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Sus manos permanecieron juntas todo el trayecto.

Y cuando el vagón paró, los ojos de Checo instantáneamente buscaron los de su compañero.

Max se apresuró a bajar del vagón, todo le daba vueltas y su pánico otra vez se apoderó de él.
Avanzó a grandes zancadas a punto de correr, esquivó a toda velocidad las personas y se hizo hueco entre ellas para poder seguir su camino.

En cambio, Sergio con el estómago y el corazón encogido, tuvo que trotar para poder alcanzar a Max, quien ya le había sacado varios metros de distancia.

Lo siguió por detrás hasta que estuvieron en un lugar más alejado, la preocupación de Sergio cada vez era mayor, y no podía evitar sentirse culpable de haberle hecho pasar un mal rato a Max.

Sergio alargó la mano y la envolvió en el brazo de Max, él dio un respingo al sentir el contacto cálido y se dio la vuelta para ver quién le había parado.

Max estaba sorprendentemente pálido, con la respiración entrecorta que hacía que su pecho subiera y bajara rápidamente, sus ojos dejaban entrever pánico. Y eso a Checo le estrujó el corazón.

Sergio movió su mano entre lanzando sus dedos con los de Max. Y este miró perplejo aquella acción, pero tampoco quitó su mano ante el tacto.

La preocupación brillaba en los ojos del Mexicano.

- Estás bien, Max? - le preguntó sin más, y le dedicó un apretón de manos.

Aquello hizo reaccionar a su compañero, quien lo miró con los ojos como platos, mientras pasaba su mirada nerviosa a sus manos, pero de nuevo, decidió envolverse en el tacto cálido de Checo.

- Si si, solo me mareé y bueno, me dio un ataque de pánico - soltó mientras se reía de manera histérica, dios eso no había salido bien.

Checo asintió

- Perdón por presionarte, no sabía que le tenías miedo - Soltó Sergio, pero aquel comentario no le hizo ninguna gracia al holandés, quien le dedicó una mirada asesina y gruñó.

- No le tengo miedo - resopló enojado.

La actitud de Max era una mezcla de mezquindad con cariño, era tan raro pero a la vez adictivo, que cada vez que Sergio se topaba con él, no podía parar sus pensamientos pero sobretodo, se había vuelto muy frecuente que Sergio divagara pensando en Max.

- Vamos a comer algo - río Sergio y decidió estirarse para poderle pasar un brazo sobre los hombros de Max, aún seguía pálido, y quería confortarlo, aunque no le salieran las palabras estaba empezando a tomarle cariño. Le palmeó el hombro y decidió separarse, no quería que se mal entendiera la situación, más aparte temía
que alguien los pudiera reconocer. O al menos eso se repetía a sí mismo, intentando calmar aquellos sentimientos que comenzaban a florecer en su estómago. Llamado mariposas comúnmente.

Y así sin más se encontró una vez más con la extraña sensación de querer ser más cercano a Max.




















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Nota de mi para ustedes!

Si has llegado hasta aquí, te lo agradezco mucho, espero te esté gustado.

Entre otras cosas, quisiera avisarte que voy a cambiar algunas cosas. A partir de ahora veremos directamente a través del personaje.

Sin más que decir, te mando saludos!

Gem.

PD: CABRÓN // CHESTAPPENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora