Capítulo #2

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Emma

Fue inevitablemente cubrirme los oídos con ambas manos al escuchar el muy ruidosos chillido que soltó Summer. Genial, otra vez vendría el vecino del frente a quejarse y dar su largo discurso sobre su agotadora jornada laboral y que nosotras impedíamos su tan merecido descanso y bla bla bla… si, era uno de esos viejos regordetes con poco pelo, con ese típico asepecto de profesor retirado, que siempre encuentra momento para darte una de esas charlas aburridas dónde te cuestiona todo en lo que no está de acuerdo, si que era un fastidio. Aunque en realidad lo comprendía, Summer era mi mejor amiga y compañera de piso, y era tan hermosa como escandalosa, hasta llegar al punto de irritar.

—¡¿Podrías callarte de una jodida vez, loca?! —le dijo con un tono casi suplicante Jessie—. ¡Ya van como ocho gritos desde que empezamos está conversación, que apenas ha durado 10 minutos!.

Jessie era mi otra compañera de piso y mejor amiga. Las tres vivíamos juntas en un departamento y nos las arreglábamos para pagar el alquiler, todas teníamos un trabajo con el sueldo decente, y dedicabamos la mitad de cada uno para las necesidades del hogar. El lugar era conciderablememe amplio, no en exceso, pero si lo suficiente como para que las tres convivieramos sin problema alguno. Tres cuartos, cocina con barra, salon bastante espacioso, comedor, baño con tina, y un balcón con vistas a un jardín, al que teníamos acceso los inquilinos del edificio. Nada mal, de hecho era perfecto desde mi punto de vista y todas lo abíamos decorado a nuestro gusto.

—Es que no puedo evitarlo, no todos los días tu mejor amiga se lía con un tío guapisimooo —expresó con una sonrisa de oreja a oreja notablemente emosionada.

Ella era la clase de chica que por más edad que tuviera se emosionada con facilidad, y algo exagerada, bueno, creo que no me expresé bien, muuuuy exagerada.

—Summer, no me he líado con él, solo he impedido que se lanzará de una azotea, apenas hemos entablado una conversación normal —le repetí por enésima vez.

Bueno, no es algo extraño, tú no eres normal, ¿como van a serlo tus conversaciones?.

—Vaale, puede que no se hayan líado, pero si que era muy guapo, ¿A qué si?.

—Bueno, algo así…

Hizo un ademán de pegar otro grito y ya me la estaba imaginando como una de esas caricaturas que tienen estrellitas en lugar de ojos y con brillitos a su alrededor, pero esta vez Jessie, o en otras palabras: la única de nosotras que aún concervaba algo de su sentido común, le cubrió la boca con sus manos para evitar un sangramiento de oídos, si continuábamos así, nos quedaríamos sin tímpanos de por vida.

—Como vuelvas a abrir esa bocota, Summer, te prometo por Lukitas que la que te lanzará por una azotea seré yo, ¿¡me entiendes!?.

Lukitas, un hockey Siberiano, no solo era nuestro perro de mascota, era el consentido de la casa, como nuestro bebé al que cuidabamos y amabamos más que a nada en el mundo. Este se hizo presente en el salón ante la mención de su nombre y se puso a ladrar moviendo su cola felizmente.

La pelirroja asintió con la cabeza, aún con la mano de Jessie en su boca, la cual retiró despacio para que está última que tenía un carácter de mierda, no sé enfadara.

Jessie suspiró y se dirigió hacia mí— Emmy, dime, ¿la situación de Dylan te ha recordado algo?… Quiero decir… ya sabes…

Desvíe la mirada hacia un punto fijo que no fueran ellas, sabía a lo que se refería, y ellas más que nadie me comprendían, así que no ser sincera con ellas, en realidad no era una opción.

—Jessie, si te digo que no, te mentiría, definitivamente ver a Dylan en esa situación me ha afectado más de lo que me gustaría.

Summer de inmediato comenzó su modo drama y se lanzó hacia mi en un intento de darme confort, luego de limpiar unas lágrimas invicibles de sus ojos.

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