3. El encuentro de Shen Jiu

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El mundo mortal era un sitio vasto, cada rincón oscuro estaba repleto de enfermedad y miseria, el constante abuso de poder en cada lugar era una enfermedad contagiosa que no paraba de dispersarse.

—Señor Inmortal Shen, es un honor tenerlo en nuestra tierra.

A cada sitio al que iba, Shen Yuan era recibido con una atención minuciosa. Detrás de lo detalles cuidadosamente arreglados, había un sinnúmero de pecados cometidos. En su vida, él nunca había visto la suciedad tácita, sólo pudo poner los pies en la tierra y buscar esa suciedad por sí mismo, adentrándose voluntariamente y aprendiendo toda la crueldad y sangre que había sido derramada en la tierra.

Su persona solo incitaba a mostrar el lado bueno, los gobernantes ocultaban la más mínima mancha porque estaban muy seguros que serían desplazados si una figura tan poderosa con el Inmortal Shen la veía.

Los cultivadores eran respetados, y si esos cultivadores respetaban a alguien incluso más poderoso, los simples mortales no se atrevían a llevar la contraria. Shen Yuan era conocido por todo el mundo mortal, considerado alguien justo con los justos y cruel con los crueles. Toda familia que se atravesara por sus ojos era cuidadosamente evaluada, descubría el más mínimo acto de corrupción sin importan cuan oculto estuviera. No era alguien fácil de engañar, por no decir imposible.

Shen Yuan no pudo encontrar un rastro de su hermano en el primer año de búsqueda, no habían pistas por las que empezar, solo pudo recorrer el mundo mientras salvaba gente y apilaba un buen karma.

Pisó una nueva tierra en medio de la noche, notó inmediatamente la suciedad que era tan brumosa al punto del desagrado, su nariz se arrugó en desaprobación y se detuvo.

Escuchó gritos juveniles, una voz arrogante y enrabiada descargaba su odio sobre un cuerpo blando e infantil.

Shen Yuan se desplazó con su habitual paso silencioso, ante sus ojos apareció la imagen de dos niño, uno pateaba sin piedad al otro, como si tuviese el derecho de decidir sobre otra vida.

Era inaceptable.

Su aura se volvió fría, toda el área circundante entró en una espesa tensión que hizo temblar a los habitantes de aquel pueblo.

Qiu Jianluo se detuvo ante la amenaza, su sudor salió a flote inmediatamente y el miedo hizo que su corazón latiera a punto de salir de su pecho. Al sentir la mirada detrás de él, dio media vuelta asustado como una cervatillo en alerta, sus pupilas se dilataron cuando vio de frente a un alto hombre envuelto en finas telas de un blanco puro e inmaculado, parecía un ser celestial que había bajado al mundo mortal. Sus piernas se debilitaron, solo pudo arrodillarse y mirar fijamente hacia el suelo, doblegándose ante el poder.

Shen Jiu, por otro lado, se sentó sin comprender bien la situación, miró al desconocido y quedó brevemente aturdido.

—¿Papá? —dijo en un murmuro, luego de unos segundos se dio cuenta de lo que había dicho, frunció el ceño con enojo y desvió su mirada llena de un dolor reprimido.

Shen Yuan observó al niño, su corazón había comenzado a latir desenfrenado al notar las facciones delicadas y muy bien parecidas a las de su madre.

Era un niño precioso, pero la simple mirada desprendía un sentimiento de agudeza heredada de su padre. Ese brillo de superación, incapaz de arrodillarse ante cualquiera.

Qiu Jianluo podía sentir el frío acercarse, era como una enorme avalancha de nieve que prontamente caería sobre él hasta asfixiado.

Shen Jiu, por el el contrario, sintió el abrumador poder que podía ser notado con unos simples pasos, era como una montaña acariciando juguetonamente el suelo, incapaz de destruir lo que aparecía a su paso. Parecía gentilmente destructivo.

A-Yuan gegeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora