Mi Luna de Plata - Pasión

Capítulo 77: Metamorfosis

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Victoria D.

He vuelto a nacer y estoy infinitamente agradecida con la vida por una nueva oportunidad. Lo primero que pensé al despertar fue en él y al no verlo me temí lo peor. Me prometió que seria el primero a quien yo viera y así lo creí hasta que levante la tapa del féretro y me encontré con la cripta vacía. Sin embargo, ahí lo encontré, luchando como siempre por mi y por mantenerme a salvo.

Se que voy a sonar como una persona sin corazón, pero para nada me duele la muerte de Cesar. Después de todo era mi padre biológico y aun así no me produce ningún sentimiento de pena o tristeza. Hizo cosas muy malas y ahora que esta muerto ha llegado su turno de pagar. También sé que el jamás me quiso, de ser así no hubiese hecho todo por ponerme frente a tanto peligro, solo me necesitaba como una herramienta para lograr sus propios fines.

Lo peor de todo es enterarme de que había desarrollado una obsesión por el parecido físico que comparto con mi madre, si Tino y todos los demás no le hubiesen puesto un alto, no sé de qué hubiera sido capaz Cesar.

¡Basta!, ya no hay nada que temer. Nuestros mayores enemigos están muertos y nosotros estamos a salvo. Al fin le ganamos a toda la maldad que nos rodeaba y solo se que de ahora en adelante todo será mejor para nosotros.

Me acerco hacia el lugar donde Claudio y Cesar murieron y observo sus cenizas derramadas entre la tierra del cementerio. El viento sopla y estas son arrastradas a lo lejos del lugar. Así es como termina todo, aquí es donde queda tanta ambición, tanta lucha por el poder. Todo para que al final termines miserablemente olvidado para el resto del mundo.

Regreso con Valentino y estamos listos para regresar a su casa, necesito darme un baño y cambiarme de ropa. Aun estaremos en Roma por unos días más, sin embargo, las ansias me carcomen por regresar a Boston y ver a toda mi familia.

Me preguntaba como reaccionaria mi madre y Axel al verme de nuevo, también muero de ganas por conocer a Sophie, quiero ver su rostro y cargarla como tanto lo había soñado. Me extraña no ver a Liz, aunque Tino me haya explicado que tenia motivos de peso para alejarse de toda esta peligrosa situación. No me dijo nada más, pero me aseguro de que ella se encontraba bien. Solo espero que pronto nos reencontremos como las mejores amigas que aun somos.

Bajo del auto para apresurar nuestro regreso, ya no quiero estar aquí. Al llegar hacia Tino lo veo mirar fijamente hacia un punto en específico. Se encuentra tan inmerso en ello que ni siquiera responde a mi primer llamado.

Al despertar de aquel trance por fin me hace caso y viene conmigo. Durante el viaje hacia la mansión de la familia Dalmazzi en Roma, le pregunto que es lo que tanto había captado su atención en el cementerio.

- No es nada importante, solo me pareció ver algo – responde fijando su concentración en la carretera.

- ¿Qué era? – pregunto con inquietud.

- Había una mujer que nos observaba – dice mientras va recordando la escena – traía un bebe en brazos.

- Es extraño, ¿Qué haría a estas horas con un bebe en un cementerio?

Ninguno de los dos llegamos a una explicación lógica para semejante hecho.

- ¿Crees que haya visto todo lo que ocurrió en el cementerio? – pregunto pensando en aquel riesgo.

- No lo creo, simplemente pasaba por ahí. Quizá iba a visitar a algún familiar.

Dejamos de lado ese tema, pues solo se trata de una simple coincidencia y como tal lo tratamos.