VII

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A medida que los días pasaban, la relación entre Kageyama y Hinata se profundizaba aún más. La pasión y el amor que compartían se entrelazaban con su vida diaria y su compromiso en el voleibol. El equipo de Karasuno continuaba ganando partidos, y la relación entre Kageyama y Hinata se fortalecía con cada desafío superado.

Una tarde, después de un partido agotador, el equipo decidió relajarse en un parque cercano. El sol se estaba poniendo, y la brisa fresca ofrecía un alivio después del calor de la cancha. Kageyama y Hinata encontraron un rincón tranquilo del parque y extendieron una manta sobre el césped para disfrutar de la noche.

Mientras se recostaban en la manta, el cielo estrellado sobre ellos parecía aún más brillante en comparación con los días anteriores. Hinata, con una sonrisa, se acomodó junto a Kageyama, apoyando su cabeza en el hombro del setter.

—¿Sabes, Kageyama? Me encanta cómo podemos encontrar momentos de tranquilidad incluso después de los partidos más agotadores. —dijo Hinata, su voz suave y tranquila.

Kageyama miró a Hinata, su expresión suavizándose. Había algo en la paz de la noche que le hacía sentir más abierto, más dispuesto a compartir sus pensamientos.

—Sí, es agradable. Y también es porque estás aquí. —respondió Kageyama, sus palabras llenas de sinceridad.

Hinata levantó la vista, sorprendido pero encantado por la respuesta de Kageyama. Se inclinó hacia él y le dio un beso suave en la mejilla.

—Gracias, Kageyama. Tú también haces que estos momentos sean especiales.

La noche avanzó, y mientras el equipo de Karasuno seguía disfrutando de su tiempo libre en el parque, Kageyama y Hinata permanecieron juntos, hablando sobre sus sueños y sus planes para el futuro. La conexión entre ellos se sentía más fuerte que nunca, y ambos sabían que, sin importar lo que sucediera, siempre tendrían el uno al otro.

Entre el Voleibol y las EstrellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora