Volviendo a Ozzie's

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Asmodeus se levantó, hace tiempo no dormía tan bien o siquiera dormía sin tomar sus pastillas para dormir

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Asmodeus se levantó, hace tiempo no dormía tan bien o siquiera dormía sin tomar sus pastillas para dormir. Había algo en esas cintas que lo había tranquilizado de una manera que no podía explicar. Esas cintas, aunque estaban llenas de quejas y sarcasmos por parte de su Fizzy, tenían una sinceridad cruda que Asmodeus nunca había conocido. Al mirar al costado, observó el reproductor de cassettes que estaba en su escritorio, todavía encendido y esperando la siguiente grabación. Decidió que mejor iría a desayunar antes de dirigirse a Ozzie's. No sabía cómo iban las cosas por ahí, ya que hacía tres años que Beelzebub lo ayudaba a manejar sus clubs, algo que había solicitado él mismo debido a su indisposición para volver a pisar tan solo la calle. Al levantarse y ver qué había para desayunar, notó un pequeño desayuno ya preparado en la cocina, una bandeja con frutas frescas, pan tostado, un poco de queso y una taza de café. Asmodeus sonrió ante ese detalle, seguramente obra de Beelzebub o algún otro de sus sirvientes. Tomó la taza de café y se dirigió a la mesa del comedor, disfrutando del primer sorbo caliente que recorrió su garganta. Mientras desayunaba, se puso a pensar sobre los cassetttes de Fizzy. ¿Qué era lo que le atraía tanto de esas grabaciones? Quizás era la falta y la verdad de Fizz, la manera en que hablaba sin filtros, diciendo exactamente lo que pensaba y sentía. Asmodeus estaba acostumbrado a rodearse de aduladores y personas que decían lo que él quería oír, pero Fizz era diferente en todo sentido...

Al terminar su desayuno, se dirigió a su habitación para vestirse. Abrió el armario y eligió uno de sus trajes favoritos, una prenda elegante que exudaba poder y sofisticación. Mientras se arreglaba frente al espejo, no pudo evitar preguntarse cómo estaría Ozzie's, desde la perdida de Fizz no deseaba ir hasta hoy, ya era hora de salir de su burbuja y enfrentar el mundo exterior, aunque fuera solo por un rato. Con decisión, se dirigió a la puerta principal, recogió las llaves de su coche y salió. El aire fresco de la mañana lo recibió y, por primera vez en mucho tiempo, sintió una chispa de emoción al enfrentar el día.

Al llegar a Ozzie's, notó varias caras de asombro y no era para menos; tres años sin ver al "Gran Asmodeus, rey del anillo de la Lujuria" era un acontecimiento ¿sorprendente? la gente murmuraba, algunos se inclinaban en una reverencia respetuosa mientras otros observaban con curiosidad y admiración. Asmodeus mantuvo una expresión serena, aunque por dentro sentía una mezcla de nerviosismo y expectativa.

Entró al club, dejando que la familiaridad del lugar lo envolviera. La decoración lujosa y el ambiente decadente seguían intactos, un reflejo de su esencia. Beelzebub lo vio entrar y se acercó rápidamente, una sonrisa tranquila en su rostro.

—¡Asmodeus! es un placer verte de nuevo aquí, honestamente no te esperaba pero me alegra verte —dijo Beelzebub, extendiendo una mano en saludo.

—Gracias, Bee —respondió Asmodeus, estrechándole la mano—. Era hora de regresar a mis labores y dejar de molestarte, se que tu también tienes cosas que manejar en tu anillo y más el mío tuvo que haber sido mucha sobre carga.

"𝐃𝐞𝐚𝐫 𝐎𝐳𝐳𝐢𝐞..."Donde viven las historias. Descúbrelo ahora