¿Una ninfa entre los simios?
Lyra Morgan carga con el peso de una promesa rota. En un pasado que guarda en secreto, Lyra fue testigo y partícipe de eventos que llevaron a la casi extinción de la humanidad. Ahora, vive entre los últimos sobreviviente...
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Lo que antes era el laboratorio conocido como Gen-Sys, responsable del brote de la Gripe Simia, no era más que un edificio vacío invadido por la naturaleza. Plantas y maleza crecían sin control, los escombros se acumulaban en los rincones y los pasillos, alguna vez iluminados por cegadoras lámparas y llenos de actividad humana, ahora eran propios de una visión apocalíptica: oscuros, abandonados y llenos de sombras. Las celdas, que antes del incidente habían sido habitadas por simios, no eran más que estructuras con vidrios rotos o estrellados, testigos mudos de una tragedia.
El sonido de pájaros y animales que lograban colarse resonaba por toda la estructura, el único indicio de vida en el lugar. Sin embargo, una figura rompía la monotonía de la desolación: una mujer arrodillada, de cabello color platino, ojos azul cielo, frente a una de las celdas. Sus dedos recorrían el cristal de manera casi inconsciente, como si estuviera perdida en recuerdos.
Lyra era una intrusa en aquel lugar desolado, rodeada de plantas, escombros y objetos de uso químico y médico, que habían sido abandonados en el caos. Su presencia contrastaba con la soledad y el abandono del edificio. La nostalgia y el dolor se reflejaban en sus ojos mientras recordaba cómo ese lugar había sido en su momento: intacto, lleno de voces, gritos y la presencia de seres vivos que nunca volverían.
Cada rincón del laboratorio era un recordatorio de un pasado que se había desvanecido. Las risas y conversaciones de los científicos, los ruidos de los equipos en funcionamiento, todo había desaparecido. Lyra podía casi escuchar los ecos de aquellos días, un tiempo antes del colapso, cuando la esperanza aún era posible. Recordaba a los simios, especialmente a los ojos inteligentes de César, que la habían observado desde sus primeros dias de vida. Sentía una conexión con ellos, una mezcla de culpa y admiración que la había llevado de vuelta a este lugar prohibido.
No podía permanecer mucho más tiempo en el laboratorio. Aunque su corazón y su nostalgia la empujaban a quedarse, sabía que debía regresar al refugio. Cualquier excusa que pudiera dar para justificar sus salidas ya no servía; su tiempo afuera era un riesgo constante. En el refugio, la seguridad era primordial, y cada minuto que pasaba fuera ponía en peligro no solo su vida, sino también la de aquellos que contaban con ella.
Con un suspiro profundo, Lyra se levantó, dejando atrás los fantasmas del pasado y el peso de los recuerdos. Cada paso que daba resonaba en los pasillos vacíos, un eco de lo que alguna vez fue y nunca volvería a ser. Sabía que debía avanzar, aunque el pasado siempre estaría con ella, susurrando en cada rincón abandonado de Gen-Sys. Mientras se dirigía hacia la salida, una última mirada a las celdas vacías la hizo detenerse.
Lyra se prometió a sí misma que no permitiría que el sacrificio de esos seres quedara en vano. A pesar del caos y la destrucción, ella seguía luchando, por ellos y por la humanidad que quedaba. El mundo había cambiado irrevocablemente, pero su determinación de encontrar un nuevo camino hacia adelante era inquebrantable.
