - Digo.

- ¿Cuando tendremos otra cita?... ¿Crees encontrar tiempo después de grabar? - Aquí vamos, y lo presientes, porque las palabras que salen de tu boca son apenas susurros.

- No creo que tengamos otra... - Se me cierra la garganta, las dos sílabas salen apretadamente - Cita.

Debe de haber sonado cómo que me daba asco salir contigo para que el dolor se refleje de ésa forma en tu cara. Me hecho hacia delante, la necesidad de abrazarte quemando en mi piel. Pero tiene que parecer que no me importa, así que apoyo los codos en la mesa.

- ¿Qué...? - Sueltas, y sé que eres más inteligente que eso. Que haz comprendido el significado de lo que he dicho, pero quieres darme la oportunidad de dar marcha atrás sobre ello. Y yo deseo tomarla, en serio lo hago, a pesar de que dejo que el rumor de las demás conversaciones en el local llene el espacio que le sigue a tus palabras hasta que te das cuenta de que no pretendo decir nada más - Lo entiendo.

Suenas rígida y fijas la vista en el frente sin estar mirando hacia nada en realidad. El truco que usas para esconder tus lágrimas cuando estás a punto de romperte.

Está hecho.
La impotencia recorre cada una de mis células, y sé que podría arreglar esto. Lo sé, pero eso implicaría destruir un montón de cosas más.

Me levanto con lentitud, y voy hacia el mostrador para pagar la cuenta. Mi visión es borrosa mientras camino sobre mis pasos, con dirección a las puertas transparentes de éste lugar al que no planeo volver nunca. Esquivo la última mesa en la que estuvimos juntos con la mirada, conocedor de que no seré capaz de soportarlo si te veo.

Tiene que parecer que no me importa, así te lastimaré menos. Por un momento, deseo haber traído mis lentes de sol, tomo la estúpida nota mental de no volver a dejarlos en casa.

Unas manos pasan alrededor de mis hombros, apretándolos con fuerza, y te veo frente a mi, de puntillas para poder alcanzarme. Salado, suave y doloroso. Nuestro último beso. Me entremezco cuando me sueltas, llorando con más ímpetu.

-Dime que no sentiste nada, no es algo que puedas fingir - Retas, con conocimiento de que no puedo responderte.

Afuera, el mánager apunta hacia su muñeca con un gesto de reprimenda. Suelto tu cintura, continuando mi camino a pasos rápidos. No volteo a verte, por miedo a que las lágrimas que hacen que mi respiración se corte decidan salir y luego yo no pueda detenerlas.

Tiene que parecer que no me importa. Pero lo hace. Y por un momento las palabras que dijiste allí dentro, ése "Lo entiendo" que me había parecido tan distante, toma sentido dentro de mi cabeza.

Comprendo que lo haces. Que sabías que algún día esto pasaría, aunque nunca lo hubieras mencionado. Todos los años que te pasaste animándome después de cada practica dura, las veces que te llamaba y hablábamos por teléfono hasta que uno de los dos se dormía al otro lado de la línea, cuando te aparecías en el dormitorio y cocinabas para todos... Eras consciente de que todo eso culminaría en el día en que todo nuestro esfuerzo estuviera a punto de ser mostrado al mundo.

Y aún así seguiste adelante. Porque te te importaba. Y tu me importas, por más que tenga que ser de otra manera de ahora en adelante.
Algún día, nos olvidaremos.

Y tu me perdonaras. Y yo me perdonaré a mi mismo, por haberte hecho sufrir tanto, incluso desde el primer momento.