Después de un duro día en el cual Jimmy casi se nos va, los chicos estaban tranquilos en casa. Era casi de noche y estaban terminando de comer.
—Empiezo a pensar que venir al bosque fue mala idea— habló Clyde.
Todos asintieron.
—Yo se los dije— afirmó Tweek.
—Lo sabemos cariño—
—P-pero bueno. Ya estamos aquí—
—Tienes razón — concordó Token con Jimmy.
—Por lo menos la tarde estuvo tranquila— dijo Clyde.
—Eso es algo— respondió Craig.
—Bueno. Yo voy a dormir ya—Clyde se levantó de la mesa seguido de Jimmy y Token.
—Supongo que nos toca fregar los platos—
Craig solo sacó su dedo del medio en dirección a los chicos. ¿Cómo se les ocurra ponerlos a él y a su novio a fregar? Son unos malditos.
—¿Me ayudas Craig?—
—Ahí voy cariño—
Después de fregar ambos se dirigían a su habitación, hasta que Craig notó una escalera que daba al techo al fondo. ¿Cómo no la había visto antes?
Curioso se dirigió a esta. Miró hacia arriba y subió para abrir la rendija. Como sospechaba, la escalera daba hacia el techo. Bajó con cuidado y llamó a Tweek. Ambos subieron al techo, aunque después de minutos de convencer al rubio de subir.
El cielo estaba despejado esa noche. Las estrellas brillaban fuertemente. A Craig le encantaban las estrellas, bueno, todo lo relacionado al espacio en realidad. Tweek lo sabía.
—Mira que lindas Craig—
El pelinegro estaba fascinado. Jamás había podido apreciar tan espléndidamente las estrellas. En la ciudad, o incluso en el pueblo, el aire estaba contaminado, por loq ue se veían borrosas a veces.
Craig y Tweek estuvieron sentados en el techo de la casa unos minutos viendo las estrellas. El pelinegro le explicaba a su novio con entusiasmo sobre algunas de estas.
De un momento a otro se empezaron a besar y una cosa llevó a la otra.
::Mientras en la habitación donde se quedaban Token y Clyde::
—¿Estás escuchando eso?— preguntó asustado Clyde.
—Deben ser los gatos—
—Token, estamos en el bosque. ¿De dónde van a venir los gatos?—
—Entonces son Tweek y Craig que descubrieron la escalera al techo. Ya duérmete Clyde—