4. ✧ Bosque Azul✧

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-Ojos Azules... -repitió para sí misma, curioso nombre pero evidente para el dueño de la mirada azulada-. Soy Lyra.

De la misma manera, el joven portador de la mirada cielo pareció asimilar y familiarizarse con el nombre. El silencio se adueñó del lugar, ambos con dudas sobre el otro. Lyra observó su mochila, como si la solución para dejar la tensión se hallara dentro de ella. Ojos Azules no despegaba su vista de la mujer. Aunque Lyra hasta ese momento se mostró inofensiva, tenía cierta desconfianza. ¿Por qué regresó? Y lo que más le preocupaba ¿Había más con ella?

-¿Hay más? -Ojos Azules se atrevió a romper el silencio con señas-. ¿Humanos?

-No, vine sola -respondió Lyra. Ojos Azules miró el camino que pensó que tomó la mujer, entonces supuso que había más humanos. Necesitaba confirmarlo, saber si podía estar en peligro.

Entendiendo su preocupación. Después de todo, él debería tener más familia, un refugio propio. Observó sus rasgos un momento, pero no lo suficiente para poner incómodo al joven simio, sintiendo su rostro familiar.

Las dudas aún existían sobre el uno y el otro, aunque ninguno se atrevía a eliminarlas tan fácilmente. Lyra tomó la iniciativa esta vez.

-Sé que no hay motivos para que confíes en mis palabras, pero nadie sabe de ti y tu compañero del otro día -dijo Lyra. Si quería resolver sus dudas, era justo resolver cualquier preocupación que pudiera tener su nuevo conocido; no sería un interrogatorio, solo lo importante.

Con un movimiento leve, alejó su mochila de sus piernas y se la extendió, asegurándose de no invadir su espacio-. Si no te agrada, puedes revisar. No hay nada que pueda usar.

La mirada azulada ahora estaba confundida. La manera tan sencilla en la que ofrecía lo único que pertenecía que tenía le parecía tan rara.

¿Es tonta o lo toma por tonto?

Ojos Azules extendió su brazo ligeramente, apenas tocando la tela de la mochila con sus nudillos, alejándose casi al instante, sin revisar su contenido.

-Quizás no esté ahí -insinuó, sugiriendo que podría ella estar ocultando algo y no esté donde aparentemente cargaba sus pertenencias.

Lyra no insistiría, tenía razón. Lo único que tenía que podría usar como arma era una pequeña navaja en su bolsillo del pantalón, pero no lo contaba como arma por su pequeño tamaño; la usaba para cortar cosas que necesitaba en sus pequeños viajes nocturnos. Aun así, no estaba dispuesta a que lo que consideraba un avance se perdiera en un segundo.

-¿Hay simios observándonos? -se atrevió a preguntar, esperando que no le fuera honesto pero confiando en que no los había por el momento. Después de todo, ya la habrían inmovilizado o atacado.

Como lo esperaba, Ojos Azules negó de la misma manera, sintiéndose tranquila de que su suposición fuera correcta.

El ambiente alrededor de ellos parecía más denso. El bosque, con sus altos árboles y la brisa fresca de la mañana, ofrecía un contraste con la tensión palpable entre ellos. Los rayos del sol apenas penetraban el dosel del bosque, creando un juego de sombras y rayos de luz que añadía un aire de misterio a la escena.

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⏰ Última actualización: Sep 15 ⏰

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