Tino D.
Son ya cinco meses desde que Lucille se fue a Londres y a pesar de que la extraño demasiado, no he perdido la cordura, aún. Considerando lo impulsivo que soy, eso era una buena señal. Ella y yo nos comunicamos todos los días a pesar de la diferencia de horario.
La mayor parte de mi tiempo lo mantengo ocupado en mi trabajo y eso llena el vacío que siento al tenerla lejos de mí. Solo así logro despejar mi mente y evito salir corriendo para ir tras ella. Otro de mis pasatiempos ahora, es visitar y cuidar de Giani, mi sobrino y pronto ahijado.
Lamentablemente hemos perdido a Ale y a Leo, su verdadero padre lucho hasta el final por ellos y antes de que se formara un largo y desgastante juicio por su custodia, mi padre decidió conciliar con él. Eso lo ha devastado y no deja de culparse día a día por haber sido tan intransigente con David. Ahora que se encontraba en el otro lado de la orilla comprendía su posición y lo entendía perfectamente.
Los mellizos ahora se encuentran en Italia con su familia paterna. Sin embargo, durante las vacaciones se quedarán con nosotros. Para mis padres fue duro revelarles la verdad, pero ya a sus doce años lo entendieron perfectamente. Poco a poco la tristeza de ambos se ha aliviado con la presencia de Gianluca, él es ahora el centro de toda su atención.
A pesar de que todo se encuentra aparentemente bien para nosotros, siento que han sido meses muy difíciles para mí. Sobre todo, porque después de lo sucedido en Roma, creí que al fin tendríamos nuestro final feliz. Pero no, la vida real no es así. Por ello, aun continuo aquí, esperando algún día cerrar mi libro junto a Lucille.
Entre todo este sentimiento de nostalgia que me consume, no todo eran malas noticias. Hace algunos meses Liz también dio a luz a un niño, ella me llamo para contarme sobre aquel acontecimiento y ahora estará de regreso en unos días. Sé quién sería la persona más feliz si supiera de esto, Will, por supuesto. Él ahora se encuentra preparándose en la academia de policía y saldrá aun el próximo mes.
Ella y yo nos encontramos después de tanto tiempo. Avanza hacia mi con su bebe en brazos y al ver la escena me parece tan cautivadora. La maternidad ahora la hacía ver diferente, la pequeña fierecilla que antes existió se había aplacado.
- Que bueno verte de nuevo - dice con una cálida sonrisa.
La saludo con un fuerte abrazo y sé que mi acción la reconforta. Ha estado tan sola y alejada de nosotros en sus momentos difíciles así que ahora más que nunca necesitaba sentir el apoyo de alguien.
Cuidadosamente me entrega a Andrew en mis brazos para que lo cargue. Me mira nerviosa al ver como lo sostengo.
- He estado entrenando mucho durante estos meses - respondo para aliviarla.
- Cierto, casi olvido que ya eres tío.
- Y pronto por partida triple - comento ya que ahora Vasco y Giselle también estaban esperando a su segundo bebe.
Me cuenta sobre como le ha ido en estos meses. Su embarazo si fue algo delicado y tuvo que guardar reposo durante el primer trimestre. Aun así, no dejó que la tristeza por haber perdido a Ethan la consuma y al parecer empleo su tiempo en cosas útiles.
- ¿Tú tejiendo? - digo con cierto sarcasmo - lo siento, pero la paciencia no es una de tus cualidades.
Me mira nuevamente con esos iracundos ojos color esmeralda. Durante nuestra conversación también hablamos de Lucille.
- Siento mucho no haber podido venir a tiempo para reencontrarme con ella. Aun no puedo creer que después de todo este viva. Es increíble.
Yo me encargue de contarle todo el calvario que habíamos vivido tiempo atrás. Así es, es un milagro que ella aun continue con nosotros.
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Mi Luna de Plata - Pasión
Teen FictionLa vida no ha sido facil para Vasco, alejado de su propia familia ha crecido con los ideales de destruir a esta a toda costa. Las cosas no saldran como él lo esperaba y sin querer terminara enredado en la polemica familia Dalmazzi de quien ya hemos...