¡Candy Angel! | El único objetivo de Adam, además de asesinar a cada demonio que tuviese en frente a cualquier momento del día fuese o no fuese el exterminio, era conquistar el corazón de aquel pelirrojo.
Y para eso tenía que convertirse en un ángel...
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El primer hombre era un tonto con el ego inflado, según las palabras del propio Castial, y si no era muy exigente con sus estándares, era... simplemente una cara bonita.
Pero no lo admitiría en voz alta, se lo llevaría a su tumba, si llegaba a morir de nuevo en una oportunidad. Aunque era poco probable que eso pasara. Lo tenía todo en el Cielo, considerando que era exactamente un paraíso para las almas afortunadas que habían tenido un buen comportamiento en la tierra. Las paredes divinas lo protegían de cualquier impureza de más allá, negándole a la muerte volver a llevarlo para darle un descanso definido. Y considerando que su padre aún no estaba allí, se sentía completamente satisfecho con ello, suponía.
Y volviendo a Adam, era lo único que irrumpía su dulce tranquilidad. No era muy agradable tener a un acosador detrás de él a cada hora del día ¿bueno? Sobre todo si es un hombre de 2 metros que siempre conservaba el comentario más repugnantemente insinuante para cualquiera en el Cielo en la punta de su lengua todo el tiempo.
La manera en la que se habían conocido era curiosa. Castial atravesó las puertas del Cielo con su rostro hecho una completa sorpresa y a la vez su mente vuelta un revolcón de ideas felices, lo cual no tenía sentido, pero en su cabeza sí.
Chocó con Adam accidentalmente por andar mirando a todas partes, menos en lo que tenía en frente. Luego, Castial buscando algún tipo de música de su gusto para entretenerse, topándose con un concierto de la banda de Adam. Luego, Adam y Castial chocando de nuevo. Y por último, Adam persiguiendo a Castial por todas partes porque sentía curiosidad por el pelirrojo.
Castial sabía algo. No era simple curiosidad. Mucha gente le había advertido algo; Adam se jodería a cualquier cosa que tuviese piernas.
Así que, punto dos que le bloqueaba la vista de un Adam atractivo, era un don juan.
Sí, a Castial le parecía estúpido. A pesar de ser una persona dulce en todo sentido, eso no le quitaba que era maduro a la hora de ver cuando era o no conveniente un hombre.
Hombres.
Chasqueó le lengua al pensar en tal palabra ( aunque él era uno de ellos, pero no uno de ellos, lo cual tenía todo sentido en su cabeza ). Sacudió la cabeza, intentando no pensar en ello considerando que tenía al rey de roma junto a él. Adam solía visitarle muy a menudo. Entraba a su casa por cuenta propia de vez en cuando, especialmente los días que Castial salía con frecuencia. Otros esperaba fuera de su puerta a que le abriesen después de dos toques insistentes. Esta era una de esas veces, que increíblemente no solían ocurrir la mayoría del tiempo.
