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Abel

Estoy en mi oficina, rodeado de mis hombres armados, la tensión palpable en el aire. Miro a Andrei, mi mejor amigo, que está de pie frente a mí, nervioso. La paciencia se me está agotando.

—Golpeo la mesa con el puño— Andrei, ¿cómo es posible que nadie haya encontrado nada sobre esa chica?!

—Titubea— Lo siento, jefe. Estamos haciendo todo lo posible, pero es como si ella no existiera.

—¡No me vengas con excusas! La vi con mis propios ojos. Tiene que haber información sobre ella.

De repente, uno de mis hombres entra apresuradamente.

—Jefe, tengo la información.

Extiendo la mano y tomo el informe que me entrega. Lo leo con atención, sintiendo cómo mi expresión se suaviza mientras avanzo.

— Daiana Miller, 19 años... Trabaja de mesera en la cafetería "Dolce Gusto". Hija única, su padre falleció... Solo tiene a su madre, Katherina, que tiene cáncer... Ha tenido varios trabajos para pagar las quimioterapias de su madre.

Levanto la mirada, pensativo, mientras proceso la información. Siento la curiosidad y el interés aumentar dentro

—Me repito en la cabeza—Daiana Miller... -Pausa- Así que esa es la chica de ojos mieles...

— Lo Con curiosidad- ¿Qué vas a hacer, Abel?

— Vamos a acercarnos a ella, pero con cuidado. No quiero asustarla. Necesito saber más sobre su situación y por qué me tiene tan intrigado.

—insistiendo- ¿Qué te hizo esa chica que te tiene así?

—Irritado- Nada que te importe,Solo cuando la vi sentí como si la conociera desde antes.

-Asiente, tomando nota de mi reacción- Entendido, jefe. Nos encargaremos de eso.

-Asiento- Bien. Y Andrei, asegúrate de que nadie más se entere de esto. Quiero manejarlo personalmente.

-Con firmeza- Claro, Abel. No se preocupe.

Me recuesto en mi silla, aún con la mente en Daiana, mientras Andrei y el resto de mis hombres salen de la oficina a cumplir mis órdenes.

En ese momento, la puerta se abre bruscamente y entra Clarissa, mi ex, con una expresión de furia en su rostro.

-Mirándome con ojos llameantes- ¿Quién es esa puta, Abel? ¿Tienes a otra?

Se acerca al escritorio y ve el expediente que tengo en mis manos. Su rostro se llena de celos y rabia.

-Levantando la voz- ¡Así que es por ella! ¡Una mesera! ¿Qué tiene ella que no tenga yo?

—Me coloco las manos a ambos lados de mi cintura intentando mantener la calma—Clarissa, lárgate. Nosotros ya no estamos juntos. No estás enamorada de mí, solo estás obsesionada con mi dinero.

-Con desesperación- ¡Yo sé que me amas aún!

-suelta una risita burlona— No, Clarissa. No te amo. Es patético que vengas aquí a hacerme una escena de celos.

—¡No puedes decirme eso! ¡Tú eres mío!

—Levantándome y señalando la puerta- Lárgate, Clarissa. Ahora.

Clarissa me mira con furia y dolor antes de salir bruscamente de la oficina, dejando tras de sí una estela de tensión. Me siento de nuevo, intentando recuperar la compostura.

—Nesecito salir de esta oficina ya.

Con el coraje de todo lo ocurrido, agarro mi saco y salgo de mi oficina con una postura firme, mirando seriamente a cualquier persona que se encuentra. Al llegar al ascensor, Andrei se acerca a mí.

—Oye, Abel, voy a ir al club esta noche. ¿Te interesaría ir?

—Niego seriamente—No, Andrei. No tengo ganas.

Entro al ascensor, mi mente todavía en la chica de ojos miel y el vestido que le gustó. Tomo mi teléfono y hago una llamada a mis hombres para buscar la talla de Daiana. Al salir del ascensor, llego a mi auto y subo a él, conduciendo a casa. Al llegar, me estaciono y veo a mi hermana pequeña, Alessia, corriendo hacia mí.

—Fratello!

— Hola, angioletto. ¿Te has portado bien con las señoras y los profesores?

-Asintiendo- Sí, Abel.

Entramos a la casa y nos dirigimos a la mesa para cenar. Alessia está entusiasmada y comienza a contarme sobre su día en el kinder.

—La pequeña me mira hablando rápidamente- Hoy en el kinder hicimos un dibujo de nuestras familias y la maestra dijo que el mío era el mejor. ¡También aprendimos una nueva canción!

—Sonrío, escuchándola atentamente- Eso suena increíble, pequeña.

— ¿Y tú, fratello? ¿Cómo te fue hoy?

—le desordena un poco el cabello— Fue un día largo, pero tengo una sorpresa para ti.

-Ella lo observa con los ojos brillantes- ¿Una sorpresa? ¡¿Qué es?!

Miro a la señora Andrea, nuestra ama de llaves, que está en la cocina.

—Con una sonrisa- Señora Andrea, ¿puede traer la bolsa, por favor?

La señora Andrea asiente y trae una bolsa grande desde la cocina. Alessia la mira con expectación.

—ella muestra una sonrisa cálida - Aquí tienes, Abel.

Tomo la bolsa y se la entrego a Alessia.

—Adelante, ábrela.

— Emocionada, abre la bolsa y saca una muñeca hermosa- ¡Es preciosa, fratello! ¡Gracias!

—Sonrío satisfecho- Me alegra que te guste, angioletto. Te la mereces por ser tan buena y esforzarte tanto en la escuela—

—¡Eres el mejor, fratello!

Nos sentamos a cenar, y mientras comemos, pienso en lo afortunado que soy de tener a Alessia. Ella es lo más importante en mi vida y haré todo lo posible para protegerla y darle lo mejor.

Después de cenar, me despido de Alessia.

—le da un beso en la cabeza- Buenas noches, angioletto. Estoy cansado y voy a mi cuarto a descansar.

—Buenas noches, fratello. Te quiero.

— Yo también te quiero, pequeña.

Me dirijo a mi cuarto y cierro la puerta detrás de mí. Tomo mi teléfono y hago una llamada a la boutique del vestido que le gustó la chica de ojos miel.

—Buenas noches.
Quisiera hacer un pedido. Sí, el vestido que está en la vitrina, talla mediana. Quiero que lo entreguen a mi apartamento con una carta que diga: "Una bella donna dovrebbe indossare questo vestito" ¿Puede ser entregado mañana? Perfecto, gracias.

—Cuelgo el teléfono y me dirijo al baño. Abro la ducha y dejo que el agua caliente corra sobre mi cuerpo, relajando mis músculos tensos. Pienso en esos ojos miel que me tienen cautivo.

—susurro para mi mismo— ¿Qué me hacen esos ojos miel?

—Mientras me baño, siento una erección comenzar a subir. No puedo evitarlo, los ojos de Daiana invaden mi mente. Me agarro la polla, masajeándola lentamente desde el tronco hasta la punta. El placer es intenso, y me dejo llevar por las fantasías de esos ojos que no puedo sacar de mi cabeza.

—Respiro con dificultad—Daiana...

—Mantengo el vaivén de mi mano durante varios minutos, aumentando la intensidad de los movimientos, hasta que finalmente libero mi orgasmo con un gemido ahogado. Me apoyo en la pared de la ducha, recuperando el aliento.

—¿Qué me hacen esos ojos miel?

Termino de bañarme, me visto con ropa cómoda y me dirijo a la cama. Me acuesto, aún con la mente en la chica de los ojos miel, y cierro los ojos, esperando que el sueño me lleve..


Nota de la autora!

Hola! Esta es la primera historia que escribo y pido algo de discreción si hay mala ortografía o si los caps son cortos !

Espero que les guste mucho<3

Att- Pao<3

AbelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora