Rubia

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              Narra: Elizabeth Mills

Me ciento en mi silla y tomo la botella de agua que dejo la secretaría en mi escritorio al dejarla devuelta en el escritorio veo a Nick en la puerta.

Enarco una ceja y me recargo en mi silla él entra y se acerca a mi le indicó que se siente pero el niega.

- qué necesitas Nick.

- vengó a disculparme contigo.

- no es necesario que te disculpes.

- claro que lo es yo fui un idiota no debí tratarte así tú no tenías la culpa de nada es solo que últimamente yo he estado muy estresado con lo del bautizo y lo demás y el que tú supieras que somos parte de  la mafia solo me estreso un poco más.

- está bien todos tenemos días malos no importa pero si se vuelve a repetir te golpeare.

El se ríe y asiente se despide y sale de mi oficina yo tomo mi teléfono y veo la hora son las dos de la tarde y me muero de hambre.

Me levanto de la silla y salgo de la oficina me encamino a la de Sebastián al llegar a la puerta su secretaria se levanta y me mira mal.

- no puede entrar hasta ser anunciada.

Asiento y ella toma el teléfono habla y después lo deja de nuevo me mira.

- puede pasar.

Me encamino a la puerta y la abro al entrar la cierro con seguro, veo al hombre sentado en la silla mierda toda una fantasía sexual recargado en la silla el cabello desarreglado la camisa con los primeros dos botones abiertos y los ojos cerrados.

El me mira mientras me acerco sonrió cuando  hace un poco para atrás la silla y se toca la pierna indicándome que me siente sobre él yo lo hago al estar en sus piernas él me abraza de la cintura yo pongo mi cabeza en su cuello y dejo todo mi peso sobre el.

- qué pasa preciosa.

- me muero de hambre.

El se ríe y besa mi cabeza yo salgo de mi escondite y tomo su nuca lo atraigo a mis labios y lo beso el me sigue el beso yo me acomodo a horcajadas sobre él mientras que lo beso.

Él levanta la cadera lo que hace que su muy notorio bulto se refriegue en mi sexo suelto un gemido lo que él aprovecha para meter su lengua en mi boca yo le revuelvo el cabello.

Al separarnos por falta de aire lo miro sus labios se pusieron un poco rojos por el apasionado beso.

- ya no tengo tanta hambre.

- ¿no? qué quieres entonces preciosa.

Tomó su mano y la meto bajo mi falda apartó mis bragas y paseo sus dedos por todo mi sexo el me mira con lujuria mientras que ahora es el el que mueve sus dedos.

Mete sus dedos en mi hendidura y suelta un gemido seguido de un jadeo de protesta cuando los saca veo como se los lleva a la boca y los chupa hasta que ya no queda nada de mi humedad en su mano.

Me toma del cuello y me besa yo llevo mis manos a su pantalón y lo desabrocho lo bajo y saco su miembro de sus bóxers él me levanta un poco para que pueda meter su miembro en mi.

Al tenerlo dentro me dejo caer de golpe lo que me hace soltar un gemido y a él un gruñido Sebastián lleva sus manos a mi camisa y la saca de mi cabeza yo echo hacia atrás mi cabeza y entre abro mis labios Sebastián aumenta el placer al empezar a succionar mis tetas y llevar sus dedos a mi intimidad.

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