Emma
Atravesamos el umbral principal del edificio con la disposición de llegar al departamento. La jornada laboral había sido agotadora y el rostro somnoliento de Samy era la prueba perfecta de ello. Tenía una expresión cansada y los párpados se le serraban solos por momentos, dejando claro las intensas ganas que tenía por dormir un rato. Al salir del elevador nos dirigimos a la puerta con el número 58 y con la llave que tenía de repuesto la abrí para adentrarnos a la estancia.
-Creo que me dormiré aquí mismo -replicó en modo de queja el castaño, señalando la alfombra mullida color rosa pastel del salón.
-Creo que podrás aguantar hasta la habitación de Jessie -le aseguré riéndome de su cara de perezoso.
A Samy lo conocí cuando Summer nos lo presentó. Y el hecho de que su hermana fuera una de mis mejores amigas conllevó a que nos relacionaramos bastante seguido, hasta el punto en que nos llevaremos muy bien, ya lo concideraba como parte de mi familia. De hecho, fue él quien me presentó a Lara con la propuesta de unirme a su banda. Samy era una versión masculina de Summer, con la excepción de que él no tenía el cabello tan rojo como ella, pero si un color avellana que se le asemejaba mucho. Algunas pecas desordenadas por su rostro y los mismos ojos verdes aseituna de su hermana mayor. Un chico coqueto, pero a la vez algo tímido, un poco torpe e inseguro de sí mismo, pero nada que un elogio por parte de la morena no pudiera solucionar. Samuel era el novio que toda chica desearía para su mejor amiga, a pesar de que era un año menor que esta ambos tenían una química increíble, estaba muy segura de que el no lastimaría ni en mil años a Jessie, y eso era algo que me calmaba.
Nos despedimos con un gesto vago con la mano y cada uno nos dirigimos a nuestras respectivas habitaciones, con las ansias de recostarnos, él no vivía con nosotras, compartía departamento con los otros miembros de nuestra banda, pero si que venía amenudo y algunas veces como esta se quedaba a dormir, en especial las noches en las que nos tocaba trabajar, que me acompañaba hasta casa para no venirme sola.
Dejé la funda de mi guitarra en la esquina donde siempre estaba y me dispuse a ponerme el pijama para dormir, ya me ducharía por la mañana. Justo cuando iba a recostarme en el colchón la canción del tono de llamada de mi celular me interrumpió. En la pantalla estaba grabado un número que no tenía registrado en mis contactos, pero aún así decidí responder.
-¿Hola? -atendí luego de descolgar.
-Emma, ¿eres tú? -habló una voz masculina desesperada al otro lado de la línea telefónica, que se me hacía extrañamente familiar.
-Soy yo, ¿pero quién habla?.
-Soy Jeremy, el amigo de Dylan, ¿me recuerdas?.
-Claro, ¿pero que pasa, por qué llamas a esta hora? -ya mi tono era había abandonado la confusión, está vez pasando a la preocupación.
-Necesito por favor que vengas rápido a casa de Dylan, él está mal. -respondió ya al borde de la desesperación.
-¡¿Qué tiene, le pasó algo?!
-Es un asunto muy largo como para explicarlo por teléfono, pero por favor necesito que vengas.
-De acuerdo estaré allá en un par de minutos -colgué la llamada torpemente porque ya la preocupación estaba controlando mi siestema nervioso y a paso apresurado salí corriendo fuera de casa, sin nisiquiera cambiarme de ropa antes.
***
Toqué el timbre y en menos de diez segundos me abrió la puerta un desesperado Jeremy.
-¿Dónde está? -pregunté apenas fui consiente de su presencia frente a mi.

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Eclipse
Fiksi RemajaEl día y la noche, el blanco y el negro, el sol y la luna... que por muy diferentes que resulten ser, juntos crean una convinación tan única como maravillosa. Tan diferentes el uno del otro. Una sonrisa luminosa que oculta oscuridad, un rostro serio...