7:00 am
—se levanta cansada, sus ojos se abren lentamente mientras suena el despertador. Se sienta en la cama, suspira y se frota los ojos antes de levantarse y prepararse para el trabajo...
—Otro día más... Vamos, mamá me necesita. se viste rápidamente y sale de su apartamento. Mientras camina por las calles de Mónaco, pasando por las tiendas lujosas de tal ciudad mirando los costosos y hermosos vestidos. Sus ojos se detienen en un vestido
—Algún día..—dice ella en sus pensamientos
—Una sombra alta tapa el sol detrás de daiana a lo que ella lo mira un poco asustada—
—Una mujer con tanta belleza debería portar ese vestido. —sorprendida y un poco halagada, sonríe tímidamente.—
—Gracias... Pero no puedo permitírmelo.
—El hombre asiente con comprensión y se aleja. —
—Ella sigue su camino hasta llegar al café donde trabaja. Entra y se pone su delantal, lista para otro largo día de trabajo.—
—Vamos, solo unas horas más. —Interior del café, más tarde—
—Ella está limpiando mesas cuando se acerca a su jefe, un hombre de mediana edad con una expresión siempre severa y asquerosa .—
—Señor Martin, ¿podría hablar con usted un momento?
El la observa y le responde con brusquedad-¿Qué quieres, Daiana?
— Necesito un pequeño adelanto para pagar las medicinas de mi madre. Solo sería un adelanto de mi próximo sueldo,prometo trabajarle horas extras..
— El la mira de arriba abajo con una sonrisa desagradable—Sabes, Daiana, podría darte el adelanto... si me das algo a cambio.
—Ella siente una oleada de enojo y asco.—
— No estoy interesada en eso. Solo quiero el adelanto.—se burla en su cara con su típica sonrisa grotesca
—Entonces no habrá adelanto. Ahora vuelve a trabajar.
— aprieta los puños y se aleja, furiosa. Sigue trabajando, atendiendo a los clientes con una sonrisa forzada.-
—Perro asqueroso día cuando menos se lo espere,le voy a voltear la cara de una cachetada —se repite ella en su cabeza—
7:30 pm
—Daiana está terminando su turno cuando su mejor amiga, Adela, entra al café y se sienta en una de las mesas vacías,hasta que ve una persona que le alegra su día—— Adela,¿que haces aquí? —Sonríe
Necesitaba un café y ver a la mejor amiga mas linda de todas.¿Cómo vas?
—La mira encogiéndose de hombros—Aquí, ya sabes, lo de siempre. Matándome en este trabajo y viviendo de propinas
—La mira preocupación— Daiana, no puedes seguir así. Este trabajo te está matando. Mira, sé que no te gusta la idea, pero el club necesita chicas. El dinero es bueno y te ayudaría a salir de este agujero.
—Frunce el ceño— Ya te dije que no, Adela. No puedo trabajar en un lugar así. No es para mí.
—Suspira— Lo sé, lo sé. Pero solo piénsalo, ¿sí? No tienes que hacer nada que no quieras. Podrías ser simplemente camarera allí también.
— Mira a su alrededor y susurra— hoy le pedí un adelanto a Martin para las medicinas de mamá. ¿Sabes lo que me dijo? Que me lo daría si me acostaba con él.
—Abre los ojos de par en par, enojada— ¡Ese sucio asqueroso! No puedo creer que te haya dicho eso. ¿Por qué no lo denuncias?
—Sacude la cabeza— No puedo. Necesito este trabajo, aunque me cueste soportarlo. Prefiero seguir aquí, al menos tengo mi dignidad.
— Entiendo. Solo quiero lo mejor para ti, Daiana. Te mereces algo mejor que esto.
— Gracias, Adela. Lo tendré en cuenta.
—Adela la abraza antes de salir del café. Daiana observa cómo su amiga se aleja, pensando en sus palabras mientras se prepara para salir a su
—¿Cuánto más podré aguantar esto? —
—Al salir de su turno Daiana camina por las calles oscuras de Mónaco, las luces de las tiendas lujosas brillan a lo lejos. Llega a su modesto apartamento y entra, sintiéndose exhausta. Se quita el delantal y se sienta en su cama, sacando las propinas del día. Las cuenta cuidadosamente, pero su expresión se oscurece al darse cuenta de que el dinero no es suficiente para pagar las medicinas de su madre.-
—No es suficiente... Nunca es suficiente...—Suspira profundamente, sintiendo la desesperación apoderarse de ella mientras guarda el dinero en una cajita junto a su cama. Luego se acuesta, mirando el techo, tratando de no dejarse vencer por
—Tiene que haber una manera... Tiene que haber una solución.
—En otra parte...—
—Nesecito que me averigües todo de Ella ahora

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Abel
AzioneEn un bullicio barrio de una gran ciudad, un infame mafioso conocido por su despiadada ambición se cruza con una camarera que lleva una vida tranquila pero complicada. Ella trabaja en un café modesto, intentando mantener a su familia a flote mientra...