Alondra pensó que no volvería a ver a Rainelis luego de aquella noche en su departamento. creía que la haberla echado de una forma tan cruel simbolizaba también echarla de su vida.
La triste pintora no la quería cerca, eso estaba claro.
Y, aunque dolía, Alondra había comenzado aceptar el hecho de qué sus vidas iban en dos direcciones completamente opuestas.
Por supuesto, cruel como siempre, la vida planeaba un nuevo encuentro entre ambas almas rotas.
Fue mientras Angie le escribía a su novia, y un tatuaje para una adinerada clienta que la campana de entrada sonó.
No se voltea mirar. Había perdido la costumbre, pues ya no tenía nadie a quien esperar.
Se sorprendió mucho cuando, segundos después, escucho pasos acercándose lentamente. Fue extraño, pues no había escuchado siquiera la voz de la persona que había entrado.
Cuando se giró, su corazón comenzó a latir con rapidez.
Sus ojos, sin esperarlo ni desearlo, se habían encontrado con los de Rainelis.
- Vas a tatuarla. — Murmuró la peliazul con melancolía.
Ella también no estaba el cambio de Rai. Ella también veía su piel enfermiza, la oscura ropa holgada que tiempo antes le había quedado fenomenal. Ella también notaba su mirada baja.
- Yo... — Tartamudeo la pobre Angie. Aquello le resultaba incómodo. — Creo que te dejaré trabajar, Alo.
La joven se fue rápidamente y, aunque Rai estaba allí, Alondra comenzaba a sentirse muy sola.
- Sé que prometí que no volverías a verme, Alondra. — Susurró la pintora mientras daba pequeños pasos en dirección a la pared con los dibujos y la frase de Harper Lee. — Pero necesito un nuevo tatuaje... y tú lo has hecho todos, y yo no confío en nadie más.
Y, aunque aquel no era el momento que muchos habrían considerado indicado, Rai dejo escapar un par de lágrimas.
- ¿Por qué lloras, Rai?
Ella suspiró.
- El dragón y el unicornio siguen ahí. — Sollozó mientras miraba el dibujo que había hecho poco antes de dejarla. A Alondra se le encogió el corazón al recordarlo. — ...Y se aman, Alondra. Son felices.
- Y seguirán allí, amándose con felicidad, hasta que tú pierdas todas las esperanzas que aún tienes. Hasta que pierdas todas tus oportunidades.
Alondra no pudo saberlo, pero esta simple frase fue el detonante de todo el desastre que siguió.
- Entonces es una lástima que pronto tengan que irse.
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La tatuadora de libélulas // Railo
Fanfiction'Alondra Michelle marcaba la piel de las personas. Rai marcó su corazón. ---•---•---•---• ! La historia original le pertenece a @AllysonDeVil. Adaptación sin fines de lucro, todos los créditos son para el autor.