A pesar del gran cansancio que Freen había estado cargando durante los últimos días, esa tarde acudió feliz a las prácticas. Finalmente, después de tanto tiempo aguantando las cosas de Saint, tendría que guardárselo para sí mismo, después de todo, Rawe estaría cerca y Freen estaba segura de que Rawe no dejaría que la tratara como basura.
Freen llegó quince minutos antes al hospital, solo para poder hablar un poco más con Rawe y Rebecca. Se sintió tan feliz desde que Rebecca despertó, era como si su vida desde entonces tuviera un propósito: Ayudar a Rebecca en su total recuperación.
-Buenas tardes a las mujeres más bellas de este hospital -dijo Freen emocionada, entrando a la habitación, ya que la puerta estaba abierta-. En su mano llevaba una rosa blanca y una roja.
-Hola hija. Llegas temprano -dijo Rawe, sin dejar de notar las flores en la mano de Freen-. Supuso que eran para Rebecca pero, cuando Freen extendió la blanca hacia ella, su boca se abrió en completa sorpresa.
-Le llevaba rosas blancas a mi madre cuando iba al pueblo y, bueno, pensé que a usted le gustaría -dijo cordialmente al ver a Rawe tomar la flor para ella e inhalar la fragancia-.
-Gracias querida -le agradeció emocionada-.
-También traería algunos chocolates, pero Rebecca no puede comerlos por ahora y la señora Rawe afirmó que no le gusta el chocolate -dijo y sonrió cuando miró en dirección a Rebecca y vio que la castaña movía su cuerpo con impaciencia sobre la cama-.
-¿No quieres hablar conmigo? -preguntó la chica de ojos avellana antes de escucharla bufar y Freen volvió a sonreír, acercándose a la cama-.
-Buenas tardes, cosa hermosa -dijo Freen, estirando la rosa roja hacia ella-. Te traje una amiguita -Rebecca frunció el ceño-.
-¿Amiguita?
-Sí, la flor -explicó Freen-. La compré en una florería y bueno, está pasando por un proceso difícil, ¿puedes cuidarla por mí?
-¿Qué tiene? -preguntó Rebecca, visiblemente preocupada-.
-Sólo le quedan unos días de vida -dijo Freen al ver Rebecca abrir la boca en total desesperación-. Pero ella no siente dolor y no sentirá ningún dolor -explicó Freen-. La traje a pasar sus últimos días con la persona más especial del mundo.
-¿Yo? -preguntó Rebecca confundida y Freen asintió, aún sonriendo-.
-Sí. De esa manera ella será muy feliz.
-¿Me ayudarás a cuidarla, Freen? Nunca cuidé de nadie -dijo Rebecca y Freen asintió-. Mamá, ¿Puedes traerme algo con agua para que se lo ponga?
-Rawe asintió y salió de la habitación con su rosa blanca en la mano-.
-¿Cómo estás? -preguntó Freen-.
-Triste. Ella morirá -confesó Rebecca-.
-lba a morir de todos modos ya que la cortaron -explicó Freen-. Pero esto es sólo una pequeña parte. Su corazón seguirá latiendo allí en el rosal del que sacaron esta rosa -dijo Freen al ver a Rebecca oler los pétalos-.
-Se dio una ducha, Freen.
-¿Cómo dices?
-Baño. Huele bien. Tomó un baño -dijo Rebecca, haciendo reír a Freen con la suave expresión de su rostro-.
-Quería oler bien para visitar a su nueva amiga -dijo Freen al ver a Rebecca sonreír emocionada-. ¿Dormiste bien, Bec?
-Sí. Pero te extrañé -respondió Rebecca con sinceridad-. Hoy Vanessa vino.
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En un parpadeo [FreenBecky] [Adaptación]
FanfictionRebecca Patricia Armstrong tenía sólo seis años cuando sus padres decidieron tomar sus famosas vacaciones familiares. Iban a Londres, pero el destino fue cruel, ya que un camión fuera de control se estrelló contra el automóvil en el que viajaban al...