Mis pensamientos se arremolinan, completamente sorprendida por la propuesta de Abel. No puedo evitar sentir una mezcla de incredulidad y desconfianza ante su generosidad repentina.
Frunzo el ceño, sin saber si estoy escuchando bien. La oferta es tentadora, pero también me resulta difícil de creer. No quiero parecer ingrata, pero la idea de aceptar algo así me hace sentir incómoda.
—¿Una oportunidad? —pregunto, tratando de entender qué hay detrás de todo esto—. No sé qué pensar... es una oferta muy generosa, pero no quiero que pienses que estoy aprovechándome de ti.
—Quizás un poco —admite con una sonrisa ligera—. Ya que quería ver ese vestido en ti. Pero te lo di para que lo llevaras con orgullo. Mi oferta es sincera.
El aire parece cargarse de tensión. Mi mente sigue girando mientras intento procesar sus palabras. El parece un hombre de palabra , pero esto es tan inesperado que no puedo evitar sentirme nerviosa.
—¿Y por qué harías algo así por alguien que apenas conoces? —pregunto, mi voz temblando ligeramente—. Solo intentaba conseguir el dinero...
—Lo sé —interrumpe, con firmeza—. Y por eso te estoy dando esta oportunidad. No te estoy pidiendo nada inapropiado. Solo quiero compartir una cena contigo. Y quiero que te sientas cómoda y segura en ese vestido.
Mis manos tiemblan un poco. Aceptar su oferta no es algo que hubiera planeado, pero parece sincero. Sin embargo, aún no entiendo del todo sus motivos.
—Está bien... pero sigo sin entender por qué. ¿Ni siquiera sé tu nombre?
—Me llamo Abel —dice, sus ojos aún fijos en los míos—. Mira, Daiana, a veces uno encuentra a personas que merecen una oportunidad. Y creo que tú mereces esta oportunidad.
Mi sorpresa aumenta al escuchar mi nombre. ¿Cómo sabe quién soy? Antes de que pueda formular una pregunta, El continúa.
—Sé que trabajas en la cafetería —dice—. También sé que no es suficiente para cubrir todas las necesidades de tu madre. Y que tu padre se fue cuando tenías solo cinco años, dejándote a ti y a tu madre con muchas dificultades.
Siento que el suelo se desploma bajo mis pies. Estoy completamente atónita, con el corazón acelerado y una oleada de miedo. ¿Cómo puede saber tanto sobre mi vida? Me resulta difícil ocultar mi inquietud.
—¿Cómo sabes todo eso? —pregunto, mi voz apenas un susurro—. No te he contado nada sobre mi vida personal.
Abel parece comprender mi reacción. Su expresión es una mezcla de tristeza y comprensión.
—Eh investigado
Me quedo en silencio, asimilando sus palabras. Aunque su oferta es abrumadora, la idea de que alguien quiera ayudarme desinteresadamente es difícil de aceptar. Sin embargo, sus intenciones parecen sinceras, y el peso de mis propias preocupaciones me lleva a considerar su propuesta.
—¿Y qué quieres a cambio? —pregunto finalmente, sintiendo que necesito entender más—. ¿Por qué te importa tanto mi situación?
—No espero nada en particular —responde Abel con una sinceridad que casi me duele—. Solo creo que todos necesitamos un poco de ayuda en algún momento, y me gustaría ser esa ayuda para ti, si lo permites.
Asiento lentamente, con una mezcla de cautela y esperanza. Pienso en aceptar su invitación a la cena, aún sintiendo una ligera inquietud, pero dispuesta a ver qué depara esta inesperada oportunidad.
—Está bien —digo—. Aún no se si aceptar la cena,solo quiero pensar y aclararme
El se mantiene observándome y siento que, de alguna manera, un peso se ha levantado de mis hombros. La noche que viene podría ser el comienzo de algo nuevo, pero también me queda la sensación de que aún hay muchas cosas que descubrir.
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Abel
ActionEn un bullicio barrio de una gran ciudad, un infame mafioso conocido por su despiadada ambición se cruza con una camarera que lleva una vida tranquila pero complicada. Ella trabaja en un café modesto, intentando mantener a su familia a flote mientra...