Capítulo #3

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Emma

Ya habían pasado tres días, ¡Tres largos días!, desde que estaba con Dylan en el restaurante, no había sabido nada de él desde entonces, debido a que no se había pasado por el gimnasio y no quería aparecerme en su casa así como así, ya que estaba más que segura que la principal razón por la que se había marchado sin más ese día era por mi estúpida pregunta. Agh, que fastidio, ¿En dónde estaba yo metida cuando repartieron el don de pensar las cosas antes de decirlas?, seguramente peleando con alguien por mi falta de paciencia, si, de seguro era eso...

¿La culpa?... La culpa me estaba comiendo poco a poco por dentro.

-¡EMMA, VUELVE YA DE LA LUNA CHICA! -un fuerte grito me sacó de mis pensamientos bruscamente, y por poco me ahogo con la pajita de colores de mi malteada.

Di un respingo en dirección de la voz femenina, y era Lara, mi jefa, me hubiera preocupado por un descuento de sueldo, pero no, Lara rompía el prototipo de la jefa malvada de esas que aparecían en esas telenovelas en dónde todo era puro drama, por el contrario, ella era muy amable y siempre estaba dispuesta a despertarme de mis viajes astrales cuando visitaba la luna, que por lo general eran bastantes frecuentes.

Pues tremenda tarea tan complicada.

-¿Que pasó?, Menudo grito.

-¿Me estás escuchando lo que te estaba diciendo? -frunció el seño en mi dirección.

-¿Qué, me estabas hablando?... digo... a si, si, claro que me estabas hablando, ¿Por quién me tomas?.

-A si, pues dime qué estaba diciendo -dijo retadora.

-Aah... me estabas preguntando... aha por... Ah si, por las canciones que tocaría hoy y...

Soltó una fuerte carcajada burlándose de mí- Eres un caso perdido Emma, te estaba preguntando que te parecía la decoración y si combinaba con los manteles de las mesas.

-Ah si verdad, claro, eh si, están muy bonitos, tienes un gran gusto.

-¿Que te tiene tan distraída, pequeño torbellino? -preguntó con interés.

-¿A mí?, Nada, ¿por qué lo preguntas?.

-Vamos, le dices eso a quien no te conozca, pero a mí no me vas a venir con ese cuento -espetó como si fuera obvio.

-Agh, a veces odio que me conozcas tanto...

Y así fue, le conté todo lo sucedido, desde el momento en que pice esas escaleras para subir a la azotea, hasta el ruido que emitió la silla de Dylan al arrastrarce cuando se marchó hacía tres días.

-Valla...- analizó la situación rascandose la barbilla.

-Sí, soy una idiota -dije sin muchas ganas.

-Idiota no era la palabra que estaba buscando exactamente... pero sí, creo que podría sustituirla -soltó divertida.

-Oye, la causa es que me animes, no todo lo contrario.

-Yo creo que no te tienes que estresar tanto, tarde o temprano el pasará por el gimnasio y ahí te podrás disculpar, es eso lo que quieres ¿no?.

-Claro, tal vez toqué un tema sensible para él y...

-Te recuerda a Amy ¿Cierto? -interrumpió.

...Y otra vez la grandiosa Lara dió jústo en el clavo, no podía ser más cierto lo que decía, tanto que dolía aún siendo un tema ya sanjado, era abrirme puertas a una etapa de mi vida que tanto me había costado cerrar, abrirme una herida ya cicatrizada y recordarme lo mucho que lastimaba nuevamente, y no podía quedarme con la sensación de que mi pregunta indevida podría significar lo mismo para él, me sentía muy mal por eso y la conciencia me lo recordaba continuamente.

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