Mi Luna de Plata - Pasión

Capítulo 7: Estaca al corazón

Tino D.

No creo que pueda existir el mundo una persona con la suerte más revuelta que la mía. Justo ahora que necesito averiguar lo que Jane tenía pendiente antes de morir, nos volvemos a encontrar con otra funesta escena.

- Soy Valentino Dalmazzi, alfa de Brokemond – teníamos que llegar precisamente en este momento, Thomas el viejo alfa de Clarsonfield, ha muerto hace unos días y hoy era su entierro, la muerte al parecer nos persigue donde vayamos.

- Lo sentimos mucho – comunica Will hacia el hombre que nos recibe en aquella cabaña.

- Mi nombre es Charlie Byrnes y ahora están hablando con el alfa de este lugar, ¿Qué necesitan? – pregunta mostrando su amabilidad pero sin dejar atrás sus aires de superioridad.

He quedado sin más opciones donde buscar alguna respuesta, necesito descubrir que era lo que tenía en mente Jane tras la confesión de Lucille y los síntomas que ella presentaba, debo ayudarla aun cuando todo haya acabado entre nosotros, era mi deber y la he dejado sola con esa incertidumbre. Will y yo acompañamos unos momentos, no estaba demás nuestra visita ya que gracias a esto pude presentarme ante todos y estrechar lazos de amistad, sobre todo con Charlie a quien debía ponerlo al tanto de lo sucedido en Boston y explicarle como al parecer un extraño ser estaba cometiendo estos atroces actos.

- No tengo ni la más mínima idea de lo que pueda ser eso – expresa con cierto asombro al detallarle lo sucedido.

- Deben proteger su zona y ante cualquier movimiento inusual deben estar alertas, esto por si decide moverse a otro lugar, de todas formas los mantendremos al tanto desde Boston.

La hora de despedir a Thomas había llegado, después de esto debemos volver, ya nada había aquí para nosotros y no necesitábamos perder tiempo en búsquedas sin resultados.

Después de la ceremonia todos empiezan a dispersarse, al volver a vivir estas escenas muchos recuerdos llegan a mí, todos sobre la muerte de Jane, Sanders y también aquellos de las dolorosas noticias que recibía por aquel entonces.

En la entrada del cementerio una mujer con un velo oscuro no ha dejado de seguirnos con la mirada, no es una de nosotros, es humana, pero sigue con mucha atención nuestros movimientos.

Al salir pasamos muy cerca de ella, me mira fijamente y yo a ella, se detiene al descubrir mi interés por su aparición.

- No confíen en él, ¡váyanse! – repite en tono bajo mirando hacia ambos lados – muerto vivo, es uno – sus ojos se desorbitan al notar una presencia cercana.

Alguien la lleva abrazada hacia un auto y se sube junto a ella desapareciendo en pocos segundos, de pronto Charlie aparece junto a nosotros.

- ¿Los acompaño a la estación? – se ofrece a guiarnos en esta nueva ciudad.

- Esa mujer, ¿Quién es? – pregunto con mucha curiosidad después de tan extraño encuentro.

- ¡Ah, ella!, pobre, su nombre es Ofelia, enloqueció hace algunos años al descubrir el secreto de los hombres lobos y desde entonces se la pasa hablando una y otra tontería por el pueblo, no dejen que ella los perturbe.

De regreso no dejo de pensar en aquella mujer, al parecer era otra víctima de nuestra especie, ¿cómo pudo desequilibrarse de tal manera?, definitivamente la mente es tan frágil, aunque a juzgar por su apariencia no lo parecía, es evidente que padece algún tipo de trastorno pero etiquetar locura en su caso me parece extremo, en fin ellos eran quienes la conocían y aparentemente estaba bajo su protección y cuidado.

Llego a casa con el rabo entre las patas, me fui con nada y regreso de la misma forma.

- ¿Qué tal el viaje? – comenta Adrien al verme abatido sobre el sillón, destapo mi rostro y le confieso sobre mis planes y también algo del suceso extraño en Clarsonfield.